“Tengo un váter y una idea”.

De todas las llamadas de teléfono que recibo para hacer sesiones de fotos, esta podía ser de las más extrañas. “Tienes mi atencion”, respondí. Al otro lado de la línea, mi amiga Lucía empezaba a desgranar una idea peregrina cuya concatenación de frases me iba desencajando la cara hasta que acabó reventando en una sonora carcajada. Cuando terminé no tenía la más remota idea ni de que podría salir de todo eso ni de como lo íbamos a hacer. Mirar al vacío. Sentir el desastre.

Dije lo único que podía decir en una situación así: “Cuenta conmigo”.

– Pues a ver… he rodado un corto. Mi primera vez detrás de las cámaras.
– Ajá.
– Es sobre un presidente del Gobierno y lo que le pasa mientras está cagando en un water.
– …
– …
– …
– ¿Sigues ahi?
– Creo que sí.
– El corto se llama “EL TRONO”.
– Muy apropiado.
– Y resulta que me he quedado con uno de los váteres de la producción.
– …
– Y hemos pensado que sería buena idea llevarnoslo por Madrid y hacer una sesión de fotos con Manu, el actor protagonista sentado en él.
¿QUEEÉ?

Creo, sin temor a equivocarme que esa sería más o menos una transcripción bastante fidedigna de lo que fue nuestra conversación. O al menos lo que la risa me permite recordar. Todo un reto que logísticamente tenía varios inconvenientes. El primero y más obvio era que contra todo pronóstico no parecía lo más cómodo moverse por Madrid con un retrete. Más cuando no teníamos ni idea de donde ni como íbamos a hacer las fotos.

Fase 1: Scouting.

Lucía tenía una idea algo abstracta a la que había que darle forma, así que nos pasamos un día recorriendo Madrid en busca de localizaciones y solidificando un concepto algo etéreo. No tenía mucho sentido tener a todo el equipo dando vueltas sin rumbo fijo por la ciudad con un retrete a cuestas, así que nos limitamos a juntarnos los dos con un taburete. Solo nos interesaba tener una idea general de la composición, dejando la preocupación de la luz para fases posteriores. Lucía y su taburete hacían las veces del actor principal mientras íbamos perfilando el concepto.

Lucía y su taburete, eso sería todo de momento.

La primera localización parecía bastante obvia: el Congreso de los Diputados. Tenía varios ángulos que nos funcionaban muy bien pero Lucía argumentaba con bastante criterio que no hacía falta remarcar tanto esa obviedad y que aunque estuviésemos hablando del Presidente del Gobierno, más importante que representar el edificio era el transmitir una sensación de poder. Aún así, quedaban bastante interesantes. Os dejo algunos ejemplos con la foto original, foto con un retoque básico de color que se asemejara al look que había diseñado el director de fotografía del corto y por último con un diseño superbásico que nos pudiera dar una idea de como quedaría el cartel final.

Algunos ejemplos de las fotografías que hicimos en los alrededores del Congreso de los Diputados. Por un lado tenéis la foto original, por otro lado con un retoque similar al look que había creado el director de fotografía de la película, para que nos pudiéramos hacer una idea y por último una versión superprovisional hecha con los títulos de crédito para poder conceptualizarlo mejor.

Esta localización también tenía una pega extra, además de la obviedad y la logística y era el que no tuviéramos demasiado claro como se tomarían los equipos de seguridad del Congreso el hecho de que se estuviera haciendo una sesión de fotos con un inodoro justo fuera del mismo. Digamos que se podría malinterpretar de tantas maneras que quizás no nos apetecía pasar demasiado tiempo aclarando cosas en comisaría. Kamikazes pero no mucho.

Los siguientes puntos que nos interesaban y que podían darnos esa sensación de poder que buscaba Lucía eran los rascacielos, así que optamos por localizar en la zona de Azca, Nuevos Ministerios y obviamente las Cuatro Torres. Aquí si que hicimos muchas muchísimas fotos, jugando con un montón de focales que serían probablemente muy repetitivas de mostrar por aquí, pero para la selección final nos quedamos con estas:

Como veréis había algunas ideas muy interesantes que nos funcionaban muy bien. También hicimos una foto un poco loca que implicaba ponernos en mitad de una carretera, pero supuse que se descartaría porque hacer una foto ahí podía ser mortal y no solo en sentido metafórico.

