La estabilidad de la delgada barca no ofrecía ninguna confianza, pero mientras se deslizaba suavemente por el laberinto del manglar, bastaba con mantenerse estirado y no hacer ni un movimiento brusco, lo justo para esquivar alguna rama o algún que otro tronco rebelde que se interponía en el camino. El bosque se alimentaba del agua, pero allí, en mitad del mar, en una de las Islas del Rosario, era agua salada.
Esa es una de las características del manglar, formado por el mangle, un tipo de árbol que tolera sin pudor el agua salada y que ampara entre su madeja de raíces sumergidas, un montón de vida, además de ser una protección natural contra huracanes y pequeños maremotos. Excelente curriculum. Lo atravesábamos pasando de la frondosidad más absoluta a claros de agua, lagos, también salados, rodeados de árboles.
Fue uno de los pequeños lujos de nuestro breve visita a las Islas del Rosario. Los hay con más suerte y tiempo, que optaban por la opción de quedarse alguna noche en alguno de los alojamientos de las treinta islas archipiélago, algunas tan pequeñas que sólo pueden albergar una casa. El retiro más paradisiaco. Tu propio pedacito de caribe.
Otros optan por islas algo más grandes, con esas habitaciones que dan directamente al mar, listos para tomar el sol y no hacer nada más que posar la mirada sobre las aguas. Pero si eres un poco más activo y la hamaca no es suficiente, siempre queda ver que secretos guardan sus aguas, pues todo está rodeados por arrecifes de coral.
Desde un punto de vista objetivo, no son los mejores del mundo, pero son bastante dignos para darse un buen chapuzón de snorkel, aunque como siempre, la experiencia es mucho más aconsejable si se hace con botella de oxígeno a la espalda.
Aún así se quedaron muchas cosas en el tintero, o mejor dicho, en la arena de la playa, y es que una excursión de un día no da para mucho, los barcos no salen excesivamente pronto y vuelven antes de lo que debieran, pero bueno, tampoco Adán y Eva pudieron estar todo lo que quisieron en el Paraíso.
Parte del Minubetrip por Colombia.
simplemente genial…
me han hecho mucha gracia tus ultimas palabras «tampoco Adán y Eva pudieron estar todo lo que quisieron en el Paraíso�
un saludo!
El manglar es un hábitat, no un árbol; si no me equivoco el árbol se llama mangles.
Los manglares son alucinantes! (Y como te dice aqui_c, el manglar es el conjunto. El árbol solo (aunque nunca aparece en solitario) es el mangle.)
Un lugar fascinante, de esos que nunca se quieren abandonar. Espero poder visitarlo algún día! Gracias por descubrirmelo…
Ups. Disculpas. ¡¡Corregido!! gracias por el apunte a los dos!!!
Aprendida la lección… mangle, ajám.
Los manglares son increíbles, la belleza natural que alojan dentro de su enmarañado de ramas siempre sorprende
¡Hola Ignacio! Tu podcast sobre Colombia me ha inspirado muchísimo a la hora de elegir mi ruta por este país.
En Islas del Rosario, ¿alguna recomendación especial? ¿alguna isla que merezca más la pena? Comentabas que te hubieras quedado más tiempo y seguramente pase una noche.
¡Gracias y besos!
Valeria.