Casi dos mil kilómetros cuadrados rodeados por las sierras de Filabres, Alhamilla y la Apujarra Almeriense eran es escenario perfecto para simular las áridas condiciones del lejano oeste. Comenzaba una época dorada para la zona que veía como sus bajos costes albergaban todo tipo de producciones. Por ahí pasaron Henry Fonda, Yul Brynner, Clint Eastwood, Bud Spencer y Terence Hill y hasta Chiquito de la Calzada (con su infame Condemor!) una interminable lista de películas, a las que se unieron otras cuantas memorables fuera del terreno indio-vaqueril y los romanos, el Cid, Indiana Jones y hasta Conan pasaron por ahí. Toda una zona criada en el seno del cine.
Lamentablemente aunque todavía sigue usándose para alguna producción (Kill Bill), ya hace tiempo que no es más que una sombra de lo que fue y los que vivieron de pequeños entregados la cine ahora luchan por sobrevivir. Pudimos hablar con un paisano de piel curtida por los años y el sol justiciero, que llevaba trabajando en los estudios ahora relegados a hacer algunos pases para turistas curiosos. «Nos pagaban 125 pesetas al día» Una fortuna para la época.
Toda la zona, con los estudios de Western-Leone, Texas-Hollywood y Mini-Hollywood se agrupan alrededor de la localidad de Tabernas, coronada por una ermita árabe en la cima de la colina, maravilloso lugar para contemplar los últimos rayos de sol antes de retirarse a descansar tras las montañas.
Una gran manera de acabar la parte turística a Almería. Quedaba la Nochevieja traída directamente del corazón de italia, al Paulino’s de San José, en un menú descomunal que nadie de los presentes fue capaz de acabarse, al que se añadió un poco de dolor de barriguita intentando digerir sus múltiples platos, mientras el propio Paulino, un italiano de larga melena, pegado a una barriga, se líaba a sacar botellas de Limonchelo, como si no hubiera un mañana, para acabar tomando la calle (nada ancha por cierto) y lanzando fuegos artificiales desde una caja en la que se leía perfectamente «No encender a menos de 60 metros de casas». Ejem. Genio y figura.
Nunca había estado yo debajo de un fuego artificial, fíjese usted.
El Limonchelo está bueno, pero es un poco fuertecito.
Sobre los fuegos artificiales, ¿y te volvería a poner debajo? Es que más de una vez he tenido que salir por patas porque me caían cascotes y bolitas encendidas. Pero para la memoria me queda el año que nos pusimos a jugar al beisbol con los restos azules. Que les atizáramos con botellas vacías es otra historia.
eehhhh … yo he cenado en el Paulinos cientos de veces!!!
Joer qué pequeño es el mundo, jaja 😛
Si algún día vas a Valencia en fallas te vas a cagar 😉
Buenas fotos, pero bueno, ya me repito no? jajajajjajajaja
Besos!
Mamma mía!! Paulino es un crack… Gran cena la que nos marcamos, sí señor. Todavía me pregunto cómo logramos levantarnos de aquellas sillas para mover el esqueleto más tarde. Memorable noche aquella…a pensar en la del año que viene!
tiroriroriiiiii…. gua gua guaaaaaa
curiosidad me corroe… algún día iré por ahí a ver qué se cuece…
(memorable ese txemita con el «truco» de la «corbata interior»
La discriminación de siempre. 3 vaqueros y un indio. Pobres indios, siempre a palmar.
Enorme Paulino, el fogonero llenabarrigas. Lasciatemi cantare…
Atención a Paulino, como os ha robado la atención que se merecían los vaqueros!!!
Oria, si que nos caían cascotes y de todo! Con respecto al limonchelo, estabamos sentados justo pegados a la nevera… te podrás imaginar…
Cris, y no te dolía la barriga cada vez? 🙂
Belén, estuve en Fallas… y pasé miedo. Cuerpo a tierra, es la guerra!!!
Japogo, memorable memorable y surrealista. 🙂 El año que viene más y mejor!! (si cabe).
Choupa, no pudimos ver el show, pero como bien comenta Pierre, con tres vaqueros y un indio te puedes hacer una idea… 🙂 Aún así mola. 😉
Pierre, y la agilidad que gastaba y la de limonchelo que pudo beber ese hombre!!!
Uuoooooooooooo! Tabernas!!!
Está muy cerquita de donde viven mis abuelos! Uuoooo! La de historias que me contó mi padre con los «estudios spaguetilleros» de Almería!
Me encanta! He estado un par de veces y parecía que en cualquier lugar te podrías encontrar a un Clint Eastwood jovencito y oír la musiquilla de Ennio Morricone….
Uuuuooooo TABERNAS!!!
Qué fotos más grandes!!!
A cuidarse!
Emma
Tengo que visitar Almeria, nunca me gusto el far west, pero los paisajes tienen un encanto indescriptible, o apreciable solo por imagenes.
A mi me gustaba Once Upon a Time in the West, esa si
Un abrazo
A la atención del Sr. Choupa: Podrá encontrar éste y otros detalles cutres en el best-seller «Cómo llevar traje y a la vez ser un garrulo», donde entre otras cosas se trata de disminuir la factura del tinte en corbatas.
Con poco éxito, por cierto.
Emma conoce Tabernas, Cris ha comido en el Paulinos!!! Esto que es!!! Que mundo más enano! 🙂 jajaja!
Adr, creo que «Once upon a time in the West» se tradujo aquí por «Hasta que llegó su hora» y es una verdadera joya, con un Henry Fonda malo malísimo! 🙂 Yo no soy muy forofo del cine del Oeste, pero no te puedes perder «Sin perdón» o tirando de algo más clásico los entrañables truhanes de «Dos hombres y un destino», por poner un par de ejemplos. 🙂
Pierre, pero estabas muy mono… 🙂 jajajaja
gordos, siempre piensaís solo en comer! el limoncello! quien se acuerda lo de mi mamá???
Jejejeje! De tu mama nos acordamos siempre por enseñarte a cocinar!!! jajajajaja!
las imagens son muy buenas, no parecen de España.