Jerusalén late al ritmo de tres corazones distintos, por eso es tan convulsa, por eso es tan distinta y por eso es tan complicada. Porque tiene las pulsiones mezcladas y cada una tira para un lado distinto. El milagro dicen, es la convivencia entre sus tres polos opuestos. Aunque desde lo más alto de las murallas lo único que se podía ver era una amalgama de terrazas, balcones, casa, chimeneas, cables, cúpulas, minaretes, campanarios y tejados que se entrecruzan, sin mostrar divisiones aparentes. Una ciudad dividida por sus creencias y unida por su tejados.
Todo es desordenado, ilógico y contradictorio en esta ciudad tres veces santa. Santa para los musulmanes, para los judíos y para los cristianos. Los musulmanes tienen su corazón en la Cúpula de la Roca, exquisita y de un brillante dorado sobre la extensa explanada de las Mezquitas. En el interior de la Cúpula, se encuentra una roca desde donde se dice que Mahoma ascendió a los cielos, lo que la convierte en un templo sagrado para los musulmanes, el tercero en importancia después de la Meca y Medina.
No pasaría de ser un lugar importante si no fuera porque además es un lugar de conflicto pues esa misma roca es también sagrada para los judíos. Sí. La misma. En ella es donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac a petición de Dios, ese del Antiguo Testamento, caracterizado por su crueldad y pocos miramientos que luego se suavizó en los textos del Nuevo.
Así que tenemos un conflicto por una piedra. Siguiendo la estela de acontecimientos, los judíos llegaron primero. Y fue el Rey David el que eligió ese punto para construir el templo que albergara el Arca de la Alianza y donde la entrada al interior del santuario solo estaba permitida para el sumo sacerdote. Pero el templo fue arrasado por Nabucodonosor II de Babilonia, reconstruido años más tarde y mejorado por Herodes. Está fue la ciudad que conoció Jesús, donde fue juzgado y condenado a muerte, crucificado más tarde en las afueras, en el Gólgota.
Pero el templo fue destruido de nuevo, esta vez por los romanos que dejaron solo un muro, el Occidental. El Muro de las lamentaciones, donde los Judíos iban a rezar y lamentarse por su pérdida, pero sin atreverse a ir más allá, pues podrían adentrarse sin saberlo en el terreno del Santuario, el mismo reservado solo para el Sumo Sacerdote.
Los Romanos a sabiendas de la espiritualidad del sitio o más probablemente como demostración de poder, erigieron allí un templo en honor a Zeus, y según los romanos fueron convirtiéndose al cristianismo se convirtió en una iglesia. Con la aparición del cristianismo entraba en la partida un nuevo jugador que sería derrotado por la invasión del Califa Omar I. Llegaban los musulmanes.
Nadie estaba dispuesto a dejar su trozo de tierra Santa a otras religiones. Desde la vieja Europa se organizaban las Cruzadas para recuperarla para los Cristianos, volvían a contraatacar los musulmanes de la mano de Salamino, que recuperarían Jerusalén un siglo después y que permitió tanto a cristianos como judíos volver a asentarse en ella.
Así que tenemos en el tablero a los musulmanes, los judíos y la excisión que se formó a partir de estos últimos y que generó el cristianismo. ¿Y por qué? Porque los judíos no reconocía a Jesús como Mesías, después de todo según las escrituras con la llegada del Mesías, todos los muertos de los judíos enterrados en el Monte de los Olivos resucitarían, se levantarían de las tumbas y entrarían en Jerusalén por la puerta Dorada, reconstruirían el templo de David y se refundaría el estado de Israel.
Todo un apocalipsis zombi que lógicamente aún no ha sucedido y que hace que todos los judíos quieran enterrarse en ese monte, ya plagado de tumbas, con la esperanza de ser los primeros en resucitar. Como el espacio es limitado y esto genera un conflicto con las nuevas generaciones de difuntos, también se permite que se lleven un poco de tierra para enterrarse con el difunto allá donde este y seguir siendo los primeros en volver del Más Allá.
