Tan sólo el viento que incansablemente se paseaba por el desierto intentó empañar el momento. Ondulando la fina sábana de agua del salar de Atacama, nos privó de esa cordillera estallando en rojos reflejada entre flamencos. No tendríamos montañas por partida doble, pero por mucho que se esforzara, por mucho que soplara no iba a poder arrancarle ni un ápice de magia a un atardecer cargados de magentas y morados. Y es que habría que rebuscar muy adentro, entre las páginas de innumerables diccionarios, para encontrar la manera de describir esos últimos momentos del día.
No podía empezar con mejor pie Atacama, uno de esos destinos míticos, desierto de renombre lleno de historias, recuerdos imborrables para un lugar árido, seco (el más seco del mundo se atreven a aventurar los que gustan de poner etiquetas) rodeado de seis miles, volcanes y picos donde aún brillas las nieves en un vasto espacio que llega má allá de donde alcanza la vista. Nos quedan algo más de dos días para recorrerlo. Tenemos la obligación de disfrutarlo.
�l, por su parte, ya está cumpliendo.
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Más info: Atacama | Chile
Alojamiento y excursiones: Explora
Otra asignatura pendiente y ya he perdido la cuenta. Qué maravilla y qué suerte haberlo visto a través de tus ojos y de tu cámara.
Gracias!! 😀
Espectacular escenario captado por la lente!!
Atacama es una maravilla!! 😀
Wow, menudos paisajes Chile y gracias por mostrarlos con tu estilo tan personal Ignacio
Muchisimas gracias David!! 🙂