Nunca conseguimos ponernos de acuerdo sobre como hacer una tortilla, pero si para muchas otras cosas en la vida, como que las oportunidades están para quién sabe verlas y si no se ven, hay que hacerlas. Y así entre oportunidades y azar nos vamos cruzando de vez en cuando: Alemania, España, Inglaterra, Vietnam… ¿Donde nos veremos mañana? Vaya usted a saber y desconfie de las casas de apuestas que nunca aciertan, por mucho que Milán lleve la delantera. Vane, diga lo que diga en este post, ha tenido siempre el valor de lanzarse al vacío más de una vez, aunque lo ha hecho de manera tan natural, tan lógica, que mucho me temo que no se ha dado cuenta.
Me lo dijo hace cosa de un mes, justo en un momento en el que mi vida había decidido ponerse a hacer el pino. No sólo es que no tuviera mucho tiempo, es que mi cabeza no conseguía concentrarse. Con calma� me dije. Empecé a escribir unas cuantas veces. Había un relato que hablaba de estrellas, otro que hablaba de sueños� había una receta de la tortilla e incluso una tesis sobre la influencia de la luz en las ganas de estornudar. Si estuviésemos en el siglo pasado la imagen sería aquella del escritor sentado delante de la máquina de escribir con el folio en blanco, mecanografiando cuatro líneas para, de repente, terminar arrancando el folio de la máquina, arrugándolo e intentando encestarlo en la papelera desde la distancia, sin éxito la mayoría de las veces… Pero resulta que ahora las papeleras ya no tienen la suerte de recibir borradores al vuelo, y en su lugar los esbozos se acumulan dentro de un ordenador, agrupados en archivos cuyo nombre es siempre el mismo, al que simplemente se le añade un número que va aumentando al mismo tiempo que la desesperación.
Mi ordenador se fue llenando de archivos Igna_1, Igna_2, Igna_3� Pasó el tiempo y de repente vi nosécuantos artistas invitados en su blog. Sin olvidarme de que yo iba con (mucho) retraso pensé� bueno, esto va para largo, puedo retrasarme un poquito más.
Pero no, no iba para largo. Hoy me escribe y me pregunta cómo lo llevo, si he escrito algo. Yo quería decirle� sí, he escrito mil archivos, pero ninguno sirve! En su lugar le dije: ahora mismo me pongo! Y aquí estoy, he cambiado el nombre del archivo y este no puede terminar con un número delante. Lo siento si no alcanza la calidad esperada en este prestigioso blog, pero me temo que si no escribo hoy pasará la romería y yo habré perdido mi oportunidad de aparecer en estas páginas. Como comprenderéis, no puedo permitírmelo.
Cuántas palabras van? Todavía no es suficiente para un post?? Mamma mia, y yo ahora qué cuento?
La verdad es que a estas alturas ya queda poco por decir de este particular Willy Fog. Muchos lo habéis descrito ya con palabras que yo nunca podría superar. En mi caso, tuve la suerte de verle por primera vez durante mi Erasmus en Karlsruhe, de esto hace como siete años. Pero de aquella no lo conocía. Volví a verle varias veces después, en Galicia y durante una semana de vacaciones en Londres con el paquete turístico Ignacio Izquierdo, que él me regaló con la generosidad que lo caracteriza. De aquella� tampoco lo conocía. Un año más tarde me acogió en su casa en Londres cuando, por culpa de este su blog, decidí lanzarme a la aventura en aquella ciudad. Fuimos matrimonio durante varios meses, de los cuales recuerdo muchas cosas, muchos paseos, muchas risas� y sobre todo, muchos momentos que, de algún modo u otro, me hacían pensar� como el día de la tortilla, esa que contaba en el archivo Igna_4.
Ahí empecé a conocerle, y él a mí. Recuerdo conversaciones, abiertas y sinceras, de esas en las que el sinvergüenza te hace preguntas que no sabes responder. Y no porque sean preguntas del tipo Saber y Ganar, sino porque son de esas preguntas que rebuscan en el fondo de tu interior, allí donde tú nunca has llegado. Preguntas que yo todavía hoy no puedo responder. Preguntas que te hacen plantearte las cosas y replanteártelas. Porque Ignacio es una de esas personas que, sin apenas darse cuenta, deja huella en los demás. Se pasa por tu vida y te la deja patas arriba. Luego se va y tú te quedas allí� pensando, imaginando, yendo, viniendo, buscando� siempre sin encontrar nada y siempre sin llegar a ningún sitio.
