(Post que apelo al las pocas fuerzas que uno tiene para ser completado un tal 18 de Julio de 2010)
Las rocas aún estaban calientes cuando me tumbé mirando al cielo esperando a que aparecieran las estrellas. Desde Glacier Point, con el valle de Yosemite a los pies, la vista que iba desapareciendo bajo los mantos de la oscuridad, era inmejorable. Sin embargo no estaba demasiado tranquilo.
En frente, asomaban los 2693 metros de granito del Half Dome, la media cúpula icono del parque nacional de Yosemite. Llegar a la cima, era el objetivo para el día siguiente, pero viéndolo allí inmenso, con una vertiente cortada a cuchillo no podía imaginarme ni por donde ni como iba a conseguirlo. Pero con cientos de personas que lo suben diariamente, no podía ser tan difícil. ¿O si?
Sea como fuere, no había dado demasiada confianza al encargado de la oficina de información. El tiempo estimado para la ruta era de alrededor de 10 y 12 horas entre ida y vuelta, pero tras una rápida mirada a mi portentoso físico me había indicado que debería calcular no menos de 13 horas.
Oiga. Me ofende usted. Entiendo que mi barriga salchichera pueda confundirle, pero, ¡que es eso de añadirme una hora de más! ¡A mi! Que soy un extra de motivado. Demostraría a tamaño ofensor que se equivocaba aunque para ello tuviera que apostar mi honra.
Preparé con esmero la carga de la mochila para el día siguiente, en una compra masiva de barritas energéticas cuya ingesta no me haría pasar un control antidoping, unos cuantos plátanos, tres litros de agua y una buena ristra de embutidos (bueno, de embutidos de supermercado que ya quisiera yo hincarle el diente a un chorizo de verdad) acompañados de ingentes cantidades de frutos secos. Lo que viene siendo mi dieta clásica de montañero.
Salí con el alba, 15 minutos antes de que saliera el sol, pero donde ya reinaba claridad suficiente como para comenzar a caminar. Era un decisión consciente pues se esperaban fuertes temperaturas a lo largo del día y la última parte al alcanzar la cúpula podía colapsarse de gente, así que hombre madrugador vale por dos, o dios le ayuda o alguno de esos otros refranes que sólo se dicen como consuelo cuando eres presa de las legañas.
Comencé a subir por las laderas de Yosemite. Mis recuerdos me hablaban de algo tremendamente especial en este sitio. Fue uno de los templos fotográficos de Ansel Adams y yo estaba caminando por sus fotos, por sus montañas, viendo lo que el había visto y admirando como lo había hecho. Un deja-vu real, sacado del subsconsciente. Aquí esta. Aquí estamos. Siguiendo los pasos (en un sentido totalmente físico y literal) del maestro.
Aunque muy pronto me deje de romanticismos y me dediqué a no dejar de ingerir alimento, mientras el camino ascendía y ascendía. Sin parada sin descanso. Franqueando ríos, bordeando gigantescas cataratas, un pasito tras otro. Hop. Hop. Hop. Hop.
La verdad sea dicha, y sin animo de revelar mi identidad secreta como superhéroe, no son muchos los que hacen el recorrido entero en un día. Eso queda para sólo los cortitos de días, presas del ansia. La mayoría en cambio opta por hacerlo en un par de días, parando en una de las zonas de acampada más allá de la mitad del camino.
Sea como fuera, mantenía el ritmo, el buen ánimo y la cuesta arriba, porque no había manera de que disminuyera la pendiente. Arramplando con plátanos y dándome a las barritas energéticas en marcha, como si de un avituallamiento ciclista se tratara. Cruzando bosques, sudando la gota gorda bajo un sol que ya empezaba a abrasar. El primer litro de agua duro muy poco.
Pero había alcanzado por debajo del tiempo esperado la subcúpula. El Sub Dome. Una colina rocosa que había que cruzar antes de encontrarse con el mítico pico. Me aproximaba a la cima. Comencé a subir los escalones tallados en piedra y muy a mi pesar y a mis resoplidos, tuve que parar más veces de las planeadas a coger aliento. La sobredosis de barritas energéticas ya no ayudaba y el esfuerzo continuado durante casi cuatro horas, estaba pasando factura.
(Sobre la subcúpula, simulando que estoy fresco como una lechuga)
No lo suficiente como para detenerme y llegar a la base imponente del Half Dome. Quedaba por delante, la parte más dura. La más épica. La subida por casi liso granito hasta la cumbre. Tanto que la única manera de subir por esa cuesta que va adquiriendo inclinaciones casi verticales era agarrándose a un par de cables a modo de barandillas que en su día algunos spidermans habían colocado.
Cogí aire y esperé no ser presa del vértigo en mitad de la subida. Agarré un par de guantes de goma que tan cuidadosamente dejan los rangers listos para usar y empecé a ascender. No era lo más normal, pero ver al muchacho de delante mía equipado con arnés y mosquetón, me hizo dudar. Al diablo. No hemos vencido a la roca y al sol para dejarme intimidar por una pared vertical.
