Las terrazas del Espinazo del Dragón fue uno de los motivos que me llevó a quedarme en Guilin un día más y a redistribuir de nuevo y por enésima vez el viaje. Quedé atrapado por las fotografías de estos increíbles arrozales escalonados que se exhibían en el youth hostel, y decidí arreglar y modificar mis reservas de días posteriores. (Por cierto, no está situado exactamente en Guilin, sino en Longsheng, no excesivamente lejos)
Una obra de ingeniería de 800 metros de desnivel sobre 66 kilómetros cuadrados, escalonando y moldeando las montañas. Un trabajo de una paciencia y una laboriosidad infinita que tardó más de 300 años en acabarse y que visto desde los aires parecen miles de dragones chinos jugueteando.
La subida desde el pueblo lleva un pequeño trekking de media hora de subida, bajo un calor infernal y sofocante que lo único que generaba era sudor. Los aldeanos, sabedores de que el cuerpo guiri no está hecho para sufrir se ofrecen a llevar al agotado y habitualmente fofo turista a hombros en una silla. En caso de caer en tan tentadora oferta, el precio se arregla de acuerdo al peso, con lo que los más entraditos en carnes sufren el acoso interesado de los «sherpas» locales.
El pequeño pueblo sabe explotar este imán de turismo. Hay hostales, restaurantes y puestos de souvenir por doquier. Aunque destaca el arroz con pollo o cerdo, cocinado dentro de troncos de bambú, tanta orientación turística resta, como es lógico parte del encanto de la zona.
Sin embargo, subiendo un poco a la montaña para disfrutar de las vistas es fácil quedarse sólo y contemplar como se extiende por las laderas hasta que se pierde la vista en completo silencio.
Dicen que las terrazas son espectaculares en cualquier fecha, en primavera y verano por que están inundadas de agua, reflejando los cielos, en verano y otoño porque el arroz lo cubre todo de dorados y en invierno porque la nieve lo cubre por completo creando muy bellas formas.
Este tipo de cultivo no es único de esta zona, si no que se utiliza en muchos arrozales a lo largo de Asia. Mientras haya suelo se podrá construir una terraza. Aunque confieso que me he quedado con unas ganas terribles de verlo cubierto de agua. Habrá que volver.
Más fotos, serpenteantes por la montaña, aquí.
A mi distorsionada mente de Bilbaíno le ha costado un rato descubrir que lo que había en el fuego eran troncos de bambú y no sardinas… (eso me pasa por leer después de disfrutar de las fotos).
Creo que necesito una escapada gastronómica, empiezo a sufrir alucinaciones.
Qué sitio más evocador…
Si no hubiese leido donde estuviste hubiese creído por las fotos que era Nepal. utilizan el mismo sistema de agricultura en terrazas debido al desnivel de la tierra.
Preciosas las fotos, el verde espectacular…
Menuda belleza de sitio!
Qué colores más bonitos sacas en las fotos!
Qué pasada de sitio!! me ha recordado a mi proyecto fin de carrera, q estaba inspirado en los «socalcos» para el cultivo de la uva. Es algo parecido a esto pero a muuuuy menor escala. Me muero de ganas por q vuelvas ahí en invierno!! y que me lleves a mí en la maleta!!!!!
Creo recordar que fuiste en noviembre, no? Está todo muy verde todo para ser otoño. Entonces, ¿habemus otro otoño en Japón?
Precioso!!!
Javi, jejeje… es ver brasas y empezar a salivar eh? No me extraña. Ya sabes que yo soy de buen comer y en mis escapadas gastronómicas al Pais vasco nunca he vuelto decepcionado.
https://www.ignacioizquierdo.com/blog/category/bilbao/
https://www.ignacioizquierdo.com/blog/category/san-sebastian/
Marcoiris, parece ser la técnica se usa mucho para poder construir en terrenos muy complicados. Lo de Nepal, tendré que verlo.
Daboryuu, muchas gracias. El sitio era magnífico. me alegro de que te guste.
Vane, no conocía los socalcos! 🙂 Es muy similar la verdad. Como llevas el controsionismo? Cabrás en la maleta?
Oria, esto fue en Septiembre en China, el Otoño ya pasó (lamentablemente). A ver la primavera… 🙂
Cris, ^__^
Que hermosos lugares!!!! oye tu si que le sacaste jugo a tu viaje a China!!! Pero yo encantada de que sigan los relatos de ese viaje, ojala que todavia queden muchos mas y mas fotos increibles. Salu2!!!!
Bilbao sale muy aparente en esas fotos con tanto sol. ¡Qué recuerdos!, mi primo vive a escasos metros del Puente Colgante, memorias de infancia, juventud, snif,snif…
Es un puntazo ver las fotos del Cantábrico sentado aquí en el oeste de California, ¡gracias, Ignacio!.
¡Anda que no me iba yo de zuritos ahora mismo!
Nancy, aún queda sí. Soy un pesado. Un viaje que hice hace casi 6 meses y todavía sigue y sigue… 🙂 jajajaja!
Javi, de nada… siempre mola ver tu tierra aunque sea de lejos. Aprecio lo extraño de la situación. En algún momento coincidiremos en España y saldaremos el deficit de zuritos y pintxos! Ya verás. Ya. 🙂
Lo mismo digo… geniales los colores y las formas de las montañas. A mí esto de las terrazas me recuerda a las terrazas que se moldean en el monte de mi tierra para plantar eucaliptos. Pero no es lo mismo, claro, no es lo mismo.
precioso..
m
Japogo, pues si no es lo mismo mismito… será muy similar, no?
Monttse, si que es verdad que lo era…