(Definitivamente, nunca me pondré al día. Post este que vivió un momento histórico un 15 de Septiembre de 2010)
¡Vivan los héroes que nos dieron Patria! ¡VIVA! ¡Viva Hidalgo! ¡VIVA! ¡Viva Morelos! ¡VIVA! ¡Viva Josefa Ortiz de Dominguez! ¡VIVA! ¡Viva Allende! ¡VIVA! ¡Vivan Aldama y Matamoros! ¡Viva la independencia nacional! ¡VIVA! ¡Viva el Bicentenario de la Independencia! ¡VIVA! ¡Viva el Centenario de la Revolución! ¡VIVA! ¡Viva México! ¡VIVA! ¡Viva México! ¡¡VIVA!! ¡¡VIVA M�XICO!! ¡¡¡VIVA!!!
Así rezó El Grito en el Zócalo y en el último de los VIVAS, coreado al unísono por cincuentamil voces resonó y retumbó la Ciudad de México, dando paso a gritos de júbilo que se elevaron por los aires hasta que fueron acallados lentamente por la pirotecnia de los fuegos artificiales.
Era sin lugar a dudas, un momento histórico y todo México estaba en las calles para celebrarlo. Daba igual que fuera una gran ciudad o una más pequeña, en todas, en la plaza del ayuntamiento, tuvo lugar un grito similar. Sucede cada año, pero esta vez, soplando las velitas de 200 años recién cumplidos era mucho más especial.
Quién se lo iba a decir a Miguel Hidalgo, cuando se lanzó a la desesperada, viéndose descubierta su conspiración, contra Guanajuato. Comenzó de igual manera, con un Grito similar arengando a ciudadanos criollos, mestizos e indios en la noche del 15 de Septiembre de 1810 y enfrentándose a las autoridades peninsulares.
(Don Miguel Hidalgo que no se quiso perder las celebraciones)
Aunque esto sólo fue el comienzo que dio origen a una feroz guerra de 11 años hasta que Nueva España dejó de existir y en su lugar apareció un nuevo estado llamado México, lo cierto es que para muchos el Grito se considera el nacimiento de esta nación. Incluso Guatemala (que en aquel entonces comprendía hasta Costa Rica) se anexó. México contaba con aquel entonces con 4 millones y medio de kilómetros cuadrados.
(México en 1821 – Imagen: Cortesía de la Wikipedia)
Pero las cosas no fueron tan fáciles como uno pudiera imaginarse. A la terrible guerra de la Independencia siguieron 90 años de inestabilidad política. Lo que vino a ser un vale, somos libres pero ¿y ahora que? No era fácil organizar un nuevo gobierno más cuando los intereses diferían y el país se encontraba devastado tras la guerra. Seiscientos mil muertos, minas y haciendas abandonadas, plagas de bandidos y una deuda con otros paises de 45 millones de pesos. Las guerras nunca son baratas.
Fricciones y más fricciones. Tantas que el principal regente, Agustín de Iturbide, amenazó al año con renunciar. Mal empezamos. No te enfades hombre, que somos muchos y cada uno de su padre y de su madre. Venga no te enfurruñes. ¿Qué te parece si te hacemos emperador? Dicho y hecho, te coronamos en un pis pas y todos contentos. ¿Todos? Lógicamente no. Estallaron las revueltas, unos cuantos se levantaron en armas de la mano de un tal Antonio Lopez de Santa Ana y el emperador salía del país escaldado al mismo tiempo que Guatemala se separaba.
Se sucedían los gobernantes y entre uno y otro el que alzaba la voz se le invitaba cordialmente a pasar sus últimos instantes de vida delante de un pelotón de fusilamiento. Que ya está bien, por favor. Que me tenéis la cabeza como un bombo. Además, mira que tenemos a los españoles con ansias de reconquista y se va a liar parda. Y así fue, pero se consiguió repeler a las tropas invasoras hispanas, diezmadas por las fiebres tropicales y por un error de cálculo que les hizo pensar que contaban con más apoyo dentro del país del que realmente tenían.