Hecha la selección y los pequeños retoques temporales se las pasamos a la productora (Estela Films) para que también pudiera valorar cual se encajaba más. Lucía me llamó un par de días después:

– Las fotos les han encantado.
– ¡Yuhu!
– Han elegido dos.
– Perfecto.
– La que está entre los rascacielos de las cuatro torres… y la de la carretera.

Oh shit.

Bueno. Habíamos venido a jugar. Si había que buscar algo bueno siempre podíamos agarrarnos a que las dos fotos estaban relativamente cerca y simplificaba mucho la tarea de movernos con un váter por Madrid. Por otro lado, en la zona de complicaciones teníamos que pensar como íbamos a hacer la segunda foto sin morir en el intento.

Fase 2: Shooting

Estaba claro que esto iba a ser un trabajo en equipo. Una vez acordado el día y la hora con Manu Baqueiro, era hora de movilizar a parte del equipo de la productora, no solo para ayuda con vestuario y demás, sino principalmente para la nada grata ni sencilla tarea de mover un retrete.

Nuestra primera foto la hicimos literalmente encima de una papelera en la zona de las cuatro Torres, donde hubo que subir el trono y subir a Manu, totalmente caracterizado y con los pantalones bajados, para tener algo más de tiro a la hora de disparar y que el angular no agrandara demasiado las piernas en primer plano. Así que hay estaba tirado en el suelo, haciendo fotos a un señor en calzoncillos en un retrete. Un pico en mi carrera como fotógrafo.

Aquí llamamos un poco la atención pero menos de lo esperado. Supongo que en las Cuatro Torres deben pasar cosas lo suficientemente locas como para que un señor con los pantalones bajados, sentado en un retrete encima de una papelera al aire libre apenas suscite reacciones más allá de unos instantes de mirada.

Una pequeña selección de algunas de las fotos tal y como salieron de cámara.

Llegábamos ahora al punto álgido de nuestra sesión de fotos. Necesitábamos que la carretera estuviera lo más libre de vehículos posible. Estudiando la alternancia de semáforos sabíamos que carretera abajo un semáforo se cerraba y si no entraba ningun coche por el cruce tendríamos unos 30 segundos más o menos desde que pasara el último coche para:

1) Salir corriendo a mitad de la carretera.
2) Colocar un váter.
3) Colocar a Manu, que se bajara los pantalones y que se metiera en el papel.
4) Hacer fotos mientras alguien vigilaba y avisaba cuando empezaban a ponerse en marcha los coches del semáforo.
5) Recoger todo y salir de la carretera antes de que llegará el primero de ellos.

Lo que traducido vendría a ser algo como esto:

¿A quien no le va a gustar un buen reto? Fracasamos en varios intentos porque una vez colocado el váter, aparecía un coche de alguna de las calles colindantes que nos hacía tener que recoger a toda prisa. Hubo momentos de tensión y espera tensa, antes de los gritos y del todos en posición y trabajar como una maquinaria perfectamente engrasada. Hicimos tres series de fotos que nos funcionaban. Incluso nos dio tiempo a hacer algunas en vertical y algunas en horizontal. A lo loco. Agradecer a Manu la capacidad de meterse en el personaje en tiempo record. Revisándolas quedamos satisfechos. Molaban bastante.

Y no habíamos sufrido bajas en el proceso.

¡Albricias!

Algunos ejemplos de la toma en vertical directamente de cámara

Ejemplos de la toma en horizontal, directamente de cámara.

Fase 3: Selección y retoque.

Llegaba el momento de ver si tanto trabajo había merecido la pena. Ese momento en que te sientas con cierta ansiedad y con un café delante del ordenador y empiezas a ver lo que te has traído a casa. Sentir el alivio de que aun con mucho camino por delante, tenía cosas muy chulas. Muy buena materia prima que moldear.

