Con semejante carta de presentación, Fugu, el pez globo, considerado un manjar en Japón tenía que pasar por nuestros paladares. No nos lo podíamos perder. Vivamos peligrosamente.
Haciéndonos una idea, la tetradotoxina es aproximadamente 1200 veces más venenoso que el cianuro por lo que el Fugu sólo puede ser preparado por chefs con una licencia especial, algunos de los cuales consideran una delicia incluir una minúscula parte del veneno para producir un pequeño cosquilleo en la lengua el comensal. Y claro aún cada año fallece algún cliente debido a «errores» en la estimación o una deficiente limpieza en la preparación.
Tampoco seamos dramáticos, el Fugu se come diariamente en un país como Japón y riesgos hay continuamente en nuestro día a día, como cuando se cruza la calle o se mete la lengua en un ventilador (según el teniente Frank Drebin). Malo sería que acabaramos con algo más que con la tripa llena. Elegimos un restaurante muy cerquita de Shibuya, especializado en esta especia y donde podimos degustarlo en una cuantas variantes, crudo como sashimi, a la plancha en hervido en nabe.
Cuando hablamos de Nabe, nos referimos a una especie de cazuela llena de agua y en la que se echan los ingredientes que formen nuestro Nabe. En el caso del Fugu, estaba compuesto por varias partes del pescado y unas cuantas variedades de verdura. Si os fijáis detenidamente en las fotos veréis que en centro de la mesa hay una placa vitrocerámica, con lo que la comida la preparabamos a nuestro gusto. Este cook it yourself es algo muy común en infinidad de restaurantes de todo tipo de comida.
Podemos asegurar eso sí, que el/los Fugu que nos trajeron era fresco fresquísimo, pues los pedazos se sabían recién cortados del pez vivo ya que aún mantenían algunos de los impulsos reflejos y se movían ligeramente. �am �am.
Lo mejor de comer nabe es que según avanza la comida cada vez está todo más rico, porque el caldo de la olla va adquiriendo más y más sabor de la comida. Y cuando ya has acabado y sientes que no puedes comer ni una pizca más entonces aparecen los camarermos con un enorme cuenco de arroz que se echa en el caldo para aprovecharlo. Y amigos míos, eso está de rechupeeeete!!!!
Sobrevivimos sin más complicación que un ligero empacho. Entre nosotros advierto que el sashimi no sabe a nada y que dicen las malas lenguas que lo realmente sabroso es el semen.
Curiosidad esta que me temo tendrá que esperar a alguna otra ocasión. 🙂
Yo quireo vivir peligrosamente!! Digo… no, esto no era. Ejem, ejem.. yo quiero probar eso!! Ahora sí 🙂
Qué buena pinta que tiene esa mesa llena de platos y de cositas. Me ha encantado el toque final del arroz en el caldo, es una idea estupenda. Y también la privacidad de las mesas; eso sí, hay que quitarte el ojo de pez pero YA!. 🙂
ja ja, los peligros que tiene el vivir en Japón! Me alegro que hayas sobrevivido para poder contarlo 😉
besos
Mmmm, pués no sé, pero creo que yo me voy a cenar pero ya! que me ha entrado una de hambreeeee…
Por cierto… nadie noto cosquilleo??? (Pura curiosidad insana, lo sé, pero… irremediable ;P)
Eso iba yo a preguntar. Vuestro pez globo daba cosquilleo o no.
Está claro, el pez globo se apoderó de ti y lo viste todo desde su perspectiva!
Qué será lo próximo? Tortilla de uranio? Tostadas de pegamento de rata? Chupetear un polo de ácido clorhídrico?
Están locos estos jóvenes, están loocoos!
¿De verdad no os agobia tanta cantidad de cuenquitos por todas partes abarrotando la mesa con riesgo de rodar hasta tu ropa? ¿No es más cómodo un plato cada uno y ya? El veneno es soportable pero el desorden… arggg 😛
Esta sección gastonomica versión nipona está de lo más interesante.
«Podemos asegurar eso sí, que el/los Fugu que nos trajeron era fresco fresquísimo, pues los pedazos se sabían recién cortados del pez vivo»
una lagrimita he soltado, no por el fugu, sino por la envidia. Mecacho!
En palabras de Homer: Fuguméame!!
No puede ser que los japos confundieran la sensación de la muerte que produce el Fugu conla del empacho tras comerte todo el nabe (quieeeta, mente adolescente)? sentir que no puedes respirar ni moverte, pero plenamente consciente… eso me suena de navidades, yo creo que estos japos son unos melodramáticos que no veas 😉
La Casa Sin, me alegro me alegro… lo del ojo de pez está complicado a menos que me regales un telezoom… ya sabes, juguete nuevo para sobreponerse al juguete viejo!!! jajajaja!! 🙂
Brujyta, vivo en el riesgo! 😉 Y mi estómago también. Menos mal que lo traía estirado de las cenas y comidas navideñas ibéricas!
Queseyo, Oria, pues no, si llegamos a sentir algo de cosquilleo entramos en pánico allí mismo!!! Déjate, déjate…
japogo, tortilla de uranio? mmmm… ñam ñam ñam…
Tam es que cada cuenquillo tiene su aquel, su esencia, cada cosa se usa para algo diferente. Mezclarlo sería aún más desorden!!! Peor el remedio que la enfermedad!! 🙂
Sirventés, me lo creo… no es precisamente la cocina inglesa lo que más echo de menos de la pérfida Albión…
Sebas, estoy de acuerdo… con la de cosas que hemos comido en los campamentos y ni hemos hecho publicidad ni nada! Cianuro a nosotros!!! Bah!!! Y te acuerdas del chiflado este que escupía fuego y andaba sobre cristales? Eso los japos no lo hacen! 😉 😉
Me has descubierto, soy una cobarde… del Fugu SM y yo pasamos… nos parece demasiado bello vivir… 😉
Eso sí, lo del pescado aún moviéndose en el plato, me encantaba, precavida pero sádica que es una.
Un supersaludo
Jejejeje… en serio, no pasa nada! 🙂 Tampoco pasa nada si no lo comes, claro. 🙂
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