No llegó momento de paz. Salían de un problema para meterse en otro. Durante el tiempo de Nueva España, con el grueso de la población en el centro del país, no se había prestado demasiada atención a la frontera norte y para cuando México se quiso dar cuenta, ya se habían colado y habitaban sin mayor problema de todo menos mexicanos. Desde indios desplazados desde Norteamérica, hasta colonos que entraban y se establecían sin impedimento alguno en lo que se conocía como Texas. En 1830 ya había 10 angloamericanos por cada mexicano. Y con ellos llegaban también su ristra de esclavos.
Si la cosa ya estaba bastante tensa con esta invasión silenciosa y descuidada la abolición total de la esclavitud en México no ayudó lo más mínimo. �Oigan. Miren amiguitos del sur, sin ánimo de discutir, pero nosotros queremos nuestros esclavos que nos vienen muy bien� �Con todos mis respetos amiguitos texanos, No va a ser posible caballero� �Nada, si nosotros lo entendemos, pero casi nos vamos a ir separando y así nos dejáis con nuestro rollo y vosotros al vuestro�.
Pero ¿Que se habían creído estos texanos? Santa Anna se lanzó con su ejército a la expulsión de los ya asentados invasores. Una buena excusa para que el resto de Estados Unidos entrara en acción. Así que al amigo Santa Anna no se le dio nada bien. No solo fue derrotado sino que además fue hecho prisionero. No tuvo más remedio que firmar un tratado que concedía la independencia a Texas. México perdía un mordisco de su geografía. Era 1836.
La popularidad de Santa Anna estaba bajo mínimos. Pero aún habría de caer más y más bajo. Nuevamente habría que dar las gracias a sus vecinos del Norte, Estados Unidos. En 1840 México contaba con 7 millones y medio mientras que Estados Unidos ya iba por los 20 y subiendo gracias a las olas de inmigrantes que llegaban desde el viejo Continente. Sus ansias expansivas les hicieron no sólo anexarse con Texas sino fijarse también en California, Nuevo México y Oregon. �Vamos a ver, my dear friends, ¿no nos podéis hacer una oferta buena buena por estos terrenitos? ¿No? ¿Nada? ¿Ni sobornando?� Ni sobornando. �Bueno, pues tampoco vamos a pasar el día discutiendo. Os invadimos y ya está�.
La invasión consiguió sus objetivos en poco menos de un año. Imagínense la situación: Las tropas estadounidenses avanzando contra un país sin recursos, sin ejército profesional y con armas obsoletas viéndolas venir, recibiendo tortas como panes y encima para colmo de males minada entre sus propios ciudadanos perdidos en guerra por el poder. Mientras unos intentaban parar como fuera al ejército invasor, otros aprovechaban para hacerse con el poder en la capital. Así claro en algo más de medio año ya estaba la bandera americana ondeando en el Castillo de Chapultepec. Se firmó otro tratado y con él México perdía la mitad de su territorio. Era el 2 de Febrero de 1848.
(México en 1848, tras la invasión Estadounidense y la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo – Imagen: Cortesía de la Wikipedia)
La gran inestabilidad política de México viene reflejada por los siguientes datos. Entre 1821 y 1853 hubo cinco constituciones vigentes, un emperador y más de 30 personas que asumieron el poder ejecutivo. Para volverse locos. El descontento era total, da igual lo que se hiciera, siempre había alguien en contra, siempre se afectaba a alguien, siempre había un motivo para seguir con las peleas. En 1858 discusiones por la Nueva Constitución llevaban a una guerra civil entre liberales y conservadores. Tres años con dos gobiernos y más muertes. Y la victoria para los liberales de la mano de Benito Juárez.
