Es parte de las noticias de estos últimos días. El tifón Ketsana arrasó Filipinas dejando tras de sí a casi 400 muertos y se dirigió a Vietnam donde las consecuencias han sido similares. Menos muertos (32), pero gracias a un desalojo masivo de 350.000 residentes. Ciudades como Hoi An, donde estuve hace algo menos de un mes, se han encontrado con un río de tres metros de altura por sus históricas calles.

Tras el regero de destrucción, llegó a Camboya y Camboya no es Vietnam. Estaba mucho más debilitado, pero aún así los vientos de 145 km/h junto a las lluvias torrenciales han bastando para matar a otras 11 personas. La mayoría debido a que equivocadamente se refugiaron en sus casas. Y las casas se colapsaron. Mucha gente se salvó porque huyó de sus casas. No es de extrañar. Cuando ves las casas Camboyanas, no dan ninguna seguridad. La mayoría se encuentran elevadas para evitar relativas crecidas del río, pero no están preparadas para soportar nada más. Son casas que se construyen con poco y en poco tiempo. Madera y paja.

Una de las regiones afectadas es Siem Riep, donde me encuentro. Afortunadamente, en la misma ciudad se ha quedado en lluvias torrenciales, sin más daños que los materiales. Los que seguís mi cuenta de twitter, ya estaríais al tanto de que desde el martes por la noche y durante el día de ayer era imposible salir del hotel. Hoy Siem Riep ha amanecido inundada. El lago Tonle Sap y el Mekong se han desbordado y la mayoría de las calles cercanas al río desaparecidas bajo el agua turbia. Como un enorme pantanal.

En el resto de la ciudad, el agua se quedaba en una capa de 20-25 cm, pero si esto es Siem Riep, una de las ciudades más importantes de Camboya (aunque eso no implica que esté preparada para nada), os podréis imaginar los efectos devastadores en las zonas propiamente rurales. Parece que ha sido la «tormenta» más fuerte que ha pasado por Camboya.

A pesar de las noticas, Siem Riep no respiraba esa intranquilidad que se lee en los medios. La gente por las calles se lo ha tomado con bastante humor y con muchos niños ajenos a las desgracias jugando en las improvisadas calles convertidas a piscinas. Las calles de bares y turistas principales también están bien remojadas, con el agua entrando en los restaurantes y hoteles, mientras los conductores de tuk-tuks sabiendo que es el único medio de transporte incluso para cruzar la calle sin mojarse, han subido las tarifas «es que con esta lluvia, no va a ir por ahí sólo, el sir». Al final, todos en chanclas.

El tifón se aleja ahora hacia Laos, pero ya convertido en tormenta tropical. Curiosamente siguiendo el mismo rastro que debería seguir yo pasado mañana. Lo cual es bastante improbable que ocurra. Estoy a la espera de saber si el autobús que debo usar, tendrá alguna posible ruta abierta, no inundada. Más noticias desde la Zodiac, en breve.