(Post que se estuvo documentando más de lo necesario y no corrió como debiera para estar aquí un 13 de Abril de 2010)
«Mucho se perdió entonces, pero ahora nadie vive para recordarlo.»
1768. Sobre la cubierta del velero HMB Endeavour el Capitán Cook escrutaba atentamente el insondable azul del Pacífico. Allí en la inmensidad del mayor océano del mundo, en alguna parte, debía estar Terra Australis Ignota. La desconocida Tierra del Sur. ¿Mito o realidad? Nadie lo tenía muy claro, pero si existía no cabía otra opción que encontrarlo cuanto antes. Debía ser reclamado antes que otros lo hicieran para la Madre Inglaterra.
Las únicas referencias databan de más de cien años antes, donde una expedición holandesa comandada por el holandés Abel Tasman aseguraba haberla encontrado. Era falso. Abel Tasman no había encontrado sino Nueva Zelanda, aunque el no lo supiera. Sus datos eran tan imprecisos que tomaron ambas islas como parte del nuevo continente.
No hay que culparle de mucho más pues ni siquiera pudo poner pie en las nuevas tierras. Antes de que se diera cuenta los nativos ya se habían lanzado sobre ellos matando a siete de sus tripulantes. El Pacífico es muy grande y que la gloria se la lleven otros. Nosotros nos quedamos con Tasmania y ya tenemos nuestro huequito en la Historia. Deprisa grumetillos extiendan las velas huyamos como alma que lleva el diablo!! Farvel salvajes. ¡¡Farvel!!
Cuentan que fue todo un problema de comunicación. Los nativos hicieron sonar las trompetas hechas de conchas en señal de aviso. Los europeos se lo tomaron como una bienvenida y se acercaron más a Tierra, que por muy buena fé y mucho vengo en son de paz que acarreraran era una señal inequívoca de Guerra. ¿Donde están los traductores cuando se los necesita?
De cualquier manera Nueva Zelanda seguís siendo desconocida para el mundo occidental mientras la tripulación del capitán Cook intentaba afinar el ojo intentando encontrar Australia. El viaje había cruzado el Atlántico para atravesar el Cabo de Hornos y adentrarse en el Pacífico y desde allí llegaron a Tahití. La Polinesia. Cook tuvo la brillante idea de añadir a su tripulación a un jefe local, Tupaia, como muchos otros, avenzado navegante del Océano.
Bajo sus órdenes y sus consejos, entendiendo las corrientes y guíados por las estrellas, Cook llegó a Nueva Zelanda. Y esta vez, con la intervención de Tupaia, la llegada fue mucho más amistosa. Nada como saber los ajenos sistemas de educación polinesios. Cook se convertía en el primer europeo que pisaba Nueva Zelanda.
O no. Porque los misterios seguían y seguían. Si ellos eran los primeros, ¿Que hacían allí armaduras y cascos del ejército español? Nunca se supo, en parte porque no hubo pruebas concluyentes y supongo porque si las hubo ya se encargaron los buscadores de fama de no dejar huella alguna. La historia amigos, la escriben los ganadores y no hay lugar para segundos puestos. Sea como fuera, ninguno de los supuestos hispanos había regresado para contarlo, con la más de las crecientes certezas de que habían pasado a alimentar a unos cuantos de los Polinesios.
Si. Estamos hablando de Canibalismo. Mucha son las historias de náufragos por el inmenso Pacífico, temerosos de acercarse a las islas por riesgo a ser devorados. El Salvaje Pacífico. ¿Cómo y cuando alcanzó la imagen de Paraíso?
(Night…
… And day)
Fue el canibalismo también el que acabó años más tardes con el propio Cook. 1779. Hawai. Por aquel entonces y tras tres viajes alrededor del mundo Cook había descubierto más mundo y viajado por más superficie del Planeta que nadie antes. Había cartografiado Nueva Zelanda, Australia, Las islas del Pacífico, la Antártida, Terranova… Había dado forma a la última parte del mundo que faltaba por descubrir.
Para Nueva Zelanda, sus descubrimientos lo cambiaron todo. El mundo occidental se acercó a estas islas, primero por balleneros y después por misioneros para poco a poco irse convirtiendo en una colonia. Con ellos llegaron nuevos alimentos, pero también nuevas enfermedades… y las armas.