(Una gigantesca representación de Kukulcán, la serpiente emplumada, el dios principal de los Mayas, el equivalente a Quetzalcóatl)
Pero aquí todo el mundo se aprovechaba de sus luchas de poder. Llegó el momento de Francia. Atentos que llegan curvas. �Mon ami, ya saben ustedes que les hemos dejado una cantidad ingente de dineggo para que se zuggen… digo pagga sus cosillas. Bueno. pues exigimos que nos lo devuelvan a la de ya�. �A ver, Napoleon III, si no es por no pagar, pero mira, es que acabamos de salir de una Guerra y agradeceríamos si nos das un poquito más de tiempo. Que te lo pagamos seguro, pero no estamos ni para pagar la luz�. �¡¡Non, non, non!! O pagan o pgepaggense pagga la Guegga!!!�
Las intenciones de Francia iban por supuesto mucho más allá de recuperar el dinero que les debían. Sus planes incluían instaurar en México una monarquía (con un rey francés, por supuesto) con el cual hacer frente a las expansiones inglesas y españolas por el mundo. Y México a pesar de todo, era una tajada bien interesante.
Fíjense como estaban la cosas en México que hubo quién consideró esto una opción interesante. Si hemos probado de todo y seguimos sin funcionar, ¿por qué no probar con un rey francés? debieron pensar. Y mientras tanto los franceses invadieron y tal y como prometieron colocaron a un tal Maximiliano de Hasburgo como emperador. Era 1863.
A una mayoría de la gente no les pareció muy bien eso de cambiar tacos por croissants, así que se organizaron guerrillas y siguieron luchando contra los franceses. Pero como ya sabemos, las condiciones del ejército mexicano no andaban bien sobradas de recursos, así que se limitaron a incordiar todo lo que pudieron sin crear demasiados problemas. No les quedó más que mirar a quién había sido su enemigo en busca de ayuda. Efectivamente. Estados Unidos.
Aunque su vecino del norte, enfrascado en su propia guerra civil de Secesión tampoco estaba para dar muchas ayudas. Hubo que esperar a que la Guerra de Secesión acabara para comenzar a dar la vuelta a las tornas. Se expulsaron a los franceses, se fusiló al hasta entonces el Emperador y borrón y cuenta nueva. ¿Por donde íbamos antes de está interrupción europea?
Pues con Benito Juárez como jefe del Gobierno, sólo que ahora en 1867. Las mismas discusiones. Los mismos conflictos. Las mismas batallas por el poder. Y entre todo eso, muy muy lentamente, México iba evolucionando. Un poco de ferrocarril por aquí. Algo de relaciones internacionales por allá. Juárez se murió (raramente por enfermedad en lugar de por fusilamiento, que era lo que se llevaba) y comenzó una nueva guerra de sucesión. Se votó, ganó un tal Jose María Iglesias, pero como siempre hubo a quién no le pareció bien y por lo tanto lo derrocaron. En su lugar tomo el poder Porfirio Díaz.
Comenzó el Porfiriato. Una dictadura en toda regla. Las bases ya se las saben: A ver muchachada, yo sé exactamente lo que hay que hacer y como hay que hacerlo. Y como vosotros no sabéis, me voy a encargar yo y el que rechiste que se vaya preparando para recibir una dosis de plomo. Lo primero es que necesitamos estabilidad, que los gobiernos cortos no funcionan, así que me voy a perpetuar aquí. Vamos, El paso uno en el Manual del buen Dictador militar.
(Joso, Santi y yo, con las capelinas con las que debíamos simular un enorme mar blanco ante los ojos del mundo)
Salvando estos pequeños y criticables flecos, durante su �gobierno� se atrajo mucho capital extranjero, siguió la construcción en grandes kilómetros de tren, se establecieron instituciones bancarias, surgió la agricultura de exportación, minería industrial… El país comenzaba a enderezar su rumbo a prosperar y a estabilizarse. Fue entonces cuando sorprendentemente Porfirio Díaz, el dictador, consideró que el país ya estaba listo para la democracia. ¿Cómo? ¿Que oyen mis oídos? ¿Sería cierto?
Pues efectivamente, las elecciones se llevaron a cabo, pero como no fue Porfirio sino Madero el que resultó ganador, pues pasaron a ser no válidas. A Madero le encarcelamos y aquí no ha pasado nada. Circulen. Circulen. Aquí el que ha ganado he sido yo. Bravo. Plas. Plas. Gracias querido México. I love you.
