Pasé muchos años en Alcalá de Henares. No dormía allí, pero la vivía como si fuera mía. Fueron esos espléndidos años universitarios y aunque muchos se gastaron entre fórmulas, diagramas, circuitos y líneas de código que nunca acaban de funcionar, de vez en cuando nos permitíamos salir por esa ciudad un poco ajenos al peso de la historia que se acumulaba en sus calles. No me malentiendan, no éramos impermeables a su belleza, a sus soportales, plazas y lo monumental de su Universidad pero lo asumíamos como natural. Alcalá de Henares era preciosa. No hacía falta remarcar las obviedades.
No fue sino el tiempo el que me la fue dibujando con la importancia que se merecía pero para nosotros el valor no recaía en sus calles sino en lo que vivíamos en ellas. En los rincones donde celebrábamos y donde también alguna que otra vez cayeron lágrimas, en las mesas de los bares que nos aguantaban hasta altas horas de la madrugada y en las pequeñas salas de concierto en cuyos escenarios conquistaban los amigos más valientes y donde empecé a apreciar el gusto por la música en vivo. En lo medible me fui de Alcalá de Henares con un título de ingeniero bajo el brazo conseguido con sudores y traumas, pero en lo personal me llevé algo más de madurez, una capacidad enorme de reponerme de golpes y mucha más seguridad en mí mismo. Vamos, lo que se dice crecer.
Hacía mucho que no pasaba por allí por eso fue una enorme alegría volver a pasearla y recuperar recuerdos y memorias. Esta vez no fui para retratarla en fotos, sino para hacerlo en vídeo, junto con los amigos de Salta Conmigo. Un lujo de oportunidad para darle forma y vida en tres vídeos para descubrirla a quienes no la conozcáis y para traer buenos recuerdos a quienes si.
Asi que sin más dilación aquí tenéis los tres vídeos. ¡Espero que os gusten!
Más info: Turismo Alcalá de Henares