La temperatura perfecta y unos días soleados obligaban a pasear. E indudablemente, en el bosque de cemento y senderos de calles que se cruzaban siempre se acababa llegando al mar, desde donde uno solo podía alejarse con gran fuerza de voluntad, así que me pasé gran parte del tiempo recorriendo el precioso paseo marítimo, con Jaffa a un lado y los rascacielos de Tel Aviv al otro y entre medias las olas bravas del Mediterráneo acompañando con la luz del atardecer a viandantes, deportistas haciendo footing y lectores compulsivos devorando libros en el césped.
Era esta una radiografía bastante precisa de Tel Aviv. Una ciudad moderna y tranquila, relajada, creada con aire europeo e imprimiendo su personalidad afable poco a poco, a base de dinamismo y buen ambiente. Las calles están llenas de cafeterías y restaurantes, terrazas de día y de noche. Todo excusas para no quedarse en casa y disfrutarla.
Con apenas algo más de 100 años de vida, es sin embargo Jaffa la que se lleva la importancia histórica, pues aunque ahora se considera todo como todo parte de un mismo municipio, parte de una ciudad que ha dado el estirón en los últimos años, Jaffa es mucho, muchísimo más antigua.
Ya estuvo habitada en el 7.500 a.C. Si, habéis leído bien. Sus calles, un laberinto de piedras, convertidas hoy en un conglomerado de comercios, llevan mucho tiempo mirando al Mar y siguiendo la herencia de mercaderes junto al puerto, mantiene muchos mercados y mercadillos en sus calles, invadidos ahora por puestos de souvenires pero también por tiendas de antigüedades de película donde quizás si rebuscas con cuidado podrás encontrar cosas de todos estos siglos.
Aunque el verdadero pulmón comercial del municipio está en pleno centro de la ciudad, moviéndose alrededor del Mercado Carmel. Frutas, verduras, aceites, pan, flores, especias, ropa… repartidos a lo largo de tantos puestos que parece que caminas por un túnel con un montón de ramas donde se siguen mezclando los olores y apetecen los sabores.
A partir de ahí se puede conocer la zona centro, que se suele mover a lo largo de la moderna Sheinken St y Rothschild Boulevard. Todo tiendas y glamour, acompañados de gente jugando a la petanca y paseando perros por su camino central. Más bares flanqueando a lo que se llamaba la Ciudad Blanca, por la cantidad de edificios Bauhaus consturidos por arquitectos judías en plena expansión.
Su ambiente cosmopolita se traduce en el carácter de la gente, amables y sonrientes, divertidos, relajados y mayoritariamente colaborativos cuando les pedías una foto que a veces se saldaba con una petición recíproca. Carácter Mediterráneo en su máxima expresión. Al fin y al cabo Tel Aviv se ha considerado una de las mejores ciudades para vivir y aunque también tiene una amplia oferta cultural, resulta difícil resistirse a seguir caminándola una y otra vez.
Parte del minubetrip por Israel | Galería de fotos de Tel Aviv
Me ha gustado mucho la entrada, me ha hecho conocer un poco mas la zona! Las fotografias impresionantes como siempre!
Brutal la entrada! 🙂
Y como ayuda el mar a que te enamores de una ciudad…
Peaso de fotos, como siempre. Un gustazo seguir tus andanzas
Muy buenas las fotos!!
Nos gustan mucho tus imágenes!
Laura y Alvar
Klando Va de Viaje
@Eva Sanz, gracias!!
@chiqui, jejeje… gracias majo!! 🙂
@Pau, sobre todo para los que no acostumbramos a verlo!!
@Rham, un placer que sigas por aquí!
@Gil, gracias!
@Klando, gracias!!
Jo no sé qué foto me gusta más!
Vir, 🙂