�¿Que has ganado tú? ¿México, I love you? ¡¡Chinga tu madre!!�. Daba comienzo la Revolución. Era 1910. Curiosamente cien años después del levantamiento de los Insurgentes de Querétaro contra Guanajuato que dio lugar a la independencia de México. Un siglo en el que desde luego no se habían aburrido. Aparecieron más y más grupos revolucionarios, todos ellos descoordinados entre sí. Por allí andaban el famoso Pancho Villa, Zapata, Álvaro Obregón y Venustiano Carranza.
A pesar de su falta de organización, consiguieron vencer a las tropas gubernamentales y Porfirio Díaz huyó y se exilió… en Francia. Madero volvió al gobierno y ya estamos otra vez como al principio. Ejem. Ejem. Disculpen la interrupción. ¿Seguimos? Pues no, porque si no esto sería muy aburrido. Volvemos a utilizar el comodín del ¡¡Golpe de Estado!! A estas horas ya os podréis hacer una idea de como se las gastaban en México. Así que golpe de Estado, asesinamos al presidente y aquí me quedo yo. Al habla Victoriano Huerta.
A las armas. ¡¡Viva México, Cabrones!! Si a nosotros nos va la marcha. Y pin pan pum, bocadillo de atún. No tardaron en volver a derrocar al usurpador que salió huyendo del país como alma que lleva el diablo. Ay Manolete… si no sabes torear…
¿Y ahora? ¿Que más podría pasar? Pues que surgieran dos facciones entre los propios revolucionarios. Es que si no tenemos un enemigo común no sabemos comportarnos. Y mientras Zapata y Villa apoyaban reformas que favorecieran a los campesinos, Carranza y Obregón se decantaban más por los intereses burgueses. Nada. No hay acuerdo. Pues ya sabéis, a seguir el protocolo, ¿Que hacemos en estos casos? ¡A las armas! Era 1915.
(Quizás la actuación más impresionante de la noche, un grupo de acróbatas desafiando a la gravedad y haciendo números y dibujos en vertical. Dejo a la concurrencia sin habla. Fue mágico)
Fueron Carranza y Obregón quienes se alzaron con la victoria. La lucha seguiría unos cuantos años más, pero Carranza ya gobernaba. Zapata fue asesinado en 1919 y cuatro años depués, ya retirado de la lucha, también sufría el mismo destino Pancho Villa. Pero mientras tanto, el país parecía recuperarse una vez más. Se sucedieron las elecciones, se iban sucediendo los gobernantes algunos también a base de plomo e incluso llegó a formarse por primera vez en la historia de México un partido político. El Partido Nacional Revolucionario (PNR que luego iría evolucionando hasta convertirse en el PRI – Partido Revolucionario Institucional) al que años más tarde se uniría el PAN (Partido de Acción Nacional). Todo un avance.
Llegó 1939 y con él, la II Guerra Mundial. México esencial proveedor de petróleo para los Aliados se acabó uniendo a ellos y mientras las tropas americanas se masacraban en el Viejo Continente una oleada de Mexicanos entraba en Estados Unidos a ocupar los puestos que habían dejado vacantes. Sin poder comerciar con una Europa en Guerra, México no tuvo más remedio que crear sus propias fábricas y talleres. Fue el empujón que necesitaba para despegar.
(Muchas horas de espera añadidos al salero méxicano nos hicieron hacer amigos facilmente)
Con las fábricas funcionando, había trabajo, la gente dejó de pasar hambre y el turismo de sus vecinos del Norte (ahora amigos aliados) empezaba a traer dinero. México comenzaba por fin a evolucionar. Las ciudades que hasta la fecha apenas tenían edificios altos, comenzaron a crecer, se cambiaron los caballos y las mulas por coches y la población se multiplicó. Llegaba al fin un periodo de prosperidad. Incluso se llegaron a organizar unos juegos Olímpicos en 1968.
