Ni pescamos, ni cogimos el ferry, pero si nos sentamos en la tranquilidad de un pub a comernos unos fish and chips de competición que nos supieron a gloria bendita. Y la camarera, gallega. Estamos tomando el mundo.
Ullapool es un lugar encantador en un paraje precioso, donde realmente no hay mucho que hacer pero que transmite sensación de relax. Un agradable kit kat para los sentidos.
Por cierto, no me decidía entre color y blanco o negro, así que elegid la que más os plazca. 🙂
Decidimos dar una vuelta por el puerta, para encontrarnos con la sorpresa de los cientos de cientos de bueyes de mar que estaba descargando un barco pesquero. Seguían vivos, pero tras pasar gran parte del tiempo en una cámara frigorífica en su viaje del mar a la costa, eran casi completamente inofensivos. (Y lo de casi no lo digo por ninguna mala experiencia, pero sí que se movían y esas pinzas que tenían me parecen que eran de las que no conocían amigos).
Aún así el pescador fue lo bastante amable y paciente para dejarnos cojer uno para que posara con nostros. Jejeje.
A ver, quién quiere? Matengan el orden y hagan colas!!! 🙂
Yuhuuu… prrrriiimeee!!
Ullapool, very nice.
Una curiosidad: los pescadores, una vez descargados los bueyes de mar en esos contenedores, se esmeraban en colocarlos todos ordenadamente con el caparazón hacia arriba, pinzas para abajo, vamos, que no quedara ninguno bocarriba, porque nos comentaron que si no, la palmaban.
Anda, curioso lo que dice japogo. ¿Y por qué los querían vivos?
Porque así llegan fresquitos a las pescaderías…
¡¡¡Qué bonito!!… ves esto nosotros no lo vimos… aimmmm 🙂
el marisco siempre fresquito!! pues no es coña lo que puede hacer un buey de mar con esas pinzas y en plenas facultades… si le teneis cariño a vuestros de deditos, nunca le deis la mano a un buey de mar… este ha sido mi briconsejo de hoy.
(si cierro los ojos aún veo a U2k y japogo corriendo hacia a mi a través de la campiña escocesa enajenados y posesos… miedo…)
ummmmm!!! me encantan esos monstruos marinos. En cuanto llegué a Santiago me comí uno de esos (lo bastante feo para asustar) pero ni mucho menos tan grande como esos. Gracias por la postalita…
besos
bitrix
Choupa, que haríamos sin tus briconsejos. Espero con ansias el curso de supervivencia jurásica básico. 🙂
Bitrix, sigues teniendo dos piernas? Espero que hayas disfrutado del camino!!! 🙂 Bss!!
pues os diré que el marisco de este tipo, véase centollos, buey….. nunca se debe comprar si no se mueve.. useasé, si está muerto… por que no sabes debido a que se ha muerto… supongo.. el caso es que no te lo venden muerto… lo que si puede pasar es que entre que lo compras y lo cocines se muera… entonces puedes echarlo en la olla a temperatura ambiente… pero si está vivo, como es lo habitual… se espera a que hierva el agua para echarlo…. ayyy, pobrecillos, dicho así.. casi mejor que se mueran pronto, no?… por que si no… les espera una olla de agua hirviendo… no me extraña que se les ponga el culo rojo!!!!
(espero haberme explicado bien.. por que ma costau!!!)
Cierto, cierto, recuerdo cuando de peque mi madre compraba cangrejos vivitos que se acababan paseando por la cocina antes de ponerse rojitos en el agua hirviendo! 🙂
Vale, pues entonces la freakada del día la digo yo: … y yo que no soy capaz de comerme un bicho de estos, precisamente por la penita que me da la muerte tan mala que tienen…
Pero ya avisé, era la freakada del día…
Saludos!
mis recuerdos son de mi madre persiguiéndome con un cangrejo vivo por toda la casa, partiéndose de risa, y yo acababa escondida debajo de la cama. Asi todas las veces que había paella. Resultao final:ni comía ni como cangrejos. Lo mismo me pasó con las judías verdes, ja ja!
Virginia, tu madre también te perseguía con judías verdes?
Propongo ir a hacer una mariscada con Vir y con C.o.v. (más que nada para que toquemos a más!). Jajaja!
Ha quedado claro que soy de interior muy interior. Sabía que era mejor que estuvieran vivos, no que si estaban muertos no se vendían ni se debían comprar.
Algo nuevo que aprendí hoy.
Se me hace la boca agua… ¡cangrejos con pimentón!
Yo es que si los veo vivos luego me dan una pena que… aissss
que envidia me dais, que jodios jajajaj
besossssssss
Pues nos quedamos sin papear bueyes allí. Una pena.
Aunque la verdad, también aquí hace tiempo que no le echo la mano encima a un bichaco de este pelo. Y a estas horas de la mañana me desayunaba uno… Mejor me voy a por un pincho de tortilla porque voy a acabar mordiendo una mesa. El hambre me domina.
y recordar que estuvimos a punto de pedirle o comprarle el buey de mar para papearnoslo por la noche. Hubiera sido nuestra mascota, Tenacitas.
Oria, yo creo que lo mejor para afianzar conceptos es meterse una buena mariscada. Cangrejos con pimentón, al vapor, bogavantes, centollos, bueyes de mar y aunque no entre dentro de la materia de este curso podemos adelantar algo si ya nos metemos también un poco de pulpo! mmmmm… demasiado temario?
Belén, a mi me pasa igual con el cordero… me da una penaaaaaaaa, que luego me cuesta taaaaanto comérmeloooo… 😉
Un pincho de tortilla mañanera no está nada mal como resiganción marisquera, don Nodoyuna. Espero que haya saciado ese pozo sin fondo que da por llamar barriga.
Santiago, dichosos los ojos. Tenacitas habría sido una digna y efímera mascota. Mucho me temo que no habría habido remordimientos a la hora de cazuelearlo. 🙂