Los musulmanes pueden que no lo crean, o que esto les parezca una memez y una pamplina pero por si acaso han tapiado la puerta Dorada. Más vale prevenir que curar y a ver si va a ser cierto y se van acabar colando por ahí los resucitados para acabar con la Cúpula de la Roca y edificios aledaños. Y mientras esperan a que esto suceda los judíos seguirán rezando junto al Muro de las Lamentaciones.
Fueron los propios judíos ultraortodoxos unos de los muchos que en un principio se opusieron a la creación del estado de Israel, porque no era así como debía suceder, sin la llegada del Mesías, ni las resurrecciones pertinentes. Los judíos ultraortodoxos, todo sea dicho, están en un permanente conflicto con el resto de los judíos, porque habiéndose colocado algunos de sus representantes en posiciones de poder, tienen una serie de beneficios completamente exclusivos para ellos, como por ejemplo estar exentos del servicio militar (que en Israel el servicio militar es obligatorio para hombres y mujeres durante 3 años para ellos y 21 meses para ellas) o estar excluidos de pagar impuestos y están subvencionados por el estado para que puedan dedicarse a orar.
La secesión entre judaísmo y cristianismo hizo que el cristianismo tuviera que buscar maneras de diferenciarse. Si por ejemplo para los judíos el día sagrado es el sábado (el sabbath) los cristianos lo pasaron al domingo. Si añadimos que el día sagrado de los musulmanes es el viernes, la propia Jerusalén es un descontrol por zonas y día de la semana. Por aquí no se puede pasar hoy, por aquí no se puede pasar mañana… La ciudad se complica.
El sabbath implica un riguroso día de descanso, donde hay un lista de 39 actividades prohibidas durante todo el día. Jardinería, cocinar, coser, matar animales (así como despellejarlos o conservarlos en sal), escribir, construir… etc. Además tampoco se puede tener contacto con aparatos eléctricos, ni siquiera para apagar o encenderlos, o quitar una pila… Claro que hecha la ley hecha la trampa. Los ascensores tienen un modo �sabbath� que les hace parar en todos los pisos sin necesidad de pulsar ningún botón y aparatos como el detector de metales para poder entrar al Muro de las Lamentaciones ha sido aprobado por un rabino para que pueda ser utilizado en este día santo. ¿Quién se puede creer nada?
Pero si miramos ahora hacia el cristianismo, en Jerusalén tenemos probablemente el lugar más impactante de todos: el Santo Sepulcro. Construido sobre el Gólgota, el monte Calvario donde Jesucristo fue crucificado, murió, fue enterrado y resucitó. Cargado de simbología es inevitable conmoverse o espantarse con la densa atmósfera que destila su interior.
Se puede empezar por dudar de la veracidad del lugar. Descubierto por Helena de Constantinopla, Santa Elena, en una revelación celestial nada científica, pues atormentó a un judío hasta que este confesó que la Cruz donde Jesús fue crucificado estaba enterrada al pie del Calvario. Algo lógico, pero cuando cavaron descubrieron tres cruces. ¿Cual sería la verdadera? Helena lo vio claro. Usó a un muerto de un entierro que pasaba por allí y lo tumbó en cada una de las cruces. Las dos primeras no surtieron efecto ninguno pero al hacerlo sobre la Vera Cruz, resucitó. Ríase usted de la piedra filosofal.
A partir de aquí surgió el templo, pero no quedan restos de la Cruz y son muchos los templos, iglesias y otros lugares del mundo los que reclaman tener una parte de ella. Tantas hay que si se juntaran todos se obtendrían unas cuantas cruces. Lo que si queda es una estructura románica, llena de parches y añadidos a lo largo de los años que le confieren ese aura fantástica, de paredes inclinadas, rocas vetustas, suelos incómodos y una tenue iluminación a base de velas. Pero no rebosa paz, al contrario, rebosa el caos más absoluto, el descontrol total. Adentrarte en ella te descolocará, no sabrás donde estás ni que está sucediendo mientras la marea de gente te lleva de un lado para otro. Bienvenido al Santo Sepulcro. Jamás olvidarás esta visita.
