(Este post debería haberse escrito y publicado el 25 de Septiembre de 2009, no me tomen por vago, mejor llámenme lento)

Fruncieron en ceño. Resoplaron y refunfuñaron. Situados encima de la pequeña plataforma de bambú, movida por un pequeño motor enganchado a dos ejes de metal, viajaban por la única vía de tren de la zona y ya avistaban cómo otro vehículo de similares características llegaba en dirección contraria. Se miraron, se encogieron de hombros, se resignaron, cambiaron los rostros serios por una sonrisa y se bajaron de su tren. Después de todo, las normas estaban claras. En caso de que dos trenes se encontraran, tocaría desmontar el que menos pasajeros y mercancías llevara. Y yo, único pasajero en un lugar donde la gente viaja en grupo (o al menos en parejas), no les colocaba en posición de poder. Así que por enésima vez, desmontaron el pequeño tren de bambú, lo retiraron de las vías, esperaron a que el otro más abarrotado pasara y volvieron a montar el tren antes de seguir el recorrido. Hasta que apareciera un nuevo �rival�, por supuesto.

Y es que el tren de bambú de Battambang tiene de esta curiosa manera asegurada la carga de transportes cuando sólo hay una vía por la que unir los pueblos. Y por si cabía duda, es ilegal. La vía en realidad es la que une Battambang con Phnom Penh con un único tren al día. Un día en una dirección y el siguiente día en la contraria. ¿Y mientras tanto? Pues aprovechamiento de recursos. El tren se monta, se desmonta, y aquí no ha pasado nada. Las vías claman por ser usadas y este sencillo invento ayuda a los locales.

Una de tantas curiosidades de este pueblo camboyano. Pasé un par de días por la zona, uno de los cuales atravesando pueblos, campos de arroz y preciosos paisajes en moto y descubriendo la cara más amable de esta gente. A pesar de que Battambang es la segunda ciudad más grande de Camboya (después de Phnom Penh) lo cierto es que no hay demasiados turistas, así que inevitablemente acabas atrayendo miradas e interés.

Así acabé en un templo en mitad de la montaña con un monje que no hablaba nada de inglés y que me acabó dando un abrazo al tiempo que me tiraba de las barbas, como sorprendido de ellas. O rodeado por un grupo de escolares, que se pusieron a cantarme canciones. O encontrándome con una pequeña familia pidiéndome que les hiciera fotos. El tema de las fotos es bastante peculiar. Muchos te ven con la cámara colgando y se quedan mirándote consecutivamente a ti y a la cámara en una clara petición. ¿Me elegirá a mí? ¿Me hará una foto? Otros en cambio de la piden directamente.

La curiosidad en sí es cómo te la piden. Sin hablar inglés sólo queda recurrir a los gestos. ¿Cuál es el gesto que empleáis para hacer fotos? En mi caso siempre había sido colocar ambas manos formando una especie de rectángulo, cómo si estuviera sujetando la cámara, y moviendo el dedo índice como si estuviera pulsando el obturador. Bien. Lamento informar que ese símbolo no es universal. Aquí se opta más bien por hacer el catalejo y con una única mano haciendo un círculo colocarlo encima del ojo. 🙂

Con un 75% de la población, dedicada a la agricultura, el paisaje de Camboya es siempre bastante similar. Campos de cultivo (mayoritariamente arrozales), casas de madera y paja elevadas para soportar las inundaciones saliendo de entre la jungla, vacas, gallinas, pollos, bueyes y perros corriendo por sus bajos, carreteras sin asfaltar, caminos llenos de baches, enormes vasijas de barro donde tienen el agua para beber y lavarse, algún riachuelo cerca de donde coger el agua y muchos, muchísimos niños.

No en vano, un 70% de la población no supera los 25 años. Es el resultado de un país en postguerra, sin la mayoría de las infraestructuras básicas, pero aunque la mortalidad sea muy alta el porcentaje se está reduciendo y la población sigue aumentando. El problema del crecimiento poblacional es especialmente agudo en estos países asiáticos, donde algunos como China o Vietnam, ya tienen un límite sobre la natalidad. Con la población mundial disparada, globalmente ya se están consumiendo más alimento de los que el planeta es capaz de producir de manera sostenible. Mientras que los países más desarrollados no aumentan su población (algunos como España, la disminuyen) los menos desarrollados, la incrementan. En 50 años la población mundial estará doblada. Las 300.000 personas que murieron en el terrible Tsunami de 2004 fueron reemplazadas sólo por la India en menos de dos semanas. La pregunta y el debate está en cómo alimentar a semejante de cantidad de individuos.

Por mucho que la población no aumente, los países más desarrollados no generamos suficiente cantidad de alimentos cómo para ser autosuficientes. Dicho de otra manera, países como Reino Unido, apenas generan un 30% de lo que consumen. Eso quiere decir que un 70% de los alimentos vienen de otros lugares. Haciendo cálculos rápidos las teorías más pesimistas apuntan a próximas guerras por el control de la comida. Se admiten opiniones.

En el caso específico de Camboya, con más de 14 millones de habitantes, tienen la suerte de tener en su centro, al lago de agua dulce más grande del sudeste asiático. El Tonlé Sap, uno de los lagos con mayor cantidad de peces del mundo.

Las lluvias del monzón son tan grandes, que cuando el río Mekong se inunda el agua entra en el lago, cambiando el sentido de la corriente, que debería ir desde el lago hacia el río. Un interesantes fenómeno que sólo sucede en el Nilo. Los sedimentos arrastrados por el Mekong además le convierten en un lugar tremendamente fértil.

En el viven miles de pescadores, casi todos en aldeas flotantes. Cruzarlo en barco desde Battambang para llegar a Siem Riep, es uno de los recorridos más bonitos de Camboya, claro que sólo es posible en la época de lluvias. Si no, el lago reduce su tamaño un décimo y no hay profundidad suficiente para que los barcos lo naveguen.

Llegaba a una relativamente inundada Siam Riep, la ciudad más próxima a los míticos templos de Angkor, con el ansia de saber si las expectativas creadas en torno a la Octava Maravilla del Mundo, serían para tanto o si por el cambio me quedaría algo decepcionado. De cualquier manera, era el punto de encuentro con los inigualables Pierre Nodoyuna, U2K y Jaime, así que sólo podía salir ganando.

Pero eso, junto con las primeras impresiones de Angkor, en próximos capítulos, mis queridos hobbits. 🙂