Si bien puedo presumir de piernas (a pesar de mi más que desguazada rodilla) sin sonrojarme demasiado y sin haber ingerido previamente alguna bebida alcohólica, no podría decir lo mismo bajo ninguna circunstancias de cintura para arriba. Mis brazos, que sólo tienen la fuerza necesaria para sujetar una cámara, se empezaron a quejar. Subir. Parar. Subir. Parar. Parada a cada pocos pasos, en cada uno de los travesaños de madera que hacían las veces de primitivos escalones.
Saqué las últimas fuerzas que tuve de donde pude encontrarlas, ocupando un muy pequeño espacio bajo la palabra orgullo, y coroné a la cima. De cero a cien en breves segundos. Del desánimo y el cansancio a la emoción. Ante mí, en la cima, la magnífica vista, el aire sobre tu rostro, la recompensa. Sentirme rey del mundo. Pequeños Instantes de placer donde nada importa más que permitir a la mirada perderse.
Recargué fuerzas, acabé con otro litro de agua, y con una sonrisa en la boca intenté guardar en la memoria cada valle, cada pico, cada roca, antes de comenzar la bajada. Rozabamos media mañana y la afluencia era mucho mayor, y el mismo camino de subida era el que había que usar de bajada, con el consecuente atasco en vertical. ¿Bajo? ¿Subes? Pasa tu, yo descanso. Tiro. Espera. Vértigo no vengas. Benditos guantes que agarran más que las botas. No sueltes nunca el cable. Un poco más.
Y una vez abajo, integro y satisfecho por no haberme despeñado, comenzaba el largo y trabajoso camino de vuelta al comienzo. Una clásica bajada, donde ya te fallan las piernas, cambiando músculo por goma, que se doblan por donde no deben, reclamando un descanso que sabes que no les puedes dar.
Tropecientas torceduras de tobillos después y con una marca de 9 horas y media (10 horas y media contando la hora de comer) alcanzaba el coche. Reventadito, con la rodilla otra vez en proceso de descomposición, quejándose de los tres últimos kilómetros de los casi 25 que había andado, pero absolutamente encantado.
Porque amo la montaña, cruzar valles, atravesar bosques, vadear ríos, olvidarme de todo y pensar sólo en el siguiente paso, elevarme a lo más alto y sentirme ínfimo. Que sencillo placer.
PD. No se pierdan este video (9:25 minutos – sólo en inglés) donde unos rangers muestran la ruta y unos cuantos consejos para hacerla.
ains…(suspiro profundo)
Mientras lo leía empujaba, aun sabiendo que el éxito o fracaso habian ocurrido hace días.
Unas relato y unas fotos increíbles.
Muy buena la historia de la ruta!!!yo estuve en Yosemite hace 7 años,y tengo pendiente esta marcha,es una espinita que tengo….llevo hasta una moneda de quarter dollar del half dome en las llaves,me encanta Yosemite!!!!!!
Fascinante cima la que nos has hecho ascender mientras leiamos tus sudorosas palabras. Las fotos como siempre increibles.
Enhorabuena por la ascension.
Precioso, simple y llanamente.
Pude ver el año pasado por estas fechas este parque y no he visto todavía nada más bonito (aún me queda por ver….)
El mejor lugar para morirse jeje…
Espectacular, Ignacio, teniendo en cuenta que a pesar de tus fantásticas fotos y tu magnífico relato nos muestra tan sólo una pequeña parte de lo que has vivido, la subida al Half Dome ha tenido que ser acojonante (en todos los sentidos). Imagino que debes estar supersatisfecho y con esa sensación de subidón que durará varios días. Enhorabuena, primero por haber subido y segundo por haber sabido contarlo tan bien y hacernos un poco partícipes de tu aventura.
Un abrazo.
WOW. Increible descripcion y fotos. La montaina!! Ese gran amor de todos los que la descubrimos de jovenes.
Espero que cuando acabes el viaje montes un libro con todas las experiencias y fotos. Yo lo compraria seguro (si hay envio al extranjero :-))
Fantástico macizo de piedra que no conocía… Una muesca más en el mango de tu bastón de trekking…jeje.
Lo que me extraña es que tras terminar no fueras a la oficina de información, no sé, a preguntárle la hora y comentar que ya estabas de vuelta… dudar del gran Ignacio… a quién se le ocurre…
Un abrazo y sigue así!!!
Muy guapas las cataratas, una risa el pique con los que te echaban una hora de más, estupenda la descripción y el retrato de la montaña.
Espero que te hayas recuperado ya y esa rodilla esté bien engrasada para hacer muchos más kms!
Un abrazo!
PD: Cómo me habría gustado USAsear con vosotros…
Que GRAN texto!! 🙂 Esto es lo que quiero leer siempre que entro en tu blog!! jajaja ayss
Bueno, las fotos tremendas y de Ansel Adams me había hablado mi profe de fotografía… rebuscaré para compararos ^_^.
