Tras haber dejado en la cuneta durante un tiempo el tema Londres, vuelvo a retomar durante un breve lapso de tiempo algo de turisteo por la ciudad, para consumo y disfrute de los mas ansiosos turistas virtuales. 🙂

Y es que recibi, sin poder acoger (y ya van tres) a mi amiga Vanessa, gallega, estandarte del queso de tetilla, arquitecta y companyera de ese ya famoso anyo en tierras germanas.

Tuvo a bien hacer cosas que yo no hubiera hecho todavia, lo cual siempre es de agradecer, aunque hay que confesar que el paquete basico de viajes Izquierdo tambien lo sufrio y aguanto sin quejas (lo mismo unas pocas el ultimo dia) el trasiego de recorrerse la ciudad desde cualquier punto cardinal hasta el mas opuesto.

Entre estas cosas que tenia en mi lista de tareas pendientes y que aun no habia encontrado el momento para hacer estaba el visitar el mercado de Portobello Road. Otro mercado mas. Y si no me traiciona la memoria, ya van unos cuantos.

Portobello Road Market, esta situado en Notting Hill, comenzo en el siglo XIX como un mercado de comida fresca, pero se empezo a hacer famoso en 1960 cuando empezaron a llegar los comerciantes de antiguedades. Porque seamos serios, es lo unico que le hace distintivo. Que ya hemos visto miles de mercadillos de ropa y de fruta.

Y bueno, tambien el ambiente, porque es un gustazo repartir codazos a diestro y siniestro pasear arropado por casitas de colores (que ya sabeis que me chiflan).

A pesar de mi tendencia natural a acumular toda clase de cacharros inservibles y esa incapacidad genetica para tirar cosas a la basura, nunca he disfrutado de un desvan de los de peliculas, donde se acumulan los cachibaches, al olor de los libros viejos y entre ellos un baul guarda los recuerdos de las generaciones anteriores.

Para mi, Portobello guardaba mucho de esa imagen que yo habia creado en mi memoria y es que la cantidad de cosas que se podian encontrar alli era casi infinitas. Desde periscopios, hasta miles de cubiertos de plata (cada uno de su padre y de su madre), pasando por juguetes, muebles de madera, relojes que ya no funcionan, camaras de fotos que han retratado incontables vidas, chapas, placas metalicas, helices de aviones, figuritas de porcelana… os podreis imaginar el resto.





Es este el hogar de maletas viejas pero cuidadas con ganas de viajar, de mapas-mundi, de munyecos de madera, de ganas de remontarse a principios de siglo y ver como todo eso nunca habia sido antiguo sino articulos de ultima moda.




Un mercado para perderse, ir sin buscar nada especifico y salir con lo mas inimaginable posible. Para rebuscar en el baul con la ilusion de que lo que queda debajo todavia sera mas curioso que lo que dejabas arriba.

Aunque esto es un grave error, pues la cantidad oficial de morralla y basura haciendo de cuco en los puestos es muy grande y en muchas ocasiones tienes la impresion de que no estas ante objetos de edades remotas sino ante fosiles, carentes de cualquier valor. Chatarra seria la palabra mas adecuada. Pero aqui vale todo. Es parte de la diversion.

Es de todas maneras un mercado inacabable y por extension inabordable. Pero deja buenos recuerdos e instantaneas ademas de la sensacion de que cuando vuelvas todo habra cambiado y el desvan magicamente te ofrecera diferentes cosas. Igual de viejas y demacradas o en perfecto estado de conservacion, pero totalmente diferentes.




Quedo tiempo para comer, no os creais, que ya se encargaban los senyores tenderos de tentar a los sentidos ofreciendo por ejemplo crepes de fresa con chocolate (mmmmm… No se os hace la boca aguaaaaa?… aaaaaaahhh)…

… o delicatessen germanas para los mas amantes del genero animal …

… o lo mas clasico para los amantes de la verdura *ejem*.

Se avisa a navegantes que nosotros lo visitamos en sabado y acabamos atrapados en una maranya humana (como si pudieramos esperar otra cosa), pero para los que prefieran evitar ligeramente el conglomerado de gente, daros por advertidos de que podreis disfrutarlo todos los dias de la semana excepcion del domingo (hasta las 18.00).

Y tambie se avisa que llegando a los confines de Portobello Road, el mercado se vuelve menos interesante, siendo otro de tantos dedicados a ropita, camisetas y gran parte de la ristra de souvenirs de los que hacen gala en todo punto turistico que se precie.

En definitiva, muy entretenido, muy curioso y gratamente sorprendente. Estoy por meterlo en el pack basico de visitas y todo, asi que proximas visitas… preparaos!!! 😉