(Dejo de lado durante un momento el viaje a Irán, para ir cerrando otros cuantos que tenía abiertos y que ya era hora de ir sacando de borradores, como este precioso viaje por Costa Rica. Pura vida)
Costa Rica surgía sin más de entre la nada. Un país atrapado entre el Caribe y el Pacífico, parte de esa curiosa y delgada fila de tierra que responde al nombre de Centroamérica y que une las dos enormes masas del Norte y el Sur de América. Un país diminuto, y sin embargo uno de los más ricos a nivel ecológico del mundo. ¿Como era posible?
A veces la naturaleza nos regala caprichos como este, fruto de encontrarse entre 4 placas tectónicas. Un suelo nuevo (en escalas geológicas), empujado hacia el cielo por volcanes que han creado exuberantes cordilleras montañosas en un terreno tan abrupto que abarca varios climas a la vez. No es extraño ver en las montañas del Valle Central (donde está San José, su capital) un sol radiante en el valle y la más turbia de las nieblas en las montañas.
Los ticos, el apelativo cariñoso con el que se denomina a los costarricenses, lo saben y se aprovechan de ello. Las altas montañas y sus diferentes climas y temperaturas valen para una amplia variedad de cultivos, desde la caña de azúcar a los pies del valle, hasta el café en las laderas, subiendo hacia granjas lecheras, huertos y campos de fresas antes de acabar en espesos bosques nubosos donde las nieblas se mezclan con los vapores de los volcanes.
(El cristo del mercado Central de San José, para hacer las compras y limpiar tus pecados todo en uno)
Y es que es esta terreno abrupto el que hace que en este pequeño espacio se puedan dar gran parte de todos los ecosistemas que tenemos en nuestro planeta, como si fuera un mundo a escala reducida en el que se pueden encontrar desde manglares, hasta bosques secos, bosques húmedos, zonas desérticas, sabana, humedales� Si a esto añadimos que era una zona de paso entre las migraciones entre las dos masas continentales de América, no es raro entender entonces porque es una explosión de biodiversidad.
Sin apenas rastros de cultura indígena es esta, la naturaleza, el principal y mayor atractivo de Costa Rica, convertida en una de las banderas del país con un cuarto de su terreno convertido en espacio protegido. Así que si, Costa Rica es pequeñito, pero tiene demasiado que ver. Eso si, cuando te basas en la naturaleza, tienes que hacerte a la idea que todo va a ser impredecible. Desde, obviamente, las condiciones climatológicas hasta los animales que te encuentras por el camino. Verás decenas, cientos, miles� pero nadie te puede asegurar cuales. Es lo bonito de no estar en un zoo y donde por ejemplo puedes acabar encontrándote perezosos al lado de la carretera.
(Ojito con el Asmicle, Asmiscle… no os dejéis engañar)
Así, tuvimos que hacer dos intentos para poder ver el Poás, uno de los mas magnificentes de los 7 volcanes activos del país con un diámetro de un kilometro, rodeado de un frondoso bosque cubierto de nubes (un pequeño consejo, si queréis verlo, madrugad mucho, porque a mediodía ya suele estar cubierto). Por otro lado, no llegamos a tener esa suerte con el volcán Arenal, del que no llegamos a verlo despejado, pero en cambio pudimos bañarnos en las aguas termales del río que se calienta con su actividad geotérmica a su paso, lo cual es de agradecer para pasarte una tarde en remojo y sin ganas de cambiar. Traducido: paciencia y aprovecha los imprevistos.
(El Poás en pleno esplendor)
Descubierta para el viejo continente por Colón en su cuarto viaje, en 1502, escribió en sus escrito que en esa zona había mucho oro, lo que propició una llegada masiva de colonizadores y le dió el nombre con el que se le conoce. La llegada de los colonizadores, entre guerras y enfermedades acabó con los apenas 200.000 indígenas que lo habitaban, así que el origen de la población tica es casi todo europeo, repoblado con campesinos alemanes, suizos e italianos que llegaron en el siglo XIX, justo cuando el café se convirtió en el motor de la economía. Este, el grano de café, si fue el verdadero oro para costa Rica.
(melodía de pájaros en San José)
El mestizaje de los ticos lo completaron en el siglo XVI esclavos africanos en la costa caribeña y más de 10.000 jamaicanos que llegaron en el siglo XIX como mano de obra. Actualmente se podría decir que también hay una importante inmigración estadounidense (más de 30.000 en las últimas décadas) que llegan para retirarse en lugares soleados. Un número nada despreciable, si tenemos en cuenta que la población total no llega a los 5 millones de habitantes. En resumidas cuentas, y obviando a las recientes incorporaciones, ya estamos hablando de un país que se ha creado y dando forma a través del a multiculturalidad, teniendo muchas características que la definen.
Una de las más conocidas es que no tienen ejército que fue abolido en 1948 (por cierto, he descubierto que no son los únicos, hay un total de 25 países en el mundo sin ejército) pero también destacan por ser el país con mayor libertad de prensa, el más igualitario, el más democrático y según los estudios entre los más seguros de América Latina. No está nada mal para un país en pleno desarrollo que sigue transformándose de un país agrícola a servicios. Al igual que pasaba en Kenia, han descubierto que los animales vivos valen mucho más que los muertos y en este afán siguen creando más y más zonas de conservación, en una lucha constantes contra las madereras y las fincas ganaderas.
