La romántica imagen de China con ríos serpenteantes entre pequeñas montañas surgiendo de entre el agua, cubiertas de vegetación, mientras un pescador rema plácidamente puesto en pie sobre una pequeña y plana balsa, la China de los paisajes dramáticos que evocan a épocas pasadas, la China alejada de las grandes urbes y los inmensos templos, la China que inspiró a pintores y poetas, eso es Guilin.

Pero los años no pasan en balde y con el paso del tiempo esta región que empezó a habitarse en el 314 a.C. y que llegó a ser la capital de la provincia de Guangxi se ha ido convirtiendo en un foco para el turismo más desmedido, especialmente para los propios chinos.

Esto le resta ese encanto místico y añejo, pero aún así sigue siendo impresionante. Quedé gratamente sorprendido de esta zona, la china más profunda, más relajada, donde sus habitantes te miraban con una curiosidad cómplice. Enamorado de sus colinas, de sus pequeños e infintios detalles que le confieren ese aura de tranquilidad tan agradecida.

Descubrí Guilin y alrededores forzando el calendario, pues no entraba en mis planes iniciales y al final me quedé algún día más de lo que pensaba. Lo merecía.

Más fotos, desde orillas del río Li, aquí.