Llegar al día de hoy no ha sido fácil en un país como México. A sus múltiples guerras y conflictos que se han extendido a lo largo de casi dos siglos, hubo que añadirle un tremendo terremoto que sacudió la zona central en 1985 dejando alrededor de cuarenta mil víctimas. Al perro flaco todo se vuelven pulgas. Incluso ahora, con una estabilidad política más o menos normal, son muchos los problemas que se les siguen acumulando. Narcotráfico, incapacidad de generar empleo, problemas ecológicos, desigualdades sociales…
(El Coloso, una gigantesca escultura construida en tres piezas y ensamblada en directo con ayuda de gruas)
Pero me aventuraré a decir que conseguirá superarlos, porque si algo han dado muestras durante estos dos siglos es de ser capaces de reconstruirse (a pesar de autodestruirse) una y otra vez y de haber construido (o estar haciéndolo) con encomiable pasión un país donde haya hueco para todos sobreponiéndose poco a poco a todos sus problemas.
Por eso, el 15 de Septiembre de 2010, cuando tras el Grito en el Zócalo sólo se oyó gritar de alegría a la gente para celebrar su doscientos cumpleaños, se leía entre líneas que ese camino chueco, lleno de baches y trampas, una senda imposible, se podía haber torcido tantas veces que ese momento de celebración nunca se podría haber dado. Pero allí estaban. Superando todos esos obstáculos, todos esos años terribles, para dejarse la voz diciendo que allí seguirían. Que lo habían conseguido.
¡Y que Viva México!
(Joso también lo contó, desde un punto de vista a pie de las celebraciones)
Me ha encantado como contaste nuestra historia de forma resumida y amena, así deberían contarla en las escuelas 😉
Lo que más me gustó es la forma en que cierras tus comentarios, que alguien extranjero diga lo que muchos sentimos, que tenemos esperanza y creemos que México está cambiando para mejorar, eso es muy motivante, en verdad, te lo agradezco.
Fotos espectaculares, con éstas ya te perdono no haber mostrado las de la fotoluminiscencia… 😉
Una de retratos! Me encanta cuando te centras en ellos. Además si van acompañados de una historia y una lección de la misma, mejor que mejor.
PD. Me podrías chivar a grandes rasgos cómo procesas el blanco y negro en Lightroom? Yo tiendo a saturar los negros y el contraste (me queda la cosa asi: http://www.flickr.com/photos/dmorfet/), pero me gustaría probar nuevas técnicas.
Sin palabras, tienes una manera espectacular de narrar las cosas.
Y como dice Daniel me da mucho gusto que haya personas que como yo vean que México puede salir adelante.
Gracias por este post tan fabuloso y que VIVA M�XICO!!!.
Orale, pues que viva Mexico!!!! jaja
Preciosos retratos, parece que hayas captado la esencia de cada uno de ellos. Misión difícil donde las haya.
Saludetes.
Que bien documentado estás, ¡admirable!
Felicidades
Así es mi queridisimo Ignacio eso de los croissants definitivamente no pego mas facil pronunciar taco :P, mejor a fusilar lo que vaya llegando, despues se pusieron de moda los golpes de estado y ahora las narcoguerrillas anyway México tiende a ser caotico verdad? pero bonito con todo y eso.
Increible leer la historia de México desde tu forma de contarla muy interesante no se te fueron detalles (digo para un resumen) me encanto, cual es tu secreto ehh??? te la van contando en el camino, o quizas vas y visitas museos?? te pones a leer libros??? o un wikipediazo?? :D. En serio impactante nos honras con contar esta historia.
Así mismo te felicito una vez más en lugar adecuado a la hora adecuada para prescenciar un evento unico. Yo creo que este viaje lo empezaste con el pie correcto =3
Que viva México una vez más y que el viaje siga rindiendo frutos. Saludos;)
Me ha encantado. Otra vez nos vuelves a dar una gran lección de historia. Impresionante las acróbatas.
sencillamente fabuloso! debe ser el primer post que no me detengo a mirar las fotos 😛
Me veo obligado a hacer mención al Frodo Bolsón de chetos picantes que trajo Joso, que también hizo mucho para hacer amigos durante todas esas horas en el Zócalo 🙂
Por cierto me ataqué de risa con los diálogos de los franceses: «O pagan o pgepaggense pagga la Guegga»
Eres genial, no cabe duda.