Ignacio tiene una gran parte de culpa en muchas de las cosas que han ido sucediendo en mi vida. Mis padres todavía no lo saben (porque espero que algún día puedan conocerle y no me gustaría que le odiasen de antemano) pero desde que lo conozco ha sido siempre para mí un referente, un punto de mira, un ejemplo� Es esa persona que aparece cuando te preguntas: y si�.??? Es la confirmación de que no todo es como parece que tiene que ser, de que no siempre los únicos caminos son aquellos que ya están trazados, sino que también es posible construirse uno nuevo si uno se esfuerza en añadir una piedra cada día.
Hace poco en algún sitio, no recuerdo dónde, leí o escuché a alguien diciendo: piensa en esa persona a la que envidias� Yo me paré un rato a pensar. Me cuesta entender el concepto de envidia como el deseo de poseer aquello que otros tienen, porque para mí las posesiones valen poco, o más bien nada. Qué es lo q tengo q envidiar? lo que tienen? lo que son? su ropa? su casa? sus amigos? su trabajo? sus logros?? La verdad es que no sabía muy bien en qué tenía q pensar. No fui capaz de encontrar ninguna vida que yo cambiaría por la mía, ninguna persona a la que quisiera parecerme, ninguna cosa que otro tenga y que yo desearía tener con tantas ganas�
Todavía sigo buscando esa persona a la que poder envidiar, pero en este momento si tuviera que dar una respuesta, me quedaría con Ignacio. No es por aquello que tiene, ni por aquello que es. No es por sus amigos, por su trabajo ni por sus logros. Tampoco es porque desee hacer todo aquello que ha hecho él, estar en todos los lugares donde él ha estado y conocer a todas las personas que él ha conocido. Es algo más sencillo, y a la vez mucho más difícil de conseguir. Hablamos de envidia, del deseo de alcanzar lo que otros poseen. E Ignacio ha conseguido poseer algo que muy pocas personas tienen: las riendas de su propia vida.
*Igna, gracias por invitarme a pasar por aquí. Qué puedo decir� es todo un honor.
Pues chica, al final te ha quedado muy bien, muy en tu línea por lo poco que se de ti y tu blog 🙂
Qué razón tienes en lo de que te hace preguntas que no sabes responder!!!
Y las tortillas de la BBQ de despedida en la casa de Hammersmith estaban buenísimas, cualquiera que fuera el método, jajaja
Pues con prisas y todo, un post muy acertado en impresiones, descripciones y sensaciones. Otro cachito de Ignacio más que se nos muestra en bandeja. Delicatessen, tus palabras y el prota.
Besos
Pos a mí también me ha encantado… es difícil describir esos sentimientos que se despiertan y contagian, pero cada uno de los que habéis ido escribiendo lo habéis bordado…. me ha encantado la frase final…. muy acertada.
Hola!!!
Que ricoooooooooooo…..un abrazo de oso.
PD: estas en mis viajeros actualizados…
que te parece si nos vemos en Madrid la semana que viene? 😉
Ese momento «Draft» que cuentas al principio me suena de algo… Ignacio, siempre haciéndonos sufrir! 😀
Sí maldito Ignacio, te pone la vida de patas arriba en menos de 2 horas de conocerlo . . . quien se cree verdad . . . pero sí no es él será alguien más y es que en realidad nosotros ya estamos patas arriba y solo falta ese pequeño empujoncito que que el buen Izquierdo vino a dar.
Saludos
Vaya Ignacio, al final hicimos de tí un gran Rover, eh?…aquel capaz de llevar las riendas de su propio destino…Sí, Vane, lo has clavado 🙂
Marta Tiana, no saquemos el temaaaaaaa!!!!
Japogo, si es que Vane tiene el don de la palabra…
Cinza, 🙂
Común, gracias!!
Vane, es que yo había apostado por Milán…
Pierre Nodoyuna, quejicas!!!
Monchoman, jajajaja… casi conseguí que te fueras de viaje, no? 😛
Yoda, ya iba siendo hora!!
🙂