Cantos que se mezclan, coros, gente llorando, gente frotando fotos y souvenires y hasta bebés contra la piedra de la Unción, gente encendiendo velas, gente apagándolas, gente rezando, gente haciendo colas infinitas, grupos de turistas con guías, ruido por todas partes y la sensación de estar en otra época, de haber retrocedido siglos.
El conflicto dentro del propio Sepulcro tiene su origen en el conflicto entre los propios cristianos. Una tensión palpable nada más entrar entre las distintas iglesias que conviven bajo el mismo milenario techo: griegos, armenios, georgianos, coptos, jacobitas y etíopes se repartieron y compartieron el lugar. Hoy en día los católicos y Ortodoxos se reparten el Calvario con una raya por frontera, mientras los griegos se quedan donde se plantó la Cruz.
La entrada a cripta del Santo Sepulcro se turna en guardias entre católicos romanos, griegos y armenios mientras que los coptos se acomodan en la parte de atrás, con un agujero para tocar la auténtica tumba (previo pago). Los propios armenios mantienen las profundidades de la Iglesia y los etíopes han quedado relegados… al tejado de la basílica. Tal es el descontrol que es una familia musulmana la que se encarga de abrir y cerrarla. Es la única manera de evitar las peleas entre los Cristianos.
Las celebraciones más importantes incluyen el Vía Crucis, donde se puede rememorar el camino que hizo Jesucristo con la Cruz a cuestas. Lo que queda de ese camino también es tremendamente discutible, en una ciudad que se ha reconstruido y cambiado las calles más veces de las que pueden recordarse, pero el camino sigue siendo un buen motivo de negocio para los comerciantes de la zona que te venden desde coronas de espinas hasta alquileres de cruces de unos 40 kilos por si quieres emular a Jesús.
Realmente a muy pocos, independientemente de los conflictos que ha generado a lo largo de los siglos, les importa la rigurosidad histórica de nada de lo que ha sucedido ahí. Ir a Jerusalén es un viaje de fé. A veces llevado hasta el extremo en lo que se conoce como el Síndrome de Jerusalén, donde muchos de los que vienen siguiendo los pasos de los profetas acaban creyéndose profetas ellos mismos. Señoras que se creen la Virgen María y viajan hasta Belén en busca del niño Jesús, quién se cree que es Sansón y destroza las paredes de su habitación para demostrarlo, Moiseses, Juanes Bautistas… una enfermedad en forma de psicosis que afecta a entre 50 y 200 personas al año.
Puedo decir que para mí, un confeso ateo, visitar Jerusalén ha sido una de las experiencias más interesantes que he vivido, donde la religiosidad y espiritualidad es palpable en cada esquina, en cada rincón. Sigo manteniendo mis convicciones, incluso más reforzadas, de lo incoherente de la religión y de su evidente estancamiento en una sociedad que ha evolucionado a lo largo de los siglos y aunque me parezca sorprendente que se sigan abrazando su inconsistencias y contradicciones ¿Quién soy yo para decidir lo que a alguien le hace feliz o no?
Parte del Minubetrip por Israel
Fascinante relato
Pues eres un buen fotógrafo y mejor contador de historias 😉
Felicidades, muy buen trabajo.
Impresionante relato y preciosas fotos.
Para los que hemos estado allí ha sido como trasladarnos de nuevo a esta contradictoria ciudad.
Felicidades 😉
Pedazo de post! Debo decir que estoy de acuerdo contigo en el sentido hoy en dia de la religión. Debe ser un destino muy interesante, de hecho has despertado mi interes por esa ciudad! Desde luego la apunto en mi mapa! Me ha encantado, las fotos como siempre espectaculares!
