Y hasta ahí llegué. Hasta las mismas puertas nevadas y resplandecientes al atardecer, hasta la entrada de Torres del Paine. Puerto Natales. Patagonia, la última frontera, marcada con infinitos colores moteando una ligerísima colina. Casitas pequeñas que se extienden a lo largo de esta tierra de nadie. Llegar no es lo que se dice, sencillo. Volar hasta el fin del mundo en Punta Arenas, que no será el lugar más austral de América, pero le importa poco, sabe a lo mismo, para después retroceder a través de páramos olvidados durante tres horas hasta llegar a Puerto Natales. La imagen es inevitablemente pintoresca, con las casitas bordando de color el primer plano y el agua y las montañas nevadas al fondo. Y allí vi atardecer, a las puertas del sueño, deseando que el tiempo me regale buenas vistas, pero no convirtamos los rayos de sol en cuestión de estado. Me la juego y en una hora me lanzo a recorrer durante cinco días la W (doble be) y con esto agotaré mi tiempo en Chile, entre rocas, piedras y naturaleza viva, donde la única comunicación es por satélite. Mochila lista, saco preparado, algo de comida y baterías en la cámara. Si no doy señales de vida, no se preocupen, seguramente estaré feliz en algún valle, sintiéndome cabra en algún risco o si la luz se alía conmigo, embobado ante el paisaje.
Un poco más de info: Chile | Puerto Natales | Torres del Paine
El PN Torres del Paine es mágico y para mí, el sitio más bonito del mundo. A ver con qué vuelves.
Ha estado muy bien, la verdad… me he quedado con ganas de algunos sitios y ángulos que he visto después… :/ a ver si puedo volver en algún momento!!
Felicidades por esas maravillosas fotografías y qué reflejos.