(Comienza, espero, la operación puesta al día. Momentos y visitas que serán relatadas en su momento me han mantenido algo escasito de tiempo pero hagan al caso que este post debería haberse escrito un 25 de Agosto de 2010)
Afortunadamente ninguno de los peligros que supuestamente me habrían de acosar en Chihuahua se materializó y ajeno a los rumores que me desaconsejaban pasar por allí (�está muy bruto�, decían) donde las luchas de, con y contra los narcos están, aseguraban, a la orden del día, acabé paseando por allí sin absolutamente ningún problema.
Confieso que tampoco es tuviera un interés especial en llegar a Chihuahua, pero era el punto final del recorrido que cruzaba las Sierras Tarahumaras que me habían dejado regalos como la barranca del cobre y si bien, el recorrido final desde Creel ya perdió gran parte del interés que si tuvo el primer tramo, no me apetecía demasiado regresar por el mismo camino.
Fue una excelente manera de poder hacerme una idea (tras la ventanilla del bus) de las zonas montañosas de la Sierra Madre, al mismo tiempo que me daba de bruces con la cultura norteña. La misma que viste de vaquero, sombrero, botas de cuero (motivo por el que decenas de limpiabotas pueblan las aceras), cinturones anchos de enormes hebillas y un calor abrasador.
Los mismos norteños que cantan, acordeón en mano y a ritmo de bajo eléctrico, guitarra y batería, narcocorridos, historias de narcos, de esas que pocas veces acaban bien y que tanto furor causan en el resto del país. Territorio enemigo, que se podría decir, salvo que tenía mucho de tranquilo y poco de enemigo. O quizás será que yo no lo supe ver. Agradecido estoy.
No fue una parada demasiado interesante, por mucho que uno no pueda dejar de relacionarla con diminutos perros de grandes ojos. Ciudad inevitablemente de paso sin demasiados alicientes y punto de partida en mi descenso hacia el sur del país. Durango, la siguiente en la lista, si que contaba en cambio con muchos más atractivos coloniales entre los que pasear.
Es una constante en México. Con la llegada y colonización hispánicas, las ciudades ya no volverían a ser las mismas y ahora uno de sus principales atractivos es curiosamente, su europeizada arquitectura. Fueron muchas las ciudades que se fundaron en esa Nueva España y generan una sensación muy familiar. Arcos y soportales de piedra, casas bajas, plazas de piedra rodeadas por arboles y bancos, donde hacer vida, donde se congregan los puestecillos de comida: elotes, raspados, nieves, tostilocos…
Aunque claro, cortadas todas por patrones similares, tras un tiempo visitando ciudades, los límites dejan de estar claros y las imágenes se mezclan. ¿Esta plaza, en que ciudad estaba? ¿Y estos arcos? ¿Y estas calles colocadas en perfectas cuadrículas? Y se sucede un poco la sensación de dejavú entre coloridas calles, iglesias y catedrales.
Durango tuvo el aliciente de que su terreno desértico fue ideal para las producciones de westerns entre 1950 y 1990, con lo que las visitas de clásicos como John Wayne, Clark Gable o Robert Mitchum, le dieron sus décadas de fama. Declinó de la misma manera que casi todo lo hace y ahora apenas quedan en las afueras parques temáticos intentando vivir de lo que fue, mientras en espíritu del cine aún se respira por las calles, aunque sea en breves suspiros y se sigue utilizando para producciones más modestas.
El giro de paisajes se dio hacia el Oeste, hacia el Pacífico, hacia el mar, donde me esperaba la más que agradable Mazatlán. Mantenía el mismo patrón de casas coloridas arañadas por el tiempo y la edad, las calles caóticas de coches, autobuses y furgonetas colectivas, y le añadía los agradables tonos del mar, los pescadores, las barcas, el malecón.
Me resulta inevitable comparar, a grandes rasgos, México con el Sudeste Asiático. A un nivel, si me quieren entender, mucho más filósofico. De ritmo de vida. De volver a regalar sonrisas. De vivir en la calle. De que todo es posible.
Mercados ruidosos, llenos de gente, puestos de comida callejera que se cocina y sirve en vivo, sin trampa ni cartón. Curiosidad por el recién llegado y amabilidad. Aquí tiene usted su casa, güerito. Y tejiendo una delicada red, te van atrapando.
No obvio el hecho de que donde más, donde menos, siguen siendo zonas turísticas, pero siguen conservando, para el que quiera verlo, muchísimo encanto. Se me quejaban los locales de Puerto Vallarta, mi siguiente parada, que eso, a pie de playa, con altos hoteles preparados para el dinero extranjero, no era México. «Esto es Miami», me aseguraban.
Las quejas, bien las saben ellos, son de las que se dicen con la boca pequeña, mirando en la dirección opuesta a la que viene el dinero. Aún así, Puerto Vallarta me pareció tremendamente atractiva en cuanto uno se dispusiera a callejear un poco y alejarse de la primera linea de batalla siempre y cuando el abrasivo calor así lo permitiera.
Acabas encontrando una mezcla de lo más variopinta, medio manteniendo lo que ya tenía, medio adaptándose a lo que viene, sin estar muy claro donde o a partir de que calle están los límites, salas de fiestas discotequera a breves metros de mariachis buscando a quien cantar, sin orientación fija, que lo mismo van hacia el local que hacia el que es ajeno.
El malecón bulle con todo lo imaginable, desde artesanos, a vendedores de juguetes y globos, artistas, escultores, guiris en bañador. Todo se mezcla.
