El título de este post suena a despedida y en cierto modo lo es. Esta etapa en Londres, aunque sea a modo de paréntesis, se me acaba. No he ocultado que he pasado mejores y peores temporadas por aquí, pero confieso que me voy en un momento muy dulce. Tras algo más de dos años, he conocido a gente increible, muchos de los cuales sé que van a ser mis amigos esté donde esté. Creo que en mi vida en líneas generales soy una persona bastante afortunada con la gente que se ha cruzado por mi camino.

El otro día una amiga mía me preguntaba que había sido Londres para mí. Han sido tantas cosas que no supe resumirlo en una frase que le hiciera justicia. Ha sido la alegría de sentir que era yo el que por primera vez gobernaba mi vida. Ha sido la oportunidad de vivir en una ciudad que no se acaba y que te arrastra a vivirla sin quedarte viendo la televisión. Ha sido darme cuenta de que a veces dos horas de viaje a España eran demasiadas y que uno puede sentirse solo en una ciudad de 14 millones de habitantes. Ha sido volver a reencontrarme con facetas de mi que llevaban demasiados años enterradas. Ha sido sentirme que aprovechaba mi tiempo, que si miraba hacia atrás no me arrepintiera de haber perdido ni un segundo. Vivir. Y sentirlo.

Han sido dos años y dos meses, cargados de experiencias, las más importantes de ellas a nivel de evolución personal. Me siento además especialmente contento de este blog, que me ha dado mucho más de lo que yo podría imaginarme en un primer momento. Me ha hecho acortar las distancias y de alguna manera dar rienda suelta a la necesidad que he tenido de compartir este momento de mi vida. Me ha valido además para conocer a gente fantástica y darme cuenta de las posibilidades que tiene Internet a nivel de interrelaciones, de encoger el mundo y juntar a tanta y tan variopinta gente que ahora mismo me parece impensable el no aprovecharlo.

Me voy de Londres. Las maletas ya están cerradas y mañana cojo un vuelo a Japón, al país del Sol Naciente, donde quise volver desde que me fuí. Y aunque en teoría debería ser un viaje con retorno dentro de 8 meses, ya hemos visto que 8 meses son mucho tiempo. ¿Qué puede pasar tras esto? Londres está tan viva que cambia continuamente, la gente va y viene, algunos se quedan poco, otros mucho, otros asientan su vida aquí. Así pues miles de cosas pueden suceder y entre ellas la más normal: que vuelva y que todo siga igual… pero si y sólo si esto no es así, quería dejar constancia de este momento.

Yo mientras tanto seguiré aquí, aprovechándome de esta red de datos (Interneeeeeeé!!!) para seguir escribiendo (eso sí, esta semana no prometo nada) así que sí aún os sentís con gana de seguir tragando turrones mañaneros, aquí estaremos. Pasarán las Crónicas desde Londres a ser Crónicas desde Yokohama? No tengo nada claro lo que va a pasar con el blog, pero hasta que lo decida la dirección seguirá igual (y dado lo vago que soy, supongo que seguirá más de lo que en un principio se podría suponer. Mal sehen. Ya veremos).

Una última dedicatoria para despedirme. Mi Londres sois vosotros. Ya sabéis quienes. Y esto mi pequeño detalle. Espero que os guste.

Bests,

Ignacio