La moto taxi aceleraba cuesta arriba entre casas decrépitas. La visita no estaba exenta de polémica y aunque había sentimientos encontrados al final acepté. Tras pasar por esos campos de rascacielos en Sao Paulo y mezclarme entre miles de persona en los carnavales de Rio, tenía que conocer aunque fuera de manera breve la otra realidad de Brasil. Las favelas.
La primera sensación, la primera imagen que me venía a la mente era el miedo. Esas ciudades desordenadas, construidas sin orden ni control a partir de retales de aquí y de allí, donde muchos llegaron buscando un futuro mejor al borde de las grandes ciudades y construyeron como pudieron y donde pudieron para tener un rinconcito al que llamar casa.
Claro que en muy poco tiempo, ese entramado sin calles definidas, se acababa convirtiendo en zonas sin ley, o al menos sin las leyes del exterior y esa es la fama que muchos de esas favelas tienen. Muchos recordarán la dramática historia llevada al cine de Ciudad de Dios, donde Fernando Meirelles contaba la vida entre esos amasijos de barro, ladrillos, plástico y cables.
Con esto en mente, con un lugar famoso por su falta de misericordia, de tráfico masivo de drogas ¿Que interés podía tener yo en visitar una favela? La respuesta más lógica sería la de conocer esa otra realidad. Siendo sinceros no soy yo el ejemplo de valentía y sin embargo en este preciso caso, el de la Favela Rocinha, la más grande en los alrededores de Rio de Janeiro, había varios atenuantes.
El primero es que incluso en sus peores momentos, no era especialmente territorio hostil para el turista. Si, parece una contradicción, pero al fin y al cabo cada turista que iba algo de dinero dejaría entre moto taxis, tiendas, comercios o restaurantes. Mi amigo Pedro, ya me lo había recomendado: �Búscate un guía que te lleve por el laberinto y que te diga cuando puedes o no hacer fotos y ya está�.
No las tenía yo todas conmigo y con la locura del Carnaval, estaba siendo más difícil de lo previsto encontrar quién se quisiera hacer cargo de mí. Aún así, el segundo atenuante era que sólo hacía unos meses que la policía había irrumpido con fuerza en la favela y la situación, decían, estaba bastante controlada.
Pero ni con esas, el miedo se acabó imponiendo y cómo no me lo quería perder, pero tampoco jugármela innecesariamente, opté por la opción más cómoda (¿me estaré haciendo mayor?): un tour. Lo habéis adivinado, fue un monumental error. Pero, claro, a toro pasado, todos somos Manolete.
Me daría una visión algo sesgada, pero al menos podría verlo. Una favela recuperada y que aún así resultaba tremendamente impactante. Las casas se apelotonaban unas encima de otras sin ningún orden, y entre ellas se mezclaban los manojos de cables que llevaban la luz y se entrecruzaban cañerías y canales por donde desaguar deshechos, muchas veces a la vista. Y a las entradas todavía se mantenían unos cuantos furgones blindados y mucha presencia militar.
En sus entrañas plásticos y basura por todas partes. Y eso que el recorrido que hicimos era por una de sus calles principales. La llaman calle principal (calle 1) porque si la recorres acabas saliendo de la favela. Y como ella había otras 4 arterias que recorrían Rocinha en una pseudolínea desde arriba a abajo. 120.000 personas muchas de las cuales están en situaciones inhumanas.
Si estos pasadizos, calles estrechas y escalones repartidos al azar, eran las calles principales, os podéis imaginar el resto. Y ahora pensad en la cantidad de problemas que esto acarrea. Por ejemplo ¿Cómo llegar con una ambulancia si hubiera una emergencia?
En Rocinha, la droga, al menos a gran nivel ya está erradicada. La entrada de la policía en Noviembre de 2011, con mil quinientos efectivos de la policía desplegados por las calles, acabaron con el principal jefe narco y con ellos cayeron muchos de los grandes negocios al respecto. Aún así, las familias temen que vuelva a aparecer, al fin y al cabo hace falta mucho coraje y constancia para inculcar otra manera de ver el mundo. No creo que se pueda culpar a la gente que no tiene nada si cree que puede ganar mucho dinero de manera deshonesta.
La gente por allí estaba especialmente preocupada por el futuro de los niños. �¿Cómo iban a inculcarles que fueran gente honrada, si ellos veían que con eso no iban a llegar a nada? Si estudiar y trabajar sin descanso apenas daría para llevar de comer a la familia?� Antes de la incursión policial, el narcotraficante Nem, podía ganar alrededor de 570 mil dólares al mes. La mitad de lo cual se utilizaba para sobornos policiales.
Recorrer la favela es una experiencia para todos los sentidos y no siempre agradable. Esto nos lleva a uno de los puntos más polémicos del propio tour. ¿Hasta que punto está alimentado y se basa en conseguir dinero a partir del morbo? Este había sido uno de los principales argumentos en contra de este tipo de visitas. Visitantes paseando la cámara. ¿Que se busca? ¿Que buscaba yo?