Me parece increible como has explicado la vida de México, te tendrías que dedicar a escribir libros de historia para los colegios que contigo los chavales no se iban a aburrir!
Lo he disfrutado tanto como el de la historia de USA o Indonesia que han sido de los que más me han gustado.
Sigue así!
jajajaja, ese «Chin…. tu madre!!» me agarro totalemte desprevenida y con niños presentes jajajaja. Me encantó!!!!!!!!!! fotos, relatos y toque picaresco. QUEREMOS LIBRO, QUEREMOS LIBRO, QUEREMOS LIBRO!!!!! 😉
Lástima que me lo perdiera solo por unos días…
Viva la Wikignacio! Y viva México!
Y si a los siglos nos vamos…
Somos más americanos…
que el hijo de anglosajón.
Sigo descubriendo la historia de Mexico contigo…
Daniel, México tiene muchas muchísimas cosas que mejorar. En muchos aspectos sigue siendo un país en desarrollo. Aún así, tiene muchísimas cosas buenas que espero no se pierdan en esta transición. 🙂 Mucha suerte y mucho ánimo en el futuro!
Morfet, yo hago toda la conversión en PS. Con una capa de ajuste B/N y toqueteando por ahí. Si quieres aumentar el contraste, duplica la capa, ponla en modo fusión de capas «soft light» (o luz suave en español) y ajusta opacidad a tu gusto. 🙂 Pero vamos, que quede claro que yo de conversiones a B/N no tengo ni idea… lo hago todo a ojillo…
Carlos Zubieta, no es fácil, tenéis una historia de lo más complicada!! jajaja!! 😉
Echobelly, muchísimas gracias!
Alesi, gggacias!! 😉
Monchoman, pues casi todo viene de «Historia de México» un librito que ha salido este año con motivo del bicentenario de la Academia Mexicana de la historia. Cuesta 39 pesitos de nada y está bastante bien, aunque cada capítulo lo hace un historiador diferente y hay cosas que se repiten y no cuadran mucho los estilos. Lo demás, historia de la Guía y Wikipedia, más museos, claro. El museo de Historia que está en el Castillo de Chapultepec es brillante. Sencillo básico y sin demasiados detalles.
Oria, las acróbatas callaron a todo el mundo. Flipamos.
Biayo, espero que las vieras después! 🙂
Santi, muy cierto… sin los Chetos picantes de Joso Bolsón no habría sido lo mismo!! Chetos pa la peñaaaa! Chetos pa la peñaaaa!!!
Hectorspain, pues muchísimas gracias. Siempre me da miedo estos posts, porque no se hasta que punto se pueden volver infumables!! 🙂
Nancy, lo estabas leyendo en voz alta? Jajaja!!!
Memoriadepez, pues si… que penita! Además así podríamos haber coincidido por fin!!
Japogo, jajaja!! y a continuación… exámen sorpresa!! mwhahahaha!!!
Pierre, logicamente, algo también nos trajimos de allí, no? 🙂
Borque, 🙂 un placer!
🙂
Despues de vivir 10 años en Mexico soy mexicana de adopción y leer tu paso por mi segunda patria ha sido mas que revivir esa buena epoca ( ya pasada).
Te pido si puedes me cuentes cuales son los siguientes pasos de tu camara, ya que me gustaría ayudarte si llegas a pasar por mi primera patria (Colombia) .
Unas fotos impresionantes! Me han dado muchas ganas de viajar… Felicidades por tu blog, me lo pongo en favoritos! 🙂
Gabriela, de momento termino en México… y buscando el momento de viajar a Sudamérica! muchas gracias!!
Sonia, gracias!!
Que buenas fotos, ¡Felicidades!