�rase una vez un público inmóvil, tanto que apenas respiraba, hipnotizado por cada detalle, cada gesto y sonido que cuidadosamente colocaba el cuentancuentos formando historias. Porque si las palabras tenían fuerza, saber hablarlas te atrapaba irremediablemente. La magia estaba allí y nosotros sólo queríamos que no se callara nunca, que siguiera hablando y que con su voz nos siguiera llevando de mundo en mundo para seguir riendo y llorando con él.
Escuchándole embelesado cruzamos Siberia en compañía de un matemático y un campesino, asistimos al combate de inteligencia entre un ladrón veneciano y el alcalde de la ciudad, llegamos a la oscuridad total para descubrir la belleza, aprendimos a querer a un desconocido aunque este fuera un cadáver ahogado, descubrimos los oscuros y hasta entonces secretos motivos que habían llevado a Ricitos de Oro a adentrarse en el bosque de la Familia Oso, una mujer esqueleto nos robó el corazón y por fin averiguamos que sucede con los relojes cuando quién los lleva es presa del amor…
El cuentacuentos tejió su red, la acompañó de acordes perdidos de guitarra con una voz que se rompía por tangos y nos dejó soñando con los ojos abiertos, viviendo en los cuentos, sin querer despertar… por siempre jamás.
Para Edu, una y mil veces.
Más info: Los cuentos de la Luna
Por mí y por todos mis compañeritos!!!! Ya hacía tiempo que no llegaba de primera, yuuuhuuuu! 🙂
Qué guay, el cuentacuentos es una figura que parece traída de otra época, me encantaría ir a ver uno!
El cuento que te has marcado tú tampoco está nada mal, pero lo que más «cuentan» son las imágenes. Me encanta, y mira, también hacía tiempo que no me contaban un cuento antes de irme a dormir 🙂
wenas noxes!!
Yo he visto a Edu muchas veces, y me encanta su forma de contar los cuentos, realmente consigue que los pensamientos viajen al lugar de la historia, que rías y que llores, que sientas…
Es cierto, que de todas las veces que le he visto, la más especial para mí fue esta, la del 16 de Diciembre en La Luna, fue simplemente mágica…
Muchísimas gracias, Ignacio. Es un placer, un orgullo y desde luego un privilegio el ser tu amigo y recibir regalos como éste. Ese día en La Luna hubo mucha magia, y tú has sabido no solo captarla sino amplificarla, como haces con todo lo que miras: descubres en todo lo que te rodea lo que hay de bueno, de hermoso o de interesante y eres capaz de acercarnos la esencia de cuanto te vas encontrando. Por eso te vuelvo a agradecer esta maravilla de post, las fotos, el texto, todo … y todavía un poco coloradito por tus palabras y por verme protagonizando un capitulito de estas crónicas de una cámara por las que siento cada vez más admiración.
Te quiero, salau!!!
Y yo sigo sin verlo. Qué desastre.
Una crónica estupenda, unas fotos maravillosas. Te vamos a tener que invitar a unas cañas para que vengas de vez en cuando con tu cámara. Vaya, el día que actuemos Raul (al acordeón) y yo mismo espero que nos hagas unas fotos así.
Vamos a poner un enlace a tu blog.
Muchas gracias por todo. Nos anima a seguir.
Un abrazo,
Carles García Domingo
LOS CUENTOS DE LA LUNA
Me gusta!
muy buena captada la tension, la atencion, el suspenso…. eres muy buen fotografo..
muy buen comienzo con el estudio, me gusto
Pierre, aquí otro que se apunta al desastre. Hay que traerlo pacá, gira madrileña ya!
Vane, pues eso, a ver si nos traemos a Edu a Madrid y así tienes una excusa para venir 🙂
Marta, yo a Edu desde que le conozco está contando historias, aunque nunca era la primera vez que le veía en un escenario. No se como serán el resto de veces, pero esta fue impresionante. 🙂
Edu, un placer. Va para el curriculum que te he puesto rojo! Lo he conseguido, damas y caballeros. Un abrazo y nos vemos prontito!!
Pierre, Japogo, hay que solucionarlo ya!
Carles, pues claro que si! Avisame con tiempo y subo para allá. Cualquier excusa es buena! 🙂
Monttse, 🙂
Ignacio Camara, muchas gracias!!
🙂