Sin embargo, es desde la propia Rocinha desde donde se impulsan estas visitas. Esa intención de cambiar esa funesta percepción de las favelas, de que están saliendo a la luz, de que están convirtiéndose en algo más habitable y menos triste. Que está llegando luz y agua a todas las casas y que son cada vez más las actividades que se hacen para ofrecer atractivos a los visitantes. Desde galerías de arte hasta restaurantes. Al fin y al cabo cada reai que entre bienvenido sea.
Es por eso que mi experiencia con el tour fue bastante triste. Un recorrido a matacaballo, con paradas prefijadas y con la única intención de sacar todo el dinero posible. A mi me habría encantado poder perderme un poco más pues los locales con los que me fui encontrando eran encantadores y tener tiempo de asimilar la experiencia, pero ya ven, el miedo me pudo y el tiempo se me acababa. Será para la próxima entonces. Al menos queda el consuelo de que parte del dinero del tour va para la comunidad.
Rocinha es sólo una de las más de 700 favelas que hay en Rio de Janeiro, lo que supone un 20% de la población. Y ahora las cosas están mejorando ligeramente aunque queda mucho trabajo por hacer antes de que mucha gente deje de estar en condiciones inhumanas, pero será bueno dejar de temer esas calles porque al fin y al cabo la mayoría de la gente que las habita sólo quieren salir adelante.
Rio de Janeiro, Febrero 2012
Me encanta la última! Yo todavía me duché así los primeros años de mi vida
Antes de leer el post también he pensado en la peli (más bien peliculón) Ciudad de Dios.
Adoro tu blog. Las fotos son realmente impresionantes. Muchas felicidades.
Espero que estas visitas ayuden a reestablecer esa imagen, y a pesar de las limitaciones de un tour, te dio una visión más cercana de la favela. Ver tus fotos y el relato le da a uno la idea de lo que puede ser, aunque seguro que el sentirlo en tus carnes, es otra historia.
OMG! Yo si tenía conocimiento de que en Brasil exisitia todo eso, hoy veo por primera vez estas fotos impactantes, es inhumano que los infantes crezcan en estas condiciones, ellos creceran y en vista de falta de oportunidades se incrementará cada día más la violencia. Dios los protega y los guie. Gracias por la información, dedo arriba! Hasta pronto. 🙂
A mi también me habría dado miedito por todo lo que cuentan. Finalmente, creo que le muestras al mundo las favelas y las humanizas, por lo que tu visita valió la pena, ya sea con un tour o perdiéndote por sus calles. La situación en estas favelas es muy triste, y muchos no saben de su existencia fuera de allí. La seguridad en Brasil hay que tomársela en serio, porque nunca se sabe lo que puede pasar. Hay tanta miseria que eso a veces les lleva a situaciones muy duras. Pero como bien dices, su gente son gente normal, que lo único que quiere es salir adelante. Preciosas las fotos, como siempre!
Buenas fotos como siempre, la verdad que flipa uno con los contrastes de esas ciudades. Hace unos meses leí un reportaje muy bueno sobre las favelas, un jefe de una incluso tenía una mansión dentro. Por otro lado hablaba de como se está librando casi una guerra de aquí al Mundial y a los Juegos entre la poli-ejército y los clanes de la droga.
Difícil calibrar entre lo interesante y lo medianamente seguro…en cualquier caso muy interesante conocer un poco más de esa realidad. A veces el ir paso a paso nos ayuda a asimilar mejor las cosas.
un abrazo!
las fotos son impresionantes!
Francesca, tu y muchos más 🙂
Pau, pues lamentablemente es cierto…
Elena, muchas gracias!!
Javier I. Sampedro, efectivamente, al menos vi parte de lo que era… para bien y para mal. La experiencia fue superinteresante, eso si…
Plaza Colombia, gracias, me alegro que te haya sido útil…
Sylvia, si, era una oportunidad buena de ver lo que pasa realmente por allí. Yo soy bastante precavido con mi seguridad y aunque iba con mucho cuidad por ahí, no tuve ningún problema.
Iván, completamente correcto todo lo que estás contando. Es un submundo y la guerra está ahí…
Chiqui, si, es una balanza difícil de equilibrar… pero bueno, fue un pequeño pasito. 🙂
Lidia, muchas gracias!!
🙂
Foto finish bestial!!
Experiencia enriquecedora sin duda…los contrastes dan la capacidad de valorar lo que se tiene y lo que queda por hacer por los demás.
Me perdí este post en su día…bueno, no mentiré que está feo eso… no era seguidor del blog, mea culpa, aunque realmente el que ha salido perdiendo soy yo, porque perderse una entrada de semejante calidad, así como todos los demás, me ha dejado sin un aporte cultural importante.
Gran descripción de la situación actual, y brutales fotografías. Ciertamente poco o nada se de la situación de las favelas, pero lo que si se ve claramente es lo que comentas, cómo van a pensar los niños que deben estudiar y matarse a trabajar para no obtener nada más allá que el poder comer y ni eso; y los que delinquen se forran y tienen de todo.
Una pena, ojalá se pueda cambiar esa situación.