Obituarios:

Mi mini-yo, ese apéndice en forma de cámara de fotos que tenía en una mano, sufrió un parón eléctrico unos días antes de que yo saliera de Torrete destino Londres. Estuvo muy grave. Muy muy grave, llegando incluso perderse mi cena de despedida.

Unos días de descanso y justo antes de mi salida, hizo un esfuerzo y pensó que no me podía dejar así, sin fotos en mi viaje a Londres, asi que hizo un esfuerzo sobremáquino y volvió a estar disponible. El esfuerzo le costó la muerte.

A base de destornilladores y sobrecargas de baterías se le intentó recuperar en el quirófano de la habitación del hotel. Sin éxito. La autopsia constató un secreto a voces: Muerte por estrés.

Asi pues, tras varias caidas, reparaciones, caidas, reparaciones, golpes, viajes, traqueteos, situaciones extremas de calor, frío, humedad y tras creo que algo más de 30.000 fotos, mini-yo me abandonó. Descanse en paz

«Ay mini-yo, si te perdiera no se que sería de mí…
…bueno, encargaría otro clon, pero habría un periodo de 10 minutos en que estaría practicamente inconsolable»

He estado tres semanas practicamente inconsolable, pero ya tengo el nuevo clon. Acaba de llegar a mis manos ahora mismo. Mismas dimensiones, formato un poco más avanzado y más maligno. Mucho más maligno. El nuevo mini-yo.

Comienzan las fotos. Se preparen para la avalancha.

Mwhahahahahahahahaahaha