Espectacular forma de contar esas «contradicciones» que duran siglos
Si las fotos hablan por si solas, las palabras no hacen más que reafirmar lo increíble de esta ciudad y su historia. Lugar con mucho significado y en el que conviven religiones, testigos del paso del tiempo y su pasado.
Muy en tu línea como siempre, genial.
Me ha encantado lo de el apocalipsis zombi, juas!, es de lo mejorcito que he oido en mucho tiempo… a ver si son zombis que corren porque los que andan son un rollo.
Ya sabes que yo soy de zombis que corren.
Genial relato Ignacio, no puedo estar más deacuerdo en que es la ciudad de la contradicción.
Y las fotos… como siempre, fotones.
Te debo unos comentarios de Kenia pero me quedo tan embobado mirando las fotos de cada post que no soy capaz de comentar nada.
Eres un crack, pero vamos, que no te digo nada nuevo 😉
Dios no existe. Somos máquinas biológicas programadas por la evolución para sobrevivir, y nada más. Que durmáis bien.
Vaya historias, si es que la religión solo sirve para liarla. Una pregunta, ¿sabes que es esa cajita que llevan los ¿judios? en la cabeza? Me parecía una GoPro, pero no creo que se graben rezando 😛
Fantásticas fotos Ignacio, deberías plantearte un post técnico sobre cómo obtener buenas fotos en el interior de templos y demás (uso de flash y configuración de cámara).
¡Espectaculares fotos!
Genial relate e impresionantes las fotos, qué pasada!
Mis felicitaciones!
Enhorabuena Ignacio.
Una estupenda historia, y unas fotos espectaculares (como siempre).
La entrada es genial, Jerusalén es fascinante y es uno de los lugares que tengo pendiente por visitar. En cuanto a las creencias de cada cual, a mí me parecen bien siempre que se respeten entre sí. Una vez un amigo me comentó que una guerra de religión es el conflicto para saber quién tiene el mejor amigo imaginario. Y me parece la mejor definición.
Una sonrisa,
Geniales fotos! Otro de los lugares que está en mi lista 😉
Qué buenas fotos!!! Cuántos días necesito para recorrer Jerusalem?
Yo acabo de volver de Europa. Estuve viajando durante 5 meses (4 sólo) y ahora estoy escribiendo las anécdotas!!
Este es mi blog por si te interesa mirar -> http://elchuecodeviaje.wordpress.com
Saludos
El chueco de viaje
Enhorabuena por el post, con semejantes fotos, trabajada documentación y humor caústico, me has ahorrado publicar mi post sobre Jerusalén, porque suscribo el tuyo frase a frase
Al igual que Pak me quedo con esta frase: «Todo un apocalipsis zombi que lógicamente aún no ha sucedido» Seguro que no ha sucedido? solo os diré Word war Z 😉
Como siempre un trabajo excelente Ignacio, que bien te documentas y cuanto aprendemos contigo, te has convertido en mi nuevo Petete, para cuando «El libro gordo de Ignacio»?
El libro gordo te enseña,
el libro gordo entretiene,
y yo te digo contento,
hasta la clase que viene.
Para los jóvenes que seguro no saben de que hablo: http://youtu.be/yxyw3bmLVSs
Como siempre un excelente relato muy bien documentado.
Respecto a esto: «Todo un apocalipsis zombi que lógicamente aún no ha sucedido». Seguro no ha sucedido? solo diré «Worl War Z» 😉
Precioso relato Ignacio. las fotos explican muchas cosas, pero me ha encantado como juegas con el texto en el presente post atravesando ese cruce de caminos que es Jerusalén. Chapeau amigo 🙂
Creo que es la primera vez que tus palabras ganan a las fotos y eso que las fotos son muy buenas.
Enhorabuena