¿Pues no nos habían robado el mazapán? Si, si, como lo oyen. Ese dulce de azúcar y almendras que nos atiborra los carrillos cada Navidad, el mismo que añade su granito de arena a nuestras promesas inconclusas de apuntarnos al gimnasio, ese mismo. Maldita sea, los alemanes presumían de ello y no sólo eso, sino también de su increíble Marcha Triunfal del mazapán por el mundo.
Así a primeras hablar de la apasionante Marcha Triunfal del Mazapán por el mundo, no resultaba del todo intimidante, para que engañarnos y mucho menos para la seriedad germana, pero había algo de realidad y mucho mercado en todo ello. Como no podía ser de otra manera.
Lubeca (Lübeck) se convirtió en la capital de la Liga Hanseática y desde allí se accedía a todo el mercado del Mar Báltico. Lo cual era mucho y muy importante para los mercaderes de las Hansas. Así que desde ese puerto llegó a un montón de ciudades imperiales, como Moscú o San Petersburgo, creando así la fama de que el mazapán alemán, procedente de Alemania, era el favorito de las grandes casas nobles del Norte de Europa.
Lo cierto es que a pesar de tener en España dos denominaciones de Origen para el producto, el de Toledo y el del Soto en la Rioja, el origen del mazapán apunta Persia, entrando con la invasión árabe en la península Ibérica y por lo tanto ahí en España. Así que a pesar de mi ridícula vena patríotica por el Mazapán, lo cierto es que ni para uno ni para otros. De hecho, si a mi no me gusta el mazapán y yo en Navidades prefiero las bolitas de coco. He dicho. Pero bueno, dejando a Lubeca con su museo del Mazapán y sus esculturas de la susodicha materia de tamaño real, la antigua capital del comercio del Norte de Europa era un encanto de localidad para visitar.
Un canal entre los ríos Treve y el Wakenitzes, rodeaba su casco antiguo, patrimonio de la UNESCO. Al ser una ciudad portuaria tan importante creció como la espuma, se llenó de nuevos ricos que se construían grandes mansiones y en poco tiempo se quedaron casi sin espacio. �¿Y ahora? ¿Donde metemos a nuestros pobres?� debieron pensar. La solución fue abrir pasadizos desde las calles hasta los propios patios interiores donde se construyeron pequeñas casas para los trabajadores.
Las casas ya no existen, pero si los pasadizos que son parte del encanto de la ciudad. Entrar uno y a ver donde acabas. Lo más normal es que te encuentres en mitad de una barbacoa de vecinos, o un rincón tranquilo donde tomarte un café o leer un libro.
Lubeca ha perdido ese motor que tuvo antaño a favor de Hamburgo y es un lugar de lo más agradable que aún así cuenta con más de 200.000 habitantes. Unos cuantas tabernas donde fluye la cerveza y el pescado como especialidad de la zona completan el cuadro, así que para los valientes ya saben. Agarren con fuerza su cerveza de litro y… Prost!!
Parte del Minubetrip por el Norte de Alemania, Mayo 2012
Salud compañero 😀
Te pareces bastante al diablillo 🙂
Bonito lugar!
Excelente!! Las fotos me encantan. El enfoque hacia el mazapán me parece muy bueno jajaja. Aquí quedamos a la orden. Saluditos lubecanos para ti y tu tropa.
Lübeck! No lo conozco, pero el mazapán es del poco dulce que me gusta en Navidad.
Prost!
Iré dentro de un mes. Gracias por la información. Otra ciudad realmente bella a orillas del Báltico es Gdansk. También pertenecía a la liga Hanseática. Salu2