Le tengo un cariño especial a Alemania, así que siempre es un placer volver. Especialmente si es para encontrarme con los mercadillos navideños que tan buenos recuerdos me traen y que sacan para mí lo más divertido del espíritu navideño. Casetas de madera llenas de artesanía, salchichas y vino caliente con el que calentarse en las noches tempranas y frías del país. Entre bota de glühwein y bota de glühwein hemos llegado a Wünzburg, uno de tantas pequeñas ciudades con encanto que bien merecen un paseo o subirse al monte más cercano (en este caso donde además está el castillo de Weinlage) para verlo con otros ojos. Siendo sinceros, ni la primera foto es de día, ni la segunda es de noche, pero seguro que me permitiréis la licencia poética. Y mientras tanto, seguimos de mercadillo navideño en mercadillo navideño. ¡Que alguien nos detenga! O que se una mejor, que hay cerveza para todos.
Parte de un minubetrip con Lufthansa por Alemania. Podéis seguirnos en twitter/facebook/instagram con #minubetrip.