AH!!! esa piedra lisa y vertical no era demasiado peligrosa para ir sin arnes?¿ uf, a mi me hubiese dado tembleque.
très belle promenade…
Tu NB es particularmente precioso
soporta la comparacion con las del maestro
happy lucky trip
Así que identidad secreta de superhéroe. ¿Con capa o sin capa?
Impresionante ruta de senderismo hacia Glacier Point, nosotros nos tuvimos que conformar con ver el parque y disfrutar de las vistas desde abajo por falta de tiempo, eso si tuve tiempo para escoñarme en las cataratas, había que llevarse un recuerdo imborrable en el cuerpo, quien quiere un tatuaje, pudiéndose hacer una buena cicatriz en la rodilla?? …
Me encantan las fotos 05 y 30, parece sacado de un cuento! Precioso!!
Me alegra ver que has vuelto a tus adoradas montañas!
me ha encantado el momento «barriga salsichera» jajaj, ¿!como pueden poner en duda tu gran valía?!
saludos!
Maravillosas fotos, como siempre.
Ya que comentas sobre Ansel Adams, te dejo un link a una noticia que te resultará curiosa. A lo mejor con el tiempo, tus fotos también son tan valiosas..
http://edition.cnn.com/2010/SHOWBIZ/07/27/ansel.adams.discovery/#fbid=NDI45m4MDuw
Sin duda, y cómo siempre… alucinada!! Precioso lugar, preciosas fotos, magnífico relato y cómo no… otro monte conseguido!!! Dudar del sr.Izquierdo… por favor… seguramente no sabría que un día fueras el dueño del canario milenario (aaaiiiinnnssss)
Oye, y no te diste le gustazo de darle en los morros al encargado de la oficina de información? … en fin, como buen español… o eso sólo lo hago yo??
oria: Sin capa, por supuesto, que las capas las absorben las turbinas
Buaaaaaa… increíble, Ignacio… Bonita excursión y mejores fotos. Half Dome, una asignatura más que pendiente.
Un beso y te leo a la vuelta de vacaciones! 🙂
Pim, pam 😀 De cima en cima y tiro porque me toca!
no No NO, no puede ser simplemente el paraiso te pasaste esa foto nocturna con todo y estrellas fugaces me robo el alma T_T ahhh con ganas de estar ahi.
Dichoso mi queridisimo montaniero, saludos.
Otro artículo EXCELENTE!
Tus fotos, tus aventuras son fabulosas.
Ya agregué tu blog al Reader de Google.
Me alegro de haberlo descubierto.
Saludos desde Rosario, Argentina
Pues sí, «qué sencillo placer», el tuyo por ahí por donde andes, el nuestro el leerte.
Nico, 🙂
Alberto, es de esos sitios que sigues por que no queda más remedio, si hubiera una salida de emergencia, lo mismo la había tomado! Jajaja! 😉
Ars Natura, gracias!
Avi, un lugar precioso, estoy completamente de acuerdo!
Marcos, si! fue un subidón de energía. Un prueba superada!! XD
Eduard, la montaña se puede descubrir a cualquier edad, aunque es una pena que haya quien no la haya descubierto de niño, verdad? 🙂
Memoriadepez, la verdad sea dicha, me habría acercado a decirselo, pero la imagen que iba a dar iba a ser una pena! jajaja! 🙂
Japogo, la rodilla ya ha asumido que o se arregla o lo seguirá pasando mal. No voy a dejar que me impida hacer nada de nada! (si, le echamos de menos en las USAs)
Monttse, tu lo que quieres ver cuando entras en este blog es a mi sufriendo? Ay que ver, que poco aprecio!! XD A Ansel Adams no lo busques para compararme, que saldré perdiendo de todas todas!! 🙂
Marie Midi, ni por asomo peeero gracias!
Oria, con gafas identidad secreta, sin gafas superheroe!
Jose Carlos DS, a Glacier Point subí en coche… jejeje… la ruta grande fue hacia el Half Dome. Por cierto, en algún momento os contaré la ristra de cicatrices que llevo de este viaje… estoy hecho un trapo!!
Santi, a que si? Que pasada de sitio!! 🙂
Pati, no se, no debo dar muy buena imagen!
Diego, 200 milloncetes de dolares de nada! ESo lo supero yo en un pispas!! sigh!! 🙁 🙁 Por cierto, que el parque tiene un museo de fotos de Ansel Adams!
Queseyo, porque no quise usar mis poderes sith para acabar con el, que si nooooo
Belén, es que yo no soy rencorso y además entrar cojeando no me aseguraba nada de credibilidad!! XDD
Bego, genial! pasalo bien en tus vacaciones!
Cilinderman, como si no costaran!! XD
Monchoman, lo mas gracioso es que apenas nos quedamos una decena de persona a ver las estrellas aparecer. Entre ellos había una familia y el padre les estaba contando cuentos de las mismas a los pequeños. Que pasada!!
Elisa, muchas gracias!! 🙂
Rham, *^__^*
Saludos a todos!!
🙂
que padre, me imagino la escena y más con la foto del lugar estrellado, uno de esos placeres sencillos que no podemos dejar pasar. 🙂