Aún queda mucho por hacer, pero con 13 áreas de conservación regionales y 50 parques nacionales, reservas biológicas, naturales y parques marinos es una guerra en la que hay que buscar el equilibrio. Se intenta atraer al turismo aunque haya que compensar los excesos de lujosos complejos hoteleros. ¿Se deberían aprovechar las aguas rápidas para construir plantas hidroeléctricas? Las soluciones de compromiso con cada vez más complicadas, pero Costa Rica sigue estando entre los países punteros a la hora de obtener ingresos sostenibles a partir de sus entornos naturales, esto unido a los programas de concienciación medioambiental de la población, parecen indicar que van en la buena dirección en la balanza. Aunque solo sea en actitud, debo confesar una profunda envidia.
Iguanas, cocodrilos, monos aulladores, murciélagos, osos hormigueros, aves, ranas, insectos, felinos� al menos un millón de especies entre plantas y animales. El premio a la biodiversidad se lo llevan probablemente las aves con una décima parte de las especies conocidas habitando en este espacio. Solo de colibríes ya hay 51 especies. Pero en el reino vegetal tienes por ejemplo 800 especies diferentes de helechos, muchas más de las que hay en toda América del Norte. Demasiado para un espacio tan reducido que ha favorecido la aparición de plantas epífitas, es decir que viven unas sobre otras sin parasitarse. Si alguna vez existió el Jardín del Edén es muy probable que fuera como Costa Rica.
Fue tan solo una semana de viaje, así que obviamente no daba tiempo a abarcarlo todo por lo que nos centramos en recorrer sin prisa pero sin pausa el la zona centro norte occidental. Vamos, el cuadrante Pacífico Norte para entendernos. Acabar en el Pacífico tiene sus ventajas. La más obvia para fotógrafos es que tienes unos atardeceres increíbles, como el que tuvimos sobre Tamarindo. Una auténtica delicia. También es una zona ideal para los que quieran disfrutar de las olas y del surf (lo intentamos y aunque sigue siendo una actividad muy divertida sigue siendo tremendamente complicada).
Acabamos llegando a Samará y hasta la preciosidad de Playa Carrillo en la provincia de Nigoya sorprendidos de encontrárnoslo casi en su totalidad para nosotros. Supongo que aunque el país sea muy pequeño, aún quedan rincones para descubrir sin tener que pasar obligatoriamente por Tortuguero o Manuel Antonio. Me quedé enamorado de este pequeño rincón. Claro que tendré que volver para conocerlos, yo soy muy de hacer lo básico (si, nadie es perfecto) y luego seguir descubriendo rincones y más rincones� y además me quedé con la espinita clavada de no haber podido bucear. Esto habrá que arreglarlo.
Mientras tanto me quedaré con los verdes infinitos, con la amabilidad tica, con las cantidades ingentes de gallo pinto acompañadas de imperial, con los atardeceres sobre el pacífico, con las miradas gélidas de los cocodrilos, con los aullidos de los monos, con los bosques en las cimas de las montañas, con los paseos por ríos y lagos y con desayunos mirando al mar� No está mal para empezar. Pura vida.
Parte del #minubetrip en compañía de Zai Aragón por Costa Rica. Tienes toda la información práctica: hoteles, restaurantes, sitios y actividades en nuestro plan de viajes. Y si además te has quedado con ganas de verlo en movimiento, no dejes de ver el video que grabamos en esos días.
Más info: Galería de fotos | Plan de viaje | Costa Rica en Minube
Qué fotazas! Qué pasada!!,
Será cuestión de ir un día de estos!
Lo bueno que tienen post como éstos es que nos acercas «pequeños-grandes» rincones del mundo al sofá de casa. Y te siguen despertando las ganas. Deseando que vuelvas y nos cuentes lo que se os quedó sin ver. Apasionante también esta serie de fotos. Tienen un colorido especial y una sensibilidad diferente. Nuevamente, enhorabuena =)
Costa Rica hace honor a su nombre, o al menos eso se intuye por tu artículo. Pero me cuentan mis amigos viajeros que, a diferencia de otros países centroamericanos, hay que visitarlo con un presupuesto holgado.
Hola Ignacio!!
Tuve la suerte de visitar Costa Rica durante unas 3 semanas, y la verdad es que la descripción que has dado no puede ser más cercana a la realidad. Increíble país. Increíble gente.
Sobre tus fotos… no se puede decir nada, salvo que merecen un 10!
Pura vida mae!
Javi
Saludos,
Ignacio quede impresionada, este es uno de los textos mas bonitos que he leído sobre mi país. Da gusto leerlo, posee información precisa, además que muestra la esencia de Costa Rica.
Por cierto llegue a tu blog gracias al podcast de La maleta de Carla, me ha encanto ese episodio, de ahí surgió la espinita de leerte. Fue una grata sorpresa dar con tu texto de Costa Rica.