Cuesta bajar la mirada, pero cuando lo haces el ras del suelo de Hong Kong es igual de fascinante que sus cimas. La vida bulle y fluye por sus calles y callejones, subiendo, bajando, torciéndose y perdiéndose. Hogar de los comercios más dispares.
Basta pasear por el oeste de Sheung Wan para encontrarse con centenares de tiendas de marisco seco y todo tipo de hierbas medicinales y especias, mientras se entrecruza con el mercado de antigüedades de Hollywood Road, donde los ojos pacientes pueden encontrar muchísimos tipos de sorpresas.
Comienzan a aparecer los mercadillos cargados de puestos de fruta y verdura así como juguetes, ropa y bolsos abarrotando las ya de por si estrechas calles. Li Yuen Street East y Li Yuen Street West se llevan la palma, pero la verdad es que casi todas las calles tienen vida comercial. Gritos de los tenderos y de los que compran, los turistas despistados cotilleando e intentando no ser arrollados por la muchedumbre, los colores, los olores, los transportes que pasan dios sabe por donde, la policía intentando sin demasiado éxito organizar el barullo, más y más gente. Abajo todo es caos.
Aunque para los estómagos sensibles o para los más atrevidos, la palma se la llevan mercados como el Graham Street donde te aseguras que la comida es fresca fresca, pues los animalicos se venden vivos y se parte y trocea en el acto. Listos para consumir. Y además para los no acostumbrados no os penséis que estamos hablando de pescados y pollos, no, si quieres comprar serpiente, o ranas, o una cantidad sorprendente de bichos de los que no conozco el nombre, o llevarte una cabeza de cerdo. O… (insertar aquí lo que se os ocurra). 🙂
No es el único de este tipo. Aquí tenéis un video de uno en los alrededores de Causeway Bay para que os hagáis una idea del ambientillo. Jeje.
Hong Kong Island Markets from Ignacio Izquierdo on Vimeo.
Y bueno, siendo Hong Kong como es, una ciudad fashion y cosmopolita, también está lleno de centros comerciales y de tiendas de ropa de marca, perfumes, relojes y joyas, pero sintiéndolo mucho… es que eso me llama mucho menos la atención. 😉
La cara de la monja de la sexta foto es buenísima:
«Mmmm, ¿cuántas uñas de dragón me quedaban en el convento, ¿2, 3…?, me llevaré 3 por si acaso».
En cuanto al Norman Bates asiático, ya te lo comenté en flickr.
esos peces en la pecera son pirañas???
Espero que no maten al cerdo ahí delante tuyo.
Javi, la pobre tenía cara de no saber muy bien que hacía por allí (más o menos como yo).
Virginia, no son pirañas, pero tampoco tienen cara de ser amigos… 🙂
Oria, los cerdos ya estaban despedazaditos, las ranas en cambio si que se destripaban y decapitaban al instante… 🙂
A eso se le podría llamar pescado fresco no? P
Aquí el Chino dice que las que entran por las que salen… y que el ritmo hay que seguirlo. No tiene mucho que ver con el post (salvando que viene del Chino), pero ahí queda.
Cris, más imposible… 🙂 Aunque no se yo como estará de sano tras tanto stress!!
Japogo, el ritmo… el ritmo!!! que no falle…