Corría el siglo XVIII y los productos chinos tales como la seda, el té o la porcelanaeran ampliamente codiciados por los compradores europeos. A pesar de está interesante demanda el gobierno chino, gobernado por Qianlong no estaba interesado en el comercio europeo, pues consideraban su influencia bastante nociva para la cultura china.
Hecha la ley hecha la trampa. Los comerciantes europeos empezaron a buscar otros modos de conseguir los productos chinos. ¿La clave? Las drogas. Los ingleses comenzaron a introducir como contrabando grandes cantidades de opio procedente de sus cultivos de la India para intercambiarlos los productos chinos.
La situación en China que no era fácil en aquel momento lo que hacía que gran cantidad de los chinos acogieran el opio como vía de escape, avivando así el comercio de esta droga. Para cuando el gobierno Chino quiso pararlo ya había alrededor de 10 millones de Chinos eran consumidores habituales. Decidido a pararlo en 1839 el gobierno chino empezó a registrar almacenes y acabó encontrando y quemado unos 20.000 cofres de Opio en Guangzhou.
Los «traficantes» ingleses lejos de sentirse avergonzados, consideraron dicha destrucción como una confiscación de su propiedad privada y exigieron una compensación económica que por supuesto no obtuvieron por parte del gobierno chino.
Indignados, los ingleses bajo las ordenes del primer ministro Lord Palmerston mandaron sus flotas a las que se denominó la Primera Guerra del Opio, que acabarían ganando con la derrota y rendición del gobierno chino y la firma del tratado del Nanking que abría cinco puertos de China a Inglaterra y además cedía la isla de Hong Kong a los británicos a modo de compensación.
Entre estos nuevos puertos abiertos estaba Shanghái. Ya por aquel entonces una de las ciudades mercantiles más importantes de China donde los ingleses se asentaron de manera permanente y donde a rebufo llegaron otros paises europeos.
Los chinos molestos con esta situación en sus puertos estallaron en la Segunda Guerra del Opio en 1856. Volvieron a perderla y acabaron firmando el tratado de Tientsin que acabó abriendo aún más puertos y aumentando la cantidad de países que podían comerciar con ellos.
Para 1936 Shanghái era una de las ciudades más grandes del mundo con tres millones de habitantes entre los que se encontraban 35.000 extranjeros que prácticamente controlaban la ciudad, la cual empezaron a abandonar en la guerra del Pacífico en 1941, para marchar definitivamente con la llegada al comunismo de China en 1949.
De este apasionante episodio de la historia quedan muchos recuerdos físicos en el actual Shanghái. Mucha de su arquitectura mantiene el estilo europeo de principios del siglo XX donde se estableció el Asentamiento internacional y la concesión francesa.
Y entre todo estos, destaca por encima de todos El Bund.
Uno de los mayores centros financieros de Asia a principios del siglo XX donde se ubicaban los bancos de China, Inglaterra, Francia, Alemania, Japón o Bélgica a orillas del río Huangpu. Lugar de encuentro de refinados gentlemen de ostentosas fortunas que aún hoy en día sigue siendo considerado uno de las más bellas orillas de Asia.
Y es que una cosa no quita la otra… o no?
he oído paulaner!!!!…. ayyy, omá que rica!!!!….
La union del negro y dorado en un edificio me recuerda al Bryant Hotel de Nueva York, esa forma de acabar un edificio con triangulos y ventanas al Chrysler Building y el del reloj al Big Ben de Londres.
Algun otro parecido razonable?
Me viene muy bien la lección resumida de historia! Y no te cuento ya la Paulaner… bueno, qué tontería, si me tomé una este domingo.
Wunderbare Bilder!
Paulaner… pues con eso y el chutoro del otro día, menú completo!!!
Se me remueven todos los jugos gástricos!!
Las fotos preciosas, por cierto.
¡Un saludo!
Si la guerra era del opio en que condiciones firmaron el tratado??
ejem ejem..
muy interesante post, as always.
Veo que la historia os la refanfinfla y que lo que más interesa son las Paulaner. Sois sabios! 🙂 jajaja!
Oria, ciertamente tienen un aire (especialmente el Chrysler). No conocía el Bryan Hotel, pero me temo que la mayoría podrían ser muy similares. Lo del Big Ben me cuesta más verlo. 😉
Vane, ejem ejem. ¬¬U
Ale, venga todos, vamos a abrir unas weissen y a brindar! (como si hiciera falta un motivo)
que interesante la historia de lo del opio, y qué chula la última foto por cierto