Mauro se puso elegantemente en su papel de profesor, mientras yo intentaba, con irregular acierto, aprender los nuevos conceptos. Darme tanto poder no era fácil. Acostumbrado a apañarme en mis fotografías con la luz que el día tuviera a bien darme, crearla yo me abría un mundo nuevo de posibilidades. Y de incógnitas. ¿Una luz? ¿Dos? ¿Tres? Directas, rebotadas, suavizadas, con reflejos plateados, dorados… ¿Cómo iba a ponerme de acuerdo conmigo mismo con semejante abanico de opciones?

Así fue mi primera experiencia con la iluminación, fotografía de estudio, tan absorto en los fundamentos teóricos y prácticos que fui incapaz de dar una instrucción medianamente coherente a la paciente modelo para la ocasión. Yowy, se colocaba como le iba viniendo en gana y yo hacía lo mejor que podía. Una traslación directa del tipo de fotografía de calle que acostumbraba a hacer. Y a pesar de todos sus defectos, quedé muy contento con el resultado.

Ya en el flickr, hubo muchos comentarios, aconsejándome muchas mejoras: Haz esto, lo otro, esto nunca, ni bajo tortura, centra, elimina, corrige… Me vi absorbido por la búsqueda de fotos. A ver que habían hecho otros tantos antes que yo. A buscar: studio portraits, fotos de estudio, models y similares. Empezaremos intentando copiar. Había que aprovechar el recién descubierto juguete y la emoción del momento. Pero para eso necesitaba modelos.

Así que recurrí al abuso de confianza para con lo que siempre me aguantan: «Estimado amigos, que digo yo, que si tenéis a bien posar para mí, dármelo todo delante de la cámara, que os quiere y os desea. Ah y si tenéis algo de attrezzo con que aderezar las fotos, no dudéis en traerlo. Atentamente, el moi».

En lugar de las largas y el rotundo no que esperaba, mis sufridas víctimas aparecieron con maletas de pelucas, gorros, guantes de boxeo, trajes de geisha y psicodelias varias. Al ataque. Queremos salir en las fotos. Y el descontrol se apoderó de mi segunda sesión de fotos. Quiero salir con la peluca. Yo con la guitarra eléctrica. Yo con la peluca y las marionetas. ¡¡Yo apuñalando!! No daba a basto. Ajustar la luz, esta rebotada. Uy que hace sombras. A ver, un momento… ya se me han movido todos. ¿ Alguien recordaba que había que haberse maquillado para evitar brillos? ¡¡Al ataquerl!!!

Fue mucho más divertido de lo que nos podíamos imaginar. Y además, me adentraba en el aún más divertido mundo del retoque: A ver esas arrugas. ¿No se me verán las ojeras, no?. Y esos granitos, me los quitarás, ¿no? Suavizar piel, eliminar impurezas, quitar brillos en la cara, añadirlos en el pelo. Horas y horas de diversión antes, durante y después.

Un nuevo tipo de fotografía, otro mundo en sí mismo, con muchas ganas de explorar. Se aceptan… bueno no, se piden y se suplican consejos. Y no tengan miedo, que ya me han dicho de todo. 😀 Aún me quedan un par de sesiones más que mostrar, así que esten atentos. Entre tanto intentaremos que las cosas queden cada vez menos estáticas y más llenas de vida, si es que consigo hacerlo en algún momento.

Sesión de fotos de: Yowy | Rumberas
Gracias a Fernando, Jimmy y Vane por sus consejos iniciales y sobre todo a Mauro, que lo hizo posible.