Al Noroeste de Gales, Anglesey, la isla más grande de Gales e Inglaterra, está unida a la isla principal por dos puentes que atraviesan los escasos 200 metros entre ambas orillas, paralelas entre si a lo largo de 23 kilómetros.

Es esta una isla plana atravesada por una impersonal A5, que acaba en puerto de Holyhead, punto más próximo a Irlanda y por lo tanto lugar de encuentro de trailers y ferries. Nada demasiado bonito y el que hiciera un día gris gris, tampoco ayudó a que nos marcara la isla.

Para los curiosos, que sepan que en esta isla se encuentra LLanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch (como lo leen… y sí, tiene 4 eles seguidas), que significa «La iglesia de Santa María en la depresión de la Avellana Blanca cerca del torbellino del rápido y la iglesia de Santo Tysilio cerca de la cueva roja». Como habréis podido suponer se trataba de una maniobra publicitaria del siglo XIX para atraer turistas.

Atravesamos la gris Holyhead para volver a sentir la fascinación por los acantilados y por el siempre magnificiente faro que adorna estos lares. Allí en los puntos más altos de la isla (con unos 200 metros de altura sobre el nivel del mar… jurjur). Allí está South Stack Lighthouse, al que se accede en una bajada de 400 escalones sobre el romper de las olas.

Siguiendo la racha de suerte que nos caracteriza y haciendo Anglesey aún más inolvidable, ese día el faro estaba cerrado. Grrr! Malignidades. Y es que el azote de las olas le hacía estar en plenas reparaciones.

Aún así, desde arriba, mientras el mar se pierde en el horizonte, el viento te azota la cara y el mar se despedaza contra las rocas la imagen de bella soledad si que merecía la pena.