Así nos las prometíamos muy felices, por nuestra carretera asfaltada, cuando llegamos al Este. Descubrimos que lo que teníamos hasta ahora era un lujo. El asfalto dejó de existir y la vía pasó a ser una pista situada en la ladera de una colina, pared semiperpendicular a un lado y precipicio sobrecogedor sobre el mar al otro. A todo esto empezaron a proliferar cartelitos que advertían del peligro de desprendimientos. Jajaja. Risa nerviosa. Imaginate que nos cae una piedra ahora. Si Olaf, si. Lo que nos faltaba. Uy, pues por aquí muchos pedruscos. Es que sí, hale, esquiva el troncho y evita el hoyo. bbbbbBBBBBRRROOOOM!!!! Pedruscos rodando ladera abajo.
Jarl. O_OJ
Ni que decir tiene que se acabó la conversación. Uno conduciendo. El otro mirando por la ventana para avisar al menor atisbo de gravilla que pudiera caer ladera abajo. El robot de cartón piedra roncando… Sobrevivimos, no sin envejecer unos pocos años en un intervalo de tiempo demasiado corto. Atravesada esta primera zona llegamos al dominio de los fiordos. Nuestro objetivo estaba a casi un día si bordeabamos la costa, siguiendo con la carretera cada entrante o a algo menos de dos horas si decidíamos tomar el paso de �xi. Un paso que cruza las montañas subiendo más de 1000 metros en apenas 5 km. No pasaremos por Moria si podemos evitarlo Gimli. Tomaremos el paso del �xi.
Según nos adentrabamos en las entrañas de la montaña, flanqueados por los desfiladeros y cataratas heladas en un paisaje de lo más tétrico, subiendo por pendientes de casi el 17% pensamos que quizás hubieramos tomado la decisión incorrecta. Total, sería la primera carretera por mitad de la montaña que nos atrevíamos a coger, pero no había ningún cartel que lo impidiera, así que se suponía que debería haber salida al otro lado.
Y entonces empezó la niebla. Engullendo las montañas. Creando el vacío blanco a su paso. Los hobbits no sobrevivirán. Deberíamos haber cogido el camino de Moria. Y empezó la nieve en la carretera. Y el hielo. Y comenzó a funcionar la corredera farinjo-testicular.
Silencio. Se mascaba la tensión. No pases de 10 km/h, Olaf, que no se ve ná de ná. Más tensión. Llegamos al punto en que si teníamos que dar la vuelta tendríamos verdaderos problemas. Saliéndose de las marcas en la nieve no sabíamos donde estaba la carretera y donde no. Bueno. Fé. Que no había ningún cartel abajo que pusiera que el camino estaba cerrado. Seguro que es solo un tramo. ¿Y si no lo vimos? ¿Y si había un cartel pero íbamos haciendo el primaveras y no lo vimos? Inspirar… Espirar… Un dos tres, yo me calmaré, cuatro cinco seis, todos lo veréis… Inspirar. Espirar…
Llegada a lo que pensamos que es el punto más alto (según el mapa). Blanco hipnótico. Es necesario retratarlo. Somos un punto en la nada. Mas allá de nosotros todo se desvanece.
Y entonces aparecieron las luces. Dos pequeños pilotos, surgidos de las profundidades neblinosas. Otro coche. En dirección contraria. Eso puede ser viene del otro lado y por lo tanto hay salida o que se ha dado la vuelta y por lo tanto no la hay. Preguntemos… �iiiiiiiuuummmmm!!!!!
No nos dío tiempo. Un puto ford fiesta!!! Bajando a todo trapo por las montañas, sin ningún atisbo de preocupación. Que bochorno!. De nuevo quedamos en evidencia ante los conductores autóctonos. Intentando tapar la vergüenza con la alegría de saber que había algo más allá fuimos capaces de terminar de cruzar el paso y llegar a Egilsstaðir, nuestro última parada antes de comenzar el viaje de regreso a casa. Sobre las sensaciones de los fiordos me extenderé en otra ocasión, pero no sería de recibo obviar que a pesar de las nuevas canas, un sol radiante a nuestro regreso nos motivó a volver a tomar el paso (hay quienes nunca aprenden) y a pesar del miedo inicial de volver a encontrarnos con los hielos y las nieblas, lo cierto es que pudimos disfrutar del maravilloso paisaje que se nos negó a la ida.
Hasta las antaño tétricas montañas habían pasado a ser agradables y joviales colinas. Hay que ver la diferencia que marca un poco de luz.
Y es que esto de tener un poco de sol en tan entrañable enclave sólo puede mejorarse de una manera…. Merendola mediante!! Si!.
Juraría que esa es la cascada donde mi amiga se convirtió en cometa, jeje. Por mi parte la escena fue peor. Ya nos habíamos quedado atascados varias veces en en ese mismo viaje y nos encontramos bajando esa pedazo pendiente con nieve horizontal. Nos encontramos un camión cisterna y nos decimos que si él puede nosotros también, así que ahí fuimos chupándole el culo y no terminándonos de creer que no se fuera por la pendiente.
