A dos horas hacia el norte de Tokio y muy cerquita de Nikko se encuentra entre ríos y en la falda del monte Tenjin-daira la pequeña localidad de Minakami. Famosa por ser un centro de actividades al aire libre y por ser una región llenita de onsens fue nuestro destino para pasar el fin de semana.

Sí, han leido bien. Actividades al aire libre. En Noviembre. Será otro trekking, pensaréis. Eso denotaría hasta inteligencia por mi (nuestra) parte. No. Rafting. Todo es absurdo. Y el agua está fría. De nuevo la maldita física.

Pero no es este momento para quejarse. Que los que me conocen saben que el riesgo y yo somos incompatibles, así que un rafting ligero podría ser un buen motivo para empezar a dialogar de tú a usted con la adrenalina.

Pues bien, fue bastante ligero y me quedé con ganas de más (es lo que tiene, que luego me envicio), pero entre que eramos unos ronchas todos y que el otoño no se caracteriza por ser la época del año donde los ríos tienen más caudal, no fue todo lo vertiginoso que podría haber sido.

Y es que encima como extra los dos monitores que teníamos recién sacados de un anime eran toda la risa. Ellos no hablaban inglés y nosotros salvo uno, no hablabamos japones. Y eso cuando estas a punto de estrellarte contra una roca no suele ayudar. Se pasaron el rato haciendonos perrerías y siguiendo el juego cuando se las hacíamos nosotros, total, que pasamos más tiempo mojando el neopreno que encima de la balsa. 🙂 (Aunque eso de bañarse entre rocas bajo hojas otoñales tiene su encanto)

(Taka, poniéndome firme. Si, mi sargento!!!)

Fue una manera estupenda de liquidar las pocas energías que quedan cuando acabas la semana y una manera mucho más agradable de dar con nuestros huesos en el onsen de nuestro Ryokan. He aquí dos conceptos que probablemente sean desconocidos para los que no estéis familiarizados con el mundillo japonés (además nunca he contado nada de esto antes por aquí). Un Ryokan es un alojamiento tradicional japonés, con suelos de tatami, adornado generalmente por un jardincito y donde la habitación que te dan se utiliza para todo.

Según llegas sueles tener una mesita baja preparada, lista para que te relajes del viaje tomando un té. Acto seguido te dan unas yukatas (que son como unas batitas para andar por casa) y que te valen tanto para estar en la habitación como para ir por el propio hotel, o incluso salir a la calle. Son tremendamente cómodas y te hacen sentir como en tu casa. Todo un gustazo.

Los onsen suelen estar integrados también en los Ryokanes. En resumidas cuentas son unos baños termales colectivos (aunque generalmente están separados para hombres y mujeres). Hay ciertas diferencias con respecto a un baño occidental. El baño termal dentro de los onsen se usa para relajarse, no para lavarse. Hay que lavarse antes y para eso disponen de unas duchas y jabones justo antes de entrar. Es muy importante lavarse bien, enjabonarse y aclararse perfectamente antes de entrar en el baño. Lo contrario es una falta de respeto para el resto de los que lo están usando. Y sí, por si os lo estabáis pensando, todo el mundo va como dios le trajo al mundo.

Generalmente los Ryokanes además sirven comida tradicional japonesa de la zona. La comida tradicional japonesa casi siempre consta de un número infinito de pequeños platitos que son un deleite para el paladar. No voy a prometer que os gusten todos, pero si que será un desafío de sabores nuevos. Y eso siempre se agradece. En este caso, además teníamos nuestra propia sala para cenar y desayunar, rodeada de unos kimonos antiguos impresionantes. El momento fue fantástico, recién salidito del Onsen, completamente relajaditos con el gusto en los quejumbrosos músculos para tratar con mimos al estómago.

No os sabría explicar ni lo que comimos ni lo que cenamos, pero hay realmente de todo, desde algas a pescado, pasando por tofu, arroz, miso…. Si que es verdad que los que no esten acostumbrados el desayuno les puede resultar un poco chocante, muy alejado del clásico croissant o tostadas con café y el estómago parece mirarlo con recelo, pero oigan ustedes, se hace uno rápido y además te carga las pilas bien bien bien para todo el día! 🙂

Y una vez has terminado de cenar, ya tienes la habitación preparada para caer en brazos de Morfeo. Las mesas bajitas y sillan han desaparacido y en el suelo de tatami aparecen unos comfortables futones listos para soñar con angelitos.

Oigo quejas en la sala, ¿Qué nos cuidamos mal, alegan?