– Ay, ay, finnco minautzitofs máa – dijo adormecido sintiendo aún entre sueños como cada músculo de su cuerpo dolía. Y dolía. Y mucho. A su lado acompañando la incomodísima almohada, un pie japonés.
– Venga, cachoperro. Que ya están todos levantado.
– Groumph. Groumph. – Más dolor. Todo él era una agujeta.
– Mmmmm… mmm…. Ignacio? ¿no vas a hacer una foto del amanecer? Está apareciendo la línea anarajada en el horizonte.
Mierda.
Estaran conmigo en que eso es juego sucio.
Aún con la legañas ocupando la mayor parte de mi cara, la boca pastosa, el pocopelo revuelto, agarré el trípode y salí sin muchos miramientos a la helada intemperie. No suelo ser de los que ven demasiados amaneceres, pero si son similarmente inversos a los atardeceres, sabía que no tenía demasiado tiempo antes de perder esos maravillosos momentos de luz.
Dado que el grueso del pelotón no se quejaba demasiado y sin reparar en que todavía andabamos anestesiados y drogados por el viciado ambiente donde habíamos dormido decidimos en un acto irreflexivo que eramos unos auténticos machos ibéricos y que nos sobraban fuerzas para dar y tomar y hacer la etapa reina por los picos de Tanzawa. Debería estar prohibido la toma de decisiones antes de las doce de la mañana. Por ley.
Pero claro, pongánse en nuestra situación. Habíamos avanzado el día anterior parte de la etapa más fuerte y volver sería desperdiciar todo ese esfuerzo más haber compartido cama con 80 japonesese para nada. Volver sería, en resumidas cuentas, un acto de cobardes. Habría sido totalmente coherente con nuestra forma física. Pero de cobardes al fin y al cabo. Y eso, nunca. El orgullo machirulo es lo que tiene.
En verdad el orgullo machirulo lo que tiene es que dura lo justo para que lo acabes maldiciendo. Para llegado el momento de «no return» y te lleves las manos a la cabeza diciendo «quién me mandaría a miiii», mientras cruzas curvas de nivel como si no hubiera un mañana. Porque si, amigos, si habeis hecho alguna vez una ruta montañesa, lo habitualmente más normal es que el camino intente, en la medida de las posibilidades, mantenerse a lo largo de una curva de nivel.
Eso sería lógico. Pero nada más lejos de la realidad. Cual dibujos animados por la silueta de las cordilleras no hacíamos otra cosa que subir montañas, para volver a bajarlas, para una vez llegado a lo más profundo, volver a subirlas, en un acto absurdo sin límites que iba minando nuestras escasas fuerzas al tiempo que reducía considerable y lamentablemente nuestra velocidad de crucero.
Vayamos a los hechos. Fuimos sin lugar a dudas los más jóvenes de cuantos nos encontramos por el camino. Por un amplio margen. Y fuimos (corroborado por un juez) los únicos que no adelantamos a nadie en todo el día. En cambio los japoneses y japonesas sexta o heptagenarios, no tenían ningún inconveniente en adelantarnos por los lados para desaparecer en la lejanía.
Algunos incluso rozando la vergüenza más vergonzosa, nos mandaban palabrás de ánimo en las subidas. Ganbate ne!!! Incluso hubo quienes nos aplaudieron en una de las cumbres. Nos habríamos puesto rojos si tuvieramos algo de sangre en el cuerpo, pero el honor ya hacía mucho que se había perdido, probablemente en la parte más baja de alguno de los valles y pongáse usted a bajar a por él… que luego hay que volver a subir. Total, el honor siempre ha sido algo sobrevalorada.
Lo que no estaba sobrevalorado para nada, era el tiempo que disponíamos de sol y cómo en las últimas bajadas nuestras piernas habían dejado a un lado el poco vigor que en algún momento tuvieron para convertirse en algo similar al blandiblu. Claro que poco tiempo quedaba para quejarse. El sol bajaba imparablemente sobre el horizonte y como no, nuestro ritmo de tortuga coja nos había retrasado más de lo esperado (a pesar del tiempo que habíamos recortado el día anterior). Habría que sacar fuerzas de donde no las había y bajar, correr todo lo que las piernas nos daban para intentar evitar la llegada de la noche.
