Inverness se considera la capital de la Highlands y desde ella se pueden empezar a apreciar las primeras hileras de montesy por el que pasa el río Ness para desembocar en el Moray Firth. Es de ahí de donde proviene su nombre pues Inverness significa el fin del Ness.

Seguramente eso del Ness haya despertado alguna de las bostezantes neuronas que guardáis para los quesitos del Trivial Pursuit y lo habréis relacionado rapidamente con otro Ness, que no es río sino lago. Efectivamente, el Lago Ness, famoso por las leyendas de un monstruo (el Nessie) que habita sus aguas.

El Loch Ness (pronunciado Loch Nis) es verdaderamente impresionante con casi 40 km de longitud (el segundo más grande de toda Escocia, tras el Loch Lomond) que traza una línea recta desde Fort Augustus en todo lo que se denomina Great Glen (el Gran Valle), aunque he de reconocer que tras unos cuantos días en las highlands fue uno de los que menos se quedaron en mi memoria. Y es que el tamaño no lo es todo y un paisaje un poco más dramático habría ayudado (creo yo). Te quedas con la sensación de que no se acaba, mires hacia el lado para el que mires y que por mucho que te esfuerces en aguzar la vista el Nessie debe estar con los delfines de Black Isle.

Quizás uno de los mejores puntos para verlo (o para quedarte igual) sea el Urquhart Castle, situado a medio camino entre Inverness y Fort Augustus, pero sinceramente, no creímos que mereciera la pena pagar el fortunón que valía la entrada para ver un castillo en ruinas por mucho Lago Ness que sea. Hay castillos infinitamente mejores repartidos por Escocia, que no se aprovechan del renombre de un monstruo fantasma para poner un precio abusivo.

Así que nosotros lo que si hicimos fue comernos un buen bocata a su salud y ancha es Castilla. Lago Ness liquidado.

Salto en el espacio y el tiempo y volvamos a Inverness. Originaria del siglo VI a.C. fue fortaleza de los Pictos, pasó a ser uno de los puntos claves en todas las batallas de la región y ahora es uno de los centros turísiticos de Escocia con más de 50.000 habitantes. Tiene el honor de ser la única «ciudad» de las Highlands. A partir de aquí baja la población humana y aumenta la densidad de ovejas y de vacas peludas.

Cuenta la leyenda que cuando San Columba fue a convertir a los Pictos al Cristianimos el rey Brude le negó la entrada, pero las puertas de la fortaleza se derrumbaron en cuanto el Santo las tocó. El rey y su gente quedaron tan impresionados que no dudaron en convertirse. 🙂

Tras dar un breve vuelta por la zona evitamos adentrarnos la famosa «Tortilla Asesina», retratada en cuantas guías de viaje españolas he podido ver (así que no seré yo menos). Jejeje.

Y acabamos en el Phoenix, un acogedor pub tradicional de madera oscura, medio desvencijado, iluminado unicamente por la luz que entraba por las ventanas.

Un breve descanso para coger fuerzas. 😉