Una vez hecha la selección, empezaba el trabajo. No solo en cuestión de adaptarla al look del corto, sino también en eliminar un montón de cosas, entre ellas los calzoncillos de Manu, porque no, Manu no iba desnudo cuando se sentaba en el retrete sino que obviamente llevaba un calzoncillo de atrezo que se bajaba con los pantalones más el suyo propio que había que eliminar. Por otro lado, había que borrar todo tipo de distracciones, para dejar la foto lo más limpia posible.

Foto 1:

Aqui podeis ver el proceso más o menos completo de toda esta foto. Primero una primera aproximación al color. Eliminación de las ramas del árbol. Darle más espacio al cielo por la parte de arriba. Crear unos últimos pisos distintos para que la torre no fuera tan evidente. Reencuadrar, transformar para equilibrar. Eliminar calzoncillo. Reajustar color. Ajustes zonales.

La transformación

Foto final.

Foto 2:

Necesitábamos esta misma foto en horizontal para cubrir otras necesidades. En este lugar era difícil haber hecho otra foto en horizontal porque habría que angularizar bastante y el tiro con el contrapicado no daba para mucho más, así que opté por crear lo que faltaba en photoshop, con ayuda de Inteligencia Artificial. Contra lo que pueda parecer, la IA de Photoshop solo me dio una base, pero luego tuve que hacer muuuuucho trabajo para que quedara fino (especialmente cuando debería crear lineas rectas para la arquitectura) pero creo que quedó bastante bonita.

Expansión de la foto en horizontal

Foto 3:

Entre el trajín de fotos en mitad de la carretera acabamos por elegir la primera que se puede ver a continuación. Con la única pega que (aunque así no se aprecie bien del todo) tenía la cara con una expresión un poco rara, con los ojos medio entrecerrados y con demasiada sombra de las gafas en ellos, así que opté por utilizar la cara de la tercera foto y sustituirla. No utilice la tercera foto porque no estaba tan simétrica y prefería la pose de manos de la primera. Y también, aunque apenas se viera, eliminación del calzoncillo.

Una vez hecho esto, hubo que eliminar un montón de objetos, eliminar los logos en la parte superior de las torres, corregir la perspectiva y dar algunos toques de luz zonales. También llevó un montón de horas de trabajo, pero creo que quedó muy bien. Y además, por si no se recalca lo suficiente: nos habíamos jugado ligeramente la vida por esta foto.

Muchas pequeñas y no tan pequeñas cositas para llegar a la foto final.

Foto final

Foto 4:

Un proceso similar, solo que con la foto en horizontal. Aquí se pudo hacer la foto y el tiro lo permitía así que no hubo que hacer cosas demasiado raras, pero el proceso es el mismo que el de la foto 3: Eliminar un montón de objetos (calzoncillos incluidos) eliminar los logos en la parte superior de las torres, corregir la perspectiva y dar algunos toques de luz zonales.

Foto final

Fase 4: Resultado final.

Una vez entregado el trabajo pasa al equipo de diseño de la productora que se encargó de añadir todos los créditos. Aquí os dejo el resultado final.


Fase 5: Premios y a por los Goya

El corto de Lucía lleva ya unos cuantos meses recorriendo decenas de festivales y cosechando numerosos premios (aquí tenéis toda la lista) , entre ellos el mejor cortometraje de ficción y mejor actor protagonista del Festival de Málaga… y tachán tachán: ahora se encuentra en plena carrera para llegar a los Goya. Ya ha pasado el primer filtro y quedado entre los 30 pre-seleccionados y actualmente está en pleno proceso de votación por los miembros de la Academia para ver si entra dentro de los cinco finalistas.

Si lo queréis ver, de momento lo tenéis disponible en Movistar+.

Solo puedo desearles la mejor de la suertes a todo el equipo y que puedan estar en la gala de los premios Goya del próximo 8 de Febrero. Mucha suerte a todos y mil gracias a Lucía por haber confiado en mí para hacer este trabajo tan poco típico, pero tan divertido y tan bonito.

¡A por los Goya!