Y mientras te rompes la cabeza intentando clasificar lo inclasificable, mientras te siguen tratando de americano, my friend, te acabas sentando a disfrutar del atardecer sobre el Pacífico, mezclado, de manera extraña, mirando al resto de transeúntes con la misma curiosidad con que ellos te miran a ti.
Unas cuantas ristras de fotos más, por si algún alma inquieta se siente aún con ánimos, en sus respectivos sets: Chihuahua, Durango, Mazatlán y Puerto Vallarta. 🙂
Exquisito post! Maravillosas fotos; y curiosamente es verdad:
«Los límites dejan de estar claros y las imágenes se mezclan. ¿Esta plaza, en que ciudad estaba? Y se sucede un poco la sensación de dejavú entre coloridas calles, iglesias y catedrales…»
Muchos estados de la república son muy parecidos en ciertos aspectos arquitectónicos y viales, más hacia el centro, el parentezco entre Guanajuato,Oaxaca,Puebla, Morelos y Querétaro es alucinante…
Saludos!
Gracias por este post.
Preciosas las fotos anaranjadas como la que has puesto al final del post, he visto el resto en Flickr y tela, molan.
Mazatlan 26 es, ¿cómo diria yo?… ¡espectacular! ¡Vaya momento que has congelado con tu foto! ¿te costó muchos disparos?
No tengo nada que decir, pero por saludar y eso xD
Hola Ignacio, me gusta tu comparación en un sentido de filosofía de vida de México con el Sudeste Asiático, me parece muy atinada.
Me hace emoción ver desde tu lente algunos lugares que conozco perfectamente.
Espero con emoción los siguientes posts, muchos saludos y suerte!!
¡Viva México!
Y tras empaparme de todas las colecciones de flickr… cargando… 80% completado… cargando… 90% completado… bip! 100% magia completado, deconecte el dispositivo de la fuent…
Vaya viajazo te estás pegando, compañero!! Me he vuelto un fiel seguidor de tu blog. El concepto es como el del mío, pero yo soy el hermano pequeño!! jajaja Vaya angular y vaya encuadres. Sigue disfrutando por el mundo, yo veré qué puedo hacer para volver a salir de Madrid!
Saludos y palante!
Si vas a llegar hacia sudamérica y quieres recomendaciones, preguntame!
Jo que bonita la última! :).. y mazatlan 8 tb! Que cucas..
¡Increíble! Gracias por este set de crónicas geniales 🙂
las fotos? descomunales como siempre, Mister!
el post excelente como nos tenés acostumbrados 🙂
abrazoooooooooooooo
Que belleza de fotos!!!! No puedo esperar por el relato y las fotos de Guadalajara, nos tienes comiendonos las uñas. Un abrazote!!!
Un Käfer (Beetle!)… ¿siguen construyendo este VW en Méjico? Tráete uno anda!
Y la foto de la estatua da un miedo que pa qué… a lo Tim Burton- ¿Quién es el pobre esculpido?
Una maravilla de imágenes, la del señor limpiando zapatos en blanco y negro mi favorita.
Que te podria decir el dia de hoy mi guerito ;P, muchos lugares a visitar para una sola publicacion y una mezcla rapida de sentimientos, como siempre encantado de leer, la otra pregunta comiste tostilocos?, no te imagino comiendo eso.
Saludos.
Eduardo Robles, muchas gracias! Si que es verdad que las ciudades son muy parecidas entre sí. 🙂 Me quedo con la naturaleza… jejeje
Andrés Jarit, muchas gracias! 🙂
Rham, unas cuantas ráfagas, lo confieso… XD
Alberto / Zumito, saludado quedo entonces. Jajaja! 🙂
Daniel Aréchiga, me alegro un montón. Siempre resulta curioso ver como otros han visto lo que tu conoces. A mi me pasa cuando veo fotos de Londres o Tokio… jejeje
Isabel, Viva!!
Tamaruca, pobre, debes estar reventaita!! gracias por el esfuerzo!! Bss!!
SER, muchas gracias. Pedazo viaje el tuyo también, eh? A sudamerica no creo que llegue, estoy haciéndome a la idea de que vuelvo en breve. 🙂 Pero volveré para hacerlo, así que ya te preguntaré en algún futuro! Gracias!!
Monttse, 🙂
Rogelio, muchísimas gracias!
Biayo, pues muchas gracias!!
Nancy, ya lo tienes. 🙂
Japogo, los escarabajos (VW) son supercomunes aquí. Parece ser que fueron bastante ecónomicos en su momento y los hay por cientos… 🙂 La foto es de un tal bustamante (ejem), todo un artistazo por aquí. Todas las esculturas del malecón de Puerto Vallarta son suyas… a mi me gusta un montón. 🙂
Gem@, gracias!!
Monchoman, tostilocos son como los nachos, no? 🙂
🙂
Entre tu retraso a contarnos y el mío en leer, ya no sé ni por donde andas ;).
De todos modos aunque se hagan esperar tus post son maravillosos.
saludos.
nada, nada… sigo en México! 🙂
Hola me alegra que te gustara mi país y la forma en la que relatas tus experiencias. Solo tengo una duda visitaste el museo de Francisco Villa en Chihuahua o Durango? Saludos y un fuerte abrazo en donde quiera que te encuentres. Suerte en tus próximas aventuras.
PDTA. Tus fotos son excelentes