No lo conseguimos, pero por muy poco. Ya teníamos las pupilas en su máxima dilatación intentando evitar los hoyos, las ramas zancadilleadoras y los abruptos cambios de nivel, cuando encontramos la carretera que nos había de llevar al pueblo. A pesar de que la noche nos cubría completamente, ya no había posibilidad de pérdida (aunque nunca habría que subestimarnos) y en algo más de un kilómetro encontrabamos el bus de regreso, donde como podía imaginarse dimos la imagen más demacrable que se podía dar tras dos días de ruta continua, de sol a sol, sin ducharnos, con capas y estratos de sudor y roncha y con unas ganas terribles de llegar a casa y esta vez si, tener un tú a tú muy muy serio con la cama.
Pero eso si, nadie podía quitarnos de la boca la sonrisa de haberlo logrado. De haberlo conseguido y además de haber tenido el placer de disfrutar de la montaña de una manera que no muchas personas pueden hacerlo, en un paraje impresionante, en un fin de semana espectacular y además con el beneplácito del Monte Fuji.
Ahí es nada.
Coooomooo???? pero a penas que habias hecho las paces con la rodilla y otra vez le cargas la mano??, pobrecilla!!!!! yo que ella pedia para navidad otro amo menos aventurero jajaja. Mil gracias por compartir esta aventura a los que no caminamos ni dos cuadras, porque como me decia mi papa «yo naci en coche» y creo que no podria llegar ni a las faldas de esa montana. jejeje
Salu2!!!
Llevo media hora esgüevadaviva xDDD
Por faaaaaavor….¡¡¡qué ya tenemos una edad y no somos japonenes!!!! jajaja 😛
Es broma… ¡¡enhorabuena!!! .. pero para la próxima tomadlo con más calmaa….
Esto que voy a decir… está mal que yo lo diga, tío… por eso, porque tú eres un tío y yo otro tío ¿sabes?, pero me da igual lo que piensen, yo lo digo:
Me vas a matar de placer.
Ha ha ha…
Felicidades por lograrlo!! La verdad es que conseguir un reto siempre tiene algo de placer y de no quitar la sonrisa durante unos días…
Lo de ver los abueletes a toda mecha adelantandote sin compasión… eso duele… (al menos a mí…), aunque no se si es peor ver a gente más joven subiendo y bajando con una sonrisa en la boca jugando, por un sitio en el que tu ya no puedes más… ¬_¬U… Es lo que tienen los japoneses… y nosotros no!
Jajajajajaja…
Lo siento, no puedo añadir más…
Un supersaludo
enhorabuena a los premiaos!!!
según la RAE:
1. m. Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo.
2. m. Gloria o buena reputación que sigue a la virtud, al mérito o a las acciones heroicas, la cual trasciende a las familias, personas y acciones mismas de quien se la granjea.
3. m. Honestidad y recato en las mujeres, y buena opinión que se granjean con estas virtudes.
4. m. Obsequio, aplauso o agasajo que se tributa a alguien.
5. m. Acto por el que alguien se siente enaltecido. Su visita fue un honor para mí.
6. m. dignidad (� cargo o empleo). U. m. en pl. Aspirar a los honores de la República, de la Magistratura.
7. m. pl. Concesión que se hace en favor de alguien para que use el título y preeminencias de un cargo o empleo como si realmente lo tuviera, aunque le falte el ejercicio y no goce gajes algunos. Al ministro se le rindieron honores de Jefe de Estado.
8. m. pl. Ceremonial con que se celebra a alguien por su cargo o dignidad.
9. f. ant. Heredad, patrimonio.
10. f. ant. Usufructo de las rentas de alguna villa o castillo realengos, concedido por el rey a un caballero.
a mi solo me queda por mancillar la 10…(rebusco en mi genealogía)sobre la tres… es una historia muy larga…ejem
Sois muy grandes!!!!
Ve haciendo callo para el camino de santiago desde Roncesvalles… quién dijo miedo?¿?¿
la definición es de «honor» of course…
un fallo poco honorable el olvidarme de ponerlo… veis lo que decía… ayyy… manda carallo!
Por fin te puedo leer!!! Por fin he sucumbido a timofónica!!! Por fin vuelve a corroerme la envidia cada vez que te leo!!!
¿tú, cansado en una ruta?¿tú?
Eso, ves, no me da tanta envidia.
