Desde la lejanía parecía un terreno devastado. Decenas de barcos encallados en las arenas húmedas y sin aguas, mientras la gente caminaba entre ellos como si fuera entre un cementerio de barcas. Sin embargo, una mirada más profunda revelaba lo importante que eran esas mareas tan bajas en el puerto pesquero de Cancale. Eran estas las horas que se usaban para adentrarse a lomos de tractores y recoger toneladas de ostras que daban fama a la localidad.
No es que sean las únicas delicias culinarias de la zona, pero desde luego son las que más abultan en decenas de restaurantes y puestos callejeros, donde puedes comer ostras por cincuenta céntimos de euros la unidad acompañadas de sidra de la región. Ya estamos, otra vez, de vuelta a los viajes gastronómicos. Oh la, la. Ostras for a wedding!
Habíamos llegado a Cancale desde el enésimo pueblecito pequeño, empedrado y pintoresco. Roquefort en Terre. Este además con una ristra de premios a sus espaldas, además de estar en la lista de los más bonitos pueblos de Francia. Seguro que os hacéis a la idea, tranquilo, casas bajitas llenas de flores con las paredes cuasisepultadas por hiedras, todos los carteles manteniendo su corte medieval y manteniendo la tónica general de calma absoluta.
Tanto que una de las atracciones de la zona es el paseo en barco por los canales. Cuesta una pasta y entre el ligero ritmo del barco y atravesar los diques que se llenan y vacían para adecuarse a las diferentes alturas es más que probable que a pie sea más rápido, pero desde luego esta zona de Francia es para visitarla con mucho tiempo y sin prisas. Incluso muchas de las barcas llevan consigo unas cuantas bicis para recorrer pedal tras pedal los sitios de parada.
En cambio un aire mucho más diferente lo daba la amurallada ciudad de Saint-Malo, uno de los principales centros turísticos de la Bretaña Francesa. Y no es para menos. Fue uno de mis destinos favoritos del viaje. Una pequeña ciudad de edificios recios y altos, que dejaban a muchas de sus cuadrículadas calles en sombra, con un par de entradas hacia el mar y hacia playas temporales solo disponibles con la marea baja, antes de que las olas rompan contra las paredes de piedra que la rodean.
Muchos la utilizan de balneario, aunque aquí el que esto suscribe no lo disfrutó, pero en cambio y una vez más valió para darme al pescado fresco, al marisco y alguna que otra ostra. Si, es imposible centralizar la producción de ostras en una sola ciudad. Afortunadamente las adoro.
Completan la imagen, un puerto deportivo, lleno de pequeños yates más otro gigantesco de transporte, comercio y viajeros, muchos de los cuales vienen atravesando el canal con la vecina Inglaterra (alrededor de un millón de viajeros al año).
Y la última de las paradas no era otra que la capital de la Bretaña Francesa: Rennes. No solo es una ciudad en toda regla, aunque mantenga su casco histórico del siglo XVI casi perfecto, sino que además es una ciudad muy joven, entendiendo no por esto su edad, sino que tiene un montón de universidades y por lo tanto un montón de universitarios, por lo que el ambiente por sus calles es genial.
Un montón de sitios por los que salir a comer y a beber, arrulladas por un montón de edificios gubernamentales e históricos. Y a pesar de todo y una vez más, no hay mejor manera de darse una vuelta que en bicicleta. Voila. De parque en parque. De terraza en terraza.
No sería por falta de ganas, pero no quedaba otra que regresar y dejar atrás esta zona tranquila, que se vende como tal. A grandes rasgos, Francia, y especialmente el Noroeste francés no es una zona barata, pero después de viajar por otras partes del Mundo, casi ninguna zona de Europa occidental lo es. Aún así, es un lujazo y probablemente uno de los rincones más interesantes para desconectar.
(Y efectivamente, como cabría esperar y como extra, el último video de esta región, cortesía de Minube)
Minubetrip por el Oeste Francés, Abril 2011
Diez minutos deliciosos.
Wooow convirtiendo sueños en realidad, estuvo genial el video todo un icono en internet. saludos 🙂
Unas fotos geniales y con el video ya está hecho, ya le tienes pillado el tranquillo. 🙂
Ahora sí que sí! Izquierdo en estado puro! Jaaajajajaja! Buenísimo el momento de rendición al crepe y la ostra escurridiza!
PD: Creo que te has graduado ya en interpretación ante la cámara… enhorabuena!
Me ha gustado este espacio. Si me permites, te enlazo.
Preciosas fotos!
El video me encanto y la música muy buena que inmediatamente la he comprado en iTunes. Como siempre un gustazo leer tu blog Ignacio. Saludos desde Japón que espero que algún día te vuelvas a dar una vuelta por acá.
Fuentarena, gracias! 🙂
Monchoman, jajaja… bueno todo un icono lo mismo es mucho! XD
Ac Jarit, si, se nota la evolución de mi yo de cartón piedra al principio, verdad?
Japogo, jajajaja… mamón!
Yisus, gracias!!
EsdrasGrau, no será por falta de ganas para volver a Japón!!! 🙂 Un abrazo!!
🙂
no has perdido esa buena costumbre de responder a todos tus seguidores 😀
¡Muchas gracias por este lindo reportaje! Yo salí de viaje en un barco de alquiler con una empresa que se llama Le Boat. Me pareció que es una de las destinaciones más bellas que he visitado. La gente nos ha tratado muy bien y hemos comido delicioso. Es cierto que a veces se tiene la impresión que el barco va despacio, pero en realidad, ¿por qué tanta prisa si estás de vacaciones? Antes de ir, me dió un poco de miedo porque nadie tenía experiencia y los diques, parecen díficiles de pasar. Al final, hemos quedado encantados y esperamos algún día regresar. Las playas son muy bonitas y bien grandes… lo mejor de todo es que son de arena fina y tienen menos personas que las playas del Mediterraneo. A cualquiera que quiera salir de vacaciones en Bretaña, ¡se los recomiendo!
Que fantástico artículo!!!
Estaré en Francia éste verano, y la verdad que no hago más que emocionarme al leer el reportaje! de terraza en terrazaaaa!!! gracias por toda la información que será tomada en cuenta a la hora de elegir destinos!!