Tengo amigos que han dado la vuelta a Islandia y del cague que pasaron en ese tramo dicen que no les moló nada los fiordos. Que se vayan a los del oeste a orgasmar
Por cierto, antes de que se me adelante alguien. La foto del caballo es increible. Que arte tienes, que arte tienes. Carabirubi, carabiruba….
Por cierto, veo que ya os habiais aclimatado a Islandia, hasta el muñeco de cartón abandonó su abrigo de Kenny.
Ahora que lo dices, es cierto que bajando nos cruzamos con (!!WTF!!) un camión cisterna!!!
Nada, que los conductores allí si no son temerarios no les dan el carnet! 🙂
Nosotros tuvimos ese momento de tensión en que pensabamos que la habíamos cagado pero bien, pero bueno, al final no pasó nada…
Y si, el robot de cartón empezó a hacer la fotosíntesis con los primeros rayos del sol!!! jajaja
increible!!
miedito miedito… ya me veo yo, con lo agonías que soy, animando a la peña: VAMOS A MORIIIIIIIIIIIIIIIR!!!
joer joer… por cierto, ni rastro del balrog no?
¿he visto un butelo? jjajajaj
MMMMmmmm basicamente eso fue lo que gritó el robot de cartón piedra cuando se despertó en mitad de la nada. Jajajaja!!!
Que cunda el pánico!!! Momentos de tensión aderezados con gritos!!!
Has visto bien, tus ojos de elfo no te engañan. Más de un butelo, con el que no tuvimos la misma clemencia que con el que nos acompañó durante meses por Alemania. A la buchaca!
Toda una historia! Si me hubieras avisado me hubiera traído las palomitas!!!
Y lo del Ford Fiesta haciendo Gueraapaaaa! ha sido genial.
Las fotos estupendas como siempre, cuidadín que como la Posh vea el post, le copia el peinado del caballo y se lo planta al Beckham!!
Es que el peinado equino es total tanto para el Beckham como para la Posh!! Jajaja!!
Después nos reíamos, supongo que para liberar tensión y al acordarnos del silencio total y absoluto dentro del coche… que miedito!!!
También pienso que los islandeses son temerarios al conducir así, pero si llegaste a conducir con ruedas de invierno no me negarás que la adherencia era increible. Además, confío en que como tienen más costumbre de conducir en esas condiciones saben como reaccionar. No como en España, que en muchas ciudades con cuatro gotas de lluvia el tráfico se paraliza.
Sobre los chillos de angustia, me ha pasado conduciendo y casi me cargo a la pava. Mira que le dije que así no me ayudaba y que me iba a poner más nerviosa, pues nada desde el primer precipicio haciendo aspavientos y cuando la niebla, para que hablar. Cuando me pasaba yendo en la parte de atrás preferí seguir durmiendo para ahorrarme la tensión, que se pasa muy mal.
Islandia no es para miedosos.
Mother of the beautiful love!!! Te anticipo, que si bien Islandia da miedito por lo que da, depende de hasta donde penseis llegar en Escooooocia…es igualmente la nada, la parte norte del ‘país’ está desolada, sin atisbo de civilización, las carreteras unicarril con sus ‘passing places’ donde apartarte cuando viene otro de frente…etc. Y si vais a la isla de Sky el tiempo cambia cada cinco minutos (rigurosamente cierto!)a ver si puedo enviarte mis notas de Escocia por si os valen para cuando penseis ir
Oria, en defensa del robot de cartón piedra, debo añadir que comenzó con algo de pánico, pero acto seguido añadió un «como mola»… jajajaja.
Si que utilizamos ruedas con clavos, pero que quieres que te diga, a mi me daba miedo igual. No hacía más que pensar en si pillabamos hielo y el coche resbalaba y nos ibamos pendiente abajo. Es el completo desconcimiento del medio. Los locales, acostumbrados a estas inclemencias seguro que ya sabían que la situación no era nada grave, pero para nosotros que apenas nunca habíamos conducido con nieve era toda una odisea. Y muy tensa.
Vir, no lo dudes y mandamelas todas ya!! A ver que nos encontramos por esas regiones nórdicas!
Aclaración técnica….. La corredera farinjo-testicular recibe tambien el nombre de tendón de Tello (desde los cojones hasta el cuello, jijiijiji). Pregunta fija de anatomía de 1º, responderla bien subía nota…..
Por lo demás, las fotos son justo lo que me estaba pidiendo el cuerpo, niebla, nieve y fresquito cuando en el exterior se debe estar derritiendo hasta los ladrillos de la casa!!!! Ignacio, te quiero!!! (ahora que no me oye Ramon)
Rachel, ya sabes que lo tuyo y lo mío siempre ha sido y será un secreto. Jajaja!
Pues es que yo no sabía el nombre del Tello fíjate tú! Muchas gracias!!! jajajajaja!!