Cuando Sergio y yo, tras finalizar el año pasado nuestro viaje por Bosnia y Herzegovina empezamos a preparar este segundo viaje fotográfico y decidimos hacerlo en Montenegro yo aún no sabía que iba a estar justo unas semanas antes recorriéndolo a pie. Pero así ha sido y no he podido evitar un cosquilleo de emoción al volver a pisar tan pronto sus montañas, caminar por sus bosques y sus valles.

Bahía de Kotor

Parque Nacional de Lovćen

Cañón del Río Morača

Tanto por descubrir. Tantísimo. Vaya para todos aquellos que tras un viaje tachan a un país de la lista como si fuera suficiente y ya no hubiera secretos que descubrir. Niego la mayor, porque a pesar del regreso tan solo he vuelto a encontrarme cara a cara con un único lugar y todo lo demás ha sido nuevo. Ha sido fascinante seguir descubriendo más aristas y más pliegues, con el extra de haber sido recibidos entre ocres.

Parque Nacional de Biogradska Gora

Alrededores de Kolašin

Cetinje

Subida a la fortaleza de Kotor

Parque Nacional de Lovćen

Siempre tuvimos claro que si hacíamos un viaje fotográfico a un destino con una naturaleza tan potente como Montenegro tendría mucho sentido arriesgarnos a hacerlo en Otoño. Los contras era que contaríamos con menos horas de luz y con más probabilidades de mal tiempo. Ambas se cumplieron, aunque eso no nos impidió volvernos con un montón de fotos en la tarjeta y la memoria. En cambio, a favor disponíamos de unos días de belleza efímera e irrepetible en la estación más fotogénica del año. Y eso en la sana caza de fotografías se convertían en trofeos casi instantáneos.

Kotor

Parque Nacional de Lovćen

Parque Nacional de Lovćen al anochecer

Parque Nacional de Lovćen

Kotor

Bahía de Kotor al anochecer desde su fortaleza

Comenzamos nuestro viaje en la espectacular bahía de Kotor, que no es sino un cañón sumergido (no, no es un fiordo pues estos tienen origen glaciar), uno de esos lugares en que la naturaleza es tan abrumadora que es impasible ser impermeable a la emoción. Navegamos entre sus gigantes paredes bordeando pueblos, visitando islas y subiendo sus más de 1300 escalones hasta lo alto de su fortaleza para maravillarnos con unas vistas sublimes al atardecer y anochecer.

Bahía de Kotor

Parque Nacional de Lovćen

Panorámica del parque nacional de Lovćen

Muy cerca de Kotor se encuentra este parque Nacional, que no es excesivamente grande y que sin embargo ya nos dió el primer contacto con el Otoño. Caminamos haciendo el cómodo recorrido circular del Wolf Trail (que nos llevo más de la cuenta porque, bueno porque somos fotógrafos) y acabamos el día subiendo al mausoleo de Petar II Petrovic-Njegos (una vez más terminando la subida con otros 400 escalones) para disfrutar de unas de las vistas más espectaculares del viaje. 360 grados y un mar de nubes a nuestros pies.

Wolf Trail en el Parque Nacional de Lovćen

Mirador en el Mausoleo de Petar II Petrović-Njegoš

Parque Nacional del Lago Skadar

Meandro de Rijeka

El mayor lago de los Balcanes solo podía dejarnos con la boca abierta. No en vano el meandro de Rijeka que lo alimenta es unas de las imágenes más icónicas del país. Compartiendo espacio con Albania, este “mar de interior” es hogar de decenas de especies de aves y peces. Perfecto para pasar unas horas recorriendo las carreteras pintorescas que lo bordean y para vivirlo de cerca navegándolo en barca.

A la búsqueda de aves en Skadar

Lago Skadar

Las montañas de Komovi

Montañas de Komovi

En esta zona, más al este del país, nos encontramos el Otoño en su punto óptimo. Atravesamos valles y valles entre un manto de hojas infinitas. Al igual que me pasó con la Vía Dinarica, sus picos principales, tímidos, no salieron de entre las nubes, pero esto no impidió que nos perdiéramos por carreteras perdidas (y poco preparadas para el tránsito, todo sea dicho) para acabar completamente rendidos a sus encantos.

Montañas de Komovi

Montañas de Komovi

Parque Nacional de Biogradska Gora y Valle de Lipovo

Lago Biograd

Este parque es tan inmenso que ni siquiera solapamos un metro de mi recorrido durante mi travesía, pero nos valió para encontrarnos con su precioso lago principal (el Biograd), que aunque nos recibió con lluvia apenas unos minutos después todo se calmo regalándonos unos reflejos preciosos. Nuestra idea era hacer una ruta hasta alguna cumbre, pero el mal tiempo y la poca idoneidad del terreno en esas condiciones nos hizo cambiar el plan y nos fuimos a conocer el Valle de Lipovo, todo un acierto.

Valle de Lipovo

Valle de Lipovo

Cañón de Morača.

Vistas desde el Monasterio de Morača

Otra maravilla tallada por la fina mano del río Morača. Ríos, puentes (alguno colgante no apto para gente con vértigo), monasterios y una de las carreteras más pintorescas de todo el país. Un imprescindible.

Río Morača

Y aún queda más

Me quedan otros cuantos rincones que descubrimos, pero eso lo iré dejando y desgranando para más adelante. De momento solo puedo sentirme enormemente feliz por haber podido volver a Montenegro y una vez más agradecer a quienes han confiado en Sergio y en mí para esta experiencia tan divertida que son los viajes fotográficos.

Parque Nacional de Lovćen

Montañas de Komovi

Valle de Lipovo

Cañón de Morača

Bahía de Kotor

El año que viene habrá más, así que estad atentos si queréis venir a viajar y a fotografiar con nosotros. 🙂

Panorámica de Kotor al anochecer