Las fotos si, demonio del infierno, cada vez las haces mejores.
Siento el retraso en contestar, queridos píos! He estado arreglando las legalidades para obtener mi libertad!!! 🙂 I am freeee… comienzan mis holidays!!!
Nancy, es que mi rodilla y yo tenemos una relación de amor/odio! Yo antes era más montañero, ahora hace mucho tiempo que soy más de sofá… una pena. Así que estas cosas me valen para recordar lo mucho que me gustaba, le pese lo que pese a la rodilla!
Tamaruca, me alegro, me alegro… aunque sea a mi costa!
Cris, esto es sólo el principio! De aquí al Everest en un par de etapas! Ya verás, ya!
AdR, jajaja… me temo que escribiendo ganas tú… y en paisajes creo recordar que las playas de Cadiz también son dignas de admiración! 😉
Queseyo, los abueletes es que entrenan todos los fines de semana… bueno, vale, no es excusa… Somos unos fanegacos. Jo.
Superwoman… ^__^
Choupa, donde te crees que se quedó mi rodilla? En el camino de Santiago!! Aunque empezamos desde O Cebreiro, donde comienza Galicia. Te apuntas desde Roncesvalles?
Raksha, es que nos hacemos mayores. Aunque las ganas siguen estando. Tengo más mono de montaña! 😀 Me encanta volver a tenerte online! 🙂
Pues vente por aquí y les haces fotos, pishita. Que mientras yo te pongo una ración de pescaito frito y una cervecita 😉
Jajajaja! Aunque no se ven bien las playas… lo mismo esto te suena. Me da para el pescaito frito?
😀
Ole, ole, ole…
Arcos, Sanlúcar… no veas. Claro que te da pa el pescaito, ahora solo te hace falta coger un vuelo, sin escalas ni na, Japón-Jerez, que yo te recojo en el aeropuerto ¿eh?
😛 Abrazos desde Occidente
Madre mía, que parecía que era yo el que hacía esfuerzos ladera arriba ladera abajo para llegar a la siguiente meta! Buenísima y cachonda crónica montañera.
Adr, pues estoy deseando volver!
Japogo, lo peor es que todo el sufrimiento fue totalmente real!!! 🙂
¡Guau! Qué experiencia y qué fotos.
Y sí, los japoneses ancianitos parecen tener superpoderes inalcanzables para sedentarios jóvenes occidentales. ¿Vienes por los madriles? ¿Podré verte siquiera brevemente?
Queridísmo Ignacio, sea usted un hombre de los que se visten por los pies y diga a la audiencia si esta ruta fue más dura que la del Monte Fuji. Hable ahora o calle para siempre.
Me ha parecido estar viviendolo, entre tus comentarios y las fotos que por cierto son alucinantes…
Que camara usas para sacar ese cielo y esas nubes?
Yo tambien he hecho trekkines donde me han aplaudido solo por llegar :)) Asi que imaginate como te comprendo!
Que bonita es la montaña… como cansa y como atrapa eh …
Yo la semana que viene subire pero no a patear sino a intentar esquiar.. alomejor hago una de esas rutas con perros en trineo 🙂
Ah, si, soy nueva, vengo a traves del blog de sirventes.
Feliz año! 🙂
m
Elsinora, no creo que los superpoderes sean solo de los viejecillos nipones, sino de cualquier viejecillo del mundo que se pase los fines de semana recorriendo las montañas, mientras las patatas como yo nos lo pasamos viendo pelis en el sofá! Ains!! Los superpoderes tendrán que esperar a que me jubile!! jajajaja!!
Querido Anónimo, nunca fui hombre de los que visten por los pies y si de los que corren colina abajo. Sin embargo, tengo a bien confirmar que hasta la fecha el Fuji ha sido lo más duro que he hecho (especialmente la bajada). Quede por tanto constancia de lo que quiera quedar constancia. 😀
Hola Monttse!! Bienvenida. Perdone el retraso en la bienvenida y pase y pongase cómoda. 🙂 Esta usted en su casa! Que tal la ruta con perros por la nieve?
Lo que me he reido contigo!
Te advierto una cosa: la montanya engancha. Y vas a querer volver y volver y volveeeeeeeeeer… 🙂
Que me vas a decir a mi!! Desde pequeñito yendo a la montaña y mira ahora… a la mínima me escapo! 😀