Con los mosquetes llegaron nuevas guerras, las tribus que las tenías primero sometían a otras que o se rendían, o huían, o perdían la vida. Sólo hubo una manera de parar las guerras y fue (os dejo un segundo para adivinarlo) dar mosquetes por igual a todas las tribus. Vamos que nos vamos. Si nos vamos a zurrar todos en igualdad de condiciones. Mejor nos tranquilizamos, ¿no?
Y mientras tanto el resto de paises europeos se iban haciendo con más y más colonias por el resto del Mundo. Nueva Zelanda tenía que ser Inglesa. Era cuestión de prestigio, ladies and gentlemen. Pero no nos llegan las pounds para organizar una invasión militar en toda regla que ya tenemos demasiados frentes abiertos en el mundo. Yes. Yes. El prestigio no es gratis. Cuesta lo que cuesta. ¿No podemos hacerlo de otra manera?
Pues nada, montamos un tratado. Nueva Zelanda pasa a ser colonia inglesa y les aplicamos el mismo cuento que al resto de los sitios, que si les protegemos bla bla bla (a ver si cuela) y ellos pues que sigan usando sus tierras y nosotros no nos metemos en sus tierras (esto con los dedos cruzados). Se firmó el tratado de Waitangi que curiosamente sigue dando de hablar en nuestros días.
En primer lugar porque hay diferencias de traducción, ligeros matices entre la versión inglesa y la versión Maorí. Entre ellas, quién mantenía la soberanía (detallitos sin importancia que se pierden en las traducciones). Por otro lado, el tratado tenía que ser firmado por TODAS las tribus. Cosa que no sucedió y a día de hoy sigue habiendo tribus que no han firmado el tratado. El batiburrillo político se complica.
Por otro lado, con la firma del tratado comenzaron a llegar más y más inmigrantes. Ingleses. Irlandeses. Americanos. La población occidental pasó de dos mil a veintemil en menos de 10 años. Y subiendo. Va a ser que no cabemos todos, my dears. ¿Creeis que si nos metemos un poquito en estas tierras se darán cuenta? ¿Y en estas otras? ¿Y por aquí? ¿Algo más por allí? Pues ya que estamos yo les voy a convertir al Cristianismo. Anda, hemos encontrado Oro por aquí. Uy. Se han enterado los Chinos. Mirad, ¡vienen en hordas!.
Y tal y como cabía esperarse, se armó la marimorena. Comenzaron las guerras y una de la mayores y más feroces de defensas contra la expansión extranjera que se recuerda. Pero poco a poco los maories fueron inevitablemente perdiendo batallas, perdiendo terreno. La población se reducía y se reducía. De más de 80.000 ya apenas quedaban 40.000. Eran finales del siglo XIX.
Mientras la economía fruto de las exportaciones de carne y lana despegaba. Llegó la II Guerra Mundial y con ella, muchos de nuevos inmigrantes neozelandeses y australianos, se unieron a los ejércitos de los Aliados. Curiosamente estas bajas dieron la oportunidad de cubrir muchos de sus puestos de trabajo a los discriminados maories. De nuevo en el círculo social comenzó un nuevo periodo en el que conservar su cultura se convirtió en una prioridad, que dura hasta nuestros días. Cierto es que no quedan muchos lugares donde la vida maorí siga tal y como era con la población actualmente trabajando en ciudades en lugar de entornos rurales, pero se ha conseguido preservar muchos lugares sagrados y colocar su cultura en un lugar de respeto.
(¿No es genial que el periódico tenga una sección de Granjas? Nacional, internacional, deportes, granjas…)
Indudablemente, llegar a Nueva Zelanda a pesar de todo, implica llegar un poco a Inglaterra por mucho que los carteles, los museos y la información estén en inglés y en Maorí. A día de hoy, a pesar de ser un país democrático en si mismo, tiene a la Reina de Inglaterra como jefe de Estado.
Estos son a grandes rasgos, las caras de este país que comenzó a cambiar con la llegada del hombre blanco, con la llegada de Cook, cuyo nombre no sólo reside en plazas y avenidas, si no que además da nombre al monte más alto del país, secundado curiosamente por el Monte Tasman. Claro que si la historia la contaran los Moas, para ellos todo cambió con la llegada de los polinesios, pero eso, mis queridos es otra historia que deberá ser contada en otro momento.
Todas las fotos de este post corresponden al propio Monte Cook, a los azules tibetanos del Lago Tekapo, al paso de montañas que cruza de transversalmente los Alpes del Sur y que responde al nombre de Arthur’s Pass y a la pequeña ciudad de Akaora, parte de la pequeña península de Banks.
El azul de ese lago es medio blanco. ¿Es denso y caliente? ¿Flotas más facilmente? Me recuerda al volcán islandés Vití donde me bañé.
Hay una cosa que me cuesta entender. Con lo viajeros y aventureros que fueron nuestros antepasados porque gente como tu son casi una excepción entre los españoles de este siglo?
Interesante lección de historia acompañado de paisajes estupendos. Que relajante debe haber sido tomarse ese cafecito con las vistas de ese lago azul delante, verdad? 🙂
Muy bien narrado. Los paisajes y las fotos espectaculares como siempre. Y la sección «granjas» del periódico… indispensable.. jeje
Un abrazo
Mmmm este post me ha tocado como suelen hacerlo tus posts, pero me ha inspirado todavía más!
Y digo yo� ¿Y quien fuera Cook aun para terminar siendo comido? Si fuera el precio a pagar por recorrer el mundo varias veces y vivir cientos de aventuras de las que ya no hay, yo creo y confirmo q firmaría ya mismo� [y luego, al final por supuesto, intentaría escapar! ;o) ]
Ya podrían contarnos así la Historia en el colegio! :o)
(por cierto, te queda poco para el añito no� jaja, quien dijo una vuelta de unos meses� y lo que queda! por cierto, y África para cuando?)
Gracias por los montes, los valles, y la historia.
Se confirma una vez más el poder del estómago como motor de la historia, incluso de la actual… Rajados bastardos, no nos dejaron ni un muslito de moa! Y yo no quiero conquistador con papas… Mi tesssooooroooo!!!
Eso, eso, Africa, y América también, que son muchos los sitios a donde la mayoría no llegaremos si no es a través de tí.
To cook Cook!! Con ese nombre, de qué otra manera podría haber acabdo? 🙂
Nice post!
Oria, no me bañe, pero mira esta foto:
http://www.flickr.com/photos/ignacioizquierdo/4553389148/
esta más cerca y ha perdido algo del color. No creo que nadie flotara más de lo habitual allí o habría todo un negocio montado alrededor. 🙂
Con respecto a los «aventureros». Mi teoría es que estamos empezando a despertar ahora. Tras los malos años tras la Guerra, no creo que nadie de nuestras familias se lo pudiera permitir. En cambio en el resto de Europa es practica habitual. También creo que estamos demasiado preocupados por la estabilidad (puede ser también herencia de la Guerra) y no hay opción para algo así. Estudia. Coche. Casa. Familia. Yo no creo ni que se me hubiera pasado por la cabeza si no hubiera ido a Londres… (ale, vaya turrón que acabo de soltar… ni en los comentarios me callo).
javier I. Sampedro, fantástico. 🙂
Memoriadepez, indispensable. Pero tiene toda la lógica, con la mayoría de la población trabajando en ellas. 🙂 Me encantó el detalle.
Adela, que razón. Tu también sueñas con estar en la proa del velero surcando el Pacífico y siendo la primera en llegar donde nadie antes ha llegado. Ver ballenas a tu paso, esquivar a piratas… si, acabar comido puede ser un precio bastante razonable!! 😀 (por cierto, que con respecto a viajar… sólo puedo decir: Mira quién habla!!!)
Pierre, una vez más descubres las conclusiones que no había sido capaz de obtener por mi cuenta!! jajaja!!! 🙂
Rhamnus, voy abriendo una cuenta y me vais ingresando dinerillo entonces? 🙂 (y yo voy donde haga falta, eh?) 😉
Japogo, JUAAAAAAAAS!!! este le hace la competencia a la empinada Gallega!!! XDDDD jajajaja!!!
🙂
Llego tarde pero aquí tienes el brochure por si quieres subir al Cook.
http://www.mundoexplora.com/mn150.htm
cling cling
2450 euros de nada!!! vaya vaya… Pero al menos me has resuelto la duda de por donde se sube! 🙂